Mi vida sexual no siempre fue como un cuento de hadas. Me avergonzaba de mis necesidades y mi entorno reaccionaba a mi insatisfacción no con sugerencias sino con críticas. Así que me dije: basta a 100 años de sueño y esperar al príncipe, y sin más preámbulos me inscribí en JOYclub. Este es mi testimonio.
Por Sophie_HH93
Érase una vez... la vida antes de JOYclub
Antes de mi renacimiento, hubo un tiempo en el que creía estar atrapada en una pesadilla. Me sentí encerrada en mi relación y en mi entorno. La satisfacción sexual tras el primer arrebato de enamoramiento no se materializó. Mi autoestima estaba plagada de dudas.
No estaba contenta con mi peso. No me sentía escuchada. Mis deseos y fantasías sexuales eran ignorados por mi pareja. En general, me costaba abrirme a mi entorno y confiar en mis amigos. Intenté comunicar mi insatisfacción con más claridad. En parte, conocí a algunas personas afines, pero también críticas. Me di cuenta de que las mujeres se avergüenzan de todo tipo de temas en la vida.
Se avergüenzan de la forma de su cuerpo y cuanto estan pesando, de orgasmos fingidos, de sus preferencias sexuales, de sus labios vaginales, de sus pechos de diferentes tamaños y también de sentir demasiado placer. Las críticas que recibí fue como si estuviera apretando demasiado fuerte un ramo de flores con mi mano. La opinión de la sociedad se parecía al hada malvada de un cuento de hadas y decidí romper este hechizo.
No se busca príncipe
¿Conoces el problema de lujo cuando tienes tantas opciones que te abruma la elección?
Bienvenida al mundo del exceso de hombres en los portales de Internet.
Mi bandeja de entrada realmente explotó después de registrarme en JOYclub; no sabía por dónde empezar. Desde mensajes que parecían una carta de presentación, mensajes cortos - Hola, ¿qué tal? -, cumplidos hasta alguna que otra fotopollas, había de todo. Por supuesto, también me surgieron dudas sobre si el hombre de la foto se escondía tras el perfil o era otra persona, o desde cuándo me gustan los hombres sin pelo.
También me pregunté qué buscaba en realidad. Se trataba de placer y deseos. Quería experimentar sin vergüenza; tener citas que solo fueran de sexo. Citas sexuales, sin falsas expectativas.
Atención: Enviar fotos de pollas no solicitadas es ilegal. A algunas almas perdidas no les importa, por desgracia, pero en JOYclub tienes la opción de configurar un filtro de fotos. Este difumina las fotos y tú decides si quieres verlas o no.
Y a todas las personas con pene: si quieres enviar una fotopolla, por favor, pide consenso y aún mejor, ¡sé tan creativo como aquí en el concurso de fotos!
Escribí un breve mensaje de respuesta a algunos hombres, entre ellos un hombre calvo con ojos impresionantes. Me gustó su conjunto. Me gustó su foto, su forma de expresarse. Poco después de crear mi perfil, volé a Ciudad del Cabo, así que por ahora nos comunicábamos solo por chat. Teníamos cierta conexión al escribir y estaba curiosa si se confirmaría en la realidad. Quería conocerlo.
Volví a Hamburgo y quedamos espontáneamente para tomar un café. Mi corazón latía muy fuerte, estaba nerviosa. Cogí un taxi hasta las Torres de Baile. Ahí me esperó en la entrada. Estaba terriblemente nerviosa y, cuando bajé del taxi, mis ojos buscaron entre la multitud al hombre que se parecía a las fotos intercambiadas. Rápidamente lo localicé.
Estaba de pie, relajado, y sonreía hacia mí. Nos abrazamos primero y nos quedamos cerca el uno del otro. Olía muy bien y me sentí aliviada de que realmente me gustara visualmente. Me preguntó si todo iba bien y si estaba contenta o decepcionada. "Todo bien. ¿Y tú?", le pregunté. Él seguía sonriendo y dijo que podría haber sido peor. Nos reímos juntos y me preguntó: "¿Café?"
Paseamos por la zona, charlando un poco. Yo todavía nerviosa. En algún momento llegamos de nuevo a las Torres de Baile y me quedé un poco indefensa frente a él. Entonces simplemente me besó. Me sorprendió, pero me gustó su manera directa. Me preguntó si tenía ganas de subir con él; y me comentó que la vista de Hamburgo desde su oficina es muy hermosa.
Un cuento de hadas diferente
Abajo en la calle la multitud de personas se agolpaba, los coches avanzaban lentamente en el caos del tráfico, a lo lejos podía ver las grúas del puerto, detrás de mí, en mi nuca, su cálido y pesado aliento mientras él me tomaba sin freno por detrás en la planta 21 de las Torres de Baile.
Su ritmo se aceleró, mis pechos se presionaron contra el cristal frío de la ventana de su oficina, y cuando el cosquilleo en el interior de mis muslos se convirtió en un temblor, no pude evitar gemir de placer. No me importaba que la gente de otros edificios y de la calle pudiera verme. Lo único que importaba en ese momento era mi deseo.
En mi opinión, definitivamente hay peores descansos para el almuerzo. Así en medio de la pulsante metrópolis tuve mi primera cita de sexo intencional.
Después del sexo, apenas hablaba. Sólo escuchaba de él ocasionalmente después de eso, pero no me importó. Quería sexo sin complicaciones y placentero y eso es exactamente lo que había tenido. Me sentí viva. Y en el camino de regreso a casa, ya estaba respondiendo a nuevos mensajes.
Mi billete a un mundo de deseo
Al principio en JOYclub, mi objetivo principal era mejorar mi ego. Me inscribí en JOYclub después de que un compañero de trabajo me hablara de la plataforma. En aquel momento ya vivía en Hamburgo. Si todavía viviera en una pequeña ciudad, quizá no me habría atrevido a crear un perfil. Me abrumaban un poco todas las impresiones, los mensajes interminables. Investigué preferencias de las que nunca había oído hablar, y con el tiempo descubrí un gran campo de juego para el placer sin límites.
La revolución sexual de Sophie
Al principio seguía siendo cuidadosa, pero al cabo de un tiempo mis límites originales se ampliaron. Una y otra vez superé el miedo y la vergüenza. Los prejuicios desaparecieron. Empecé a tener citas sin pudor y a experimentar salvajemente. Llegué a conocerme mejor a mí misma y a mis deseos, conocí a hombres que parecían no tener ningún problema con mis curvas. Me di cuenta de que no tengo que avergonzarme por cada kilo más que tenga. Mi timidez de mostrarme desnuda se desvaneció poco a poco.
Ahora podía concentrarme plenamente en mis necesidades. Antes había tenido malas experiencias con el sexo anal, ahora es una de mis mayores preferencias. Desde que conocí el término "rimming" y lo probé, "lameculos" tiene un significado totalmente diferente para mí.
Hace unos meses conocí a un hombre con el que tuve mis primeras experiencias BDSM y seguiré explorando. Hemos visto a otras parejas tener sexo en fiestas y en privado y nos hemos dejado guiar por la lujuria. Próximamente probaré la lluvia dorada. Activa y pasivamente. Lo espero con impaciencia.
Felices para siempre
El voyeurismo, el exhibicionismo, el fetichismo, el BDSM solían tener un carácter oscuro y hoy en día, sobre todo gracias a plataformas como JOYclub, han llegado a la vida sexual cotidiana de muchas personas. Lo realmente agradable es que una plataforma de este tipo muestra a la gente que no está sola con sus inclinaciones e impulsos. Los miembros son todos diferentes y no puedes identificarte con todos, pero hay una regla de oro: ser discreto con los datos de los demás y preservar su anonimato.
He adquirido una seguridad interna a través de las numerosas citas, el intercambio en los foros y conocer a gente que está en un viaje similar al mío. Por fin me siento bien. Me gusto y me doy cuenta de que mis necesidades son legítimas. Puedo mostrar mi deseo. Conozco mis límites. Puedo y debo decir sí o no.
He aprendido a amar mi cuerpo y no tengo que esconderme. Me he despertado a mí misma y por fin soy libre.
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