“¿Cuántas veces nos observamos en el espejo con curiosidad? ¿Nos cuesta ver nuestro cuerpo desnudo? ¿Qué relación tenemos con el cuerpo que habitamos? ¿Por qué lo sexualizamos o lo infravaloramos?” Estas son algunas de las preguntas que plantea María Sierra en su proyecto artístico EXPONTE-DESPÓJATE. En su artículo se habla de desnudo, censura, diversidad corporal, autoestima y, sobre todo, mucho arte.
Por Eme_Sierra_Art
Soy María Sierra. Licenciada en Bellas Artes, con sensibilidad por el arte y el detalle, trabajo como consultora de marcas y diseñadora de productos digitales, pero lo me apasiona es dibujar y crear... todo lo relacionado con el arte. En general, nunca he compartido que dibujaba, es más, no dibujaba. Tras mucho tiempo, retomo el lápiz con esta muestra, donde trato también de exponerme, y que mejor que hacerlo a través de mis dibujos. Ahora… ¡He encontrado mi propio camino!
¿Exponte, despójate?
¿Exponte, despójate?... ¡Qué sinónimos tan apropiados para este momento! Parece que llegar a este título no ha sido casualidad y tiene que ver con el momento vital, no solo por exponer mi cuerpo a través del dibujo, sino por el mero hecho de exponer mis dibujos. Un paso hacia la propia vulnerabilidad de mi mente, hacia ese boicot interno, hacia la autocensura vivida durante este tiempo.
Han pasado 15 años desde que dejé de dibujar, sí… parece que el momento de volver era ahora, y os voy a contar cómo he vivido la censura en mi propio proyecto, desde mí misma, hasta mi propio entorno.
Lo que te viene de serie
Digamos que, si tengo que hablar de los propios sentimientos que me han pasado en este proyecto, he pasado por varios estados; la censura personal, la mía misma, desde un “¿a quién le va a interesar esto?, ¿me van a juzgar por pintar desnudos?, ¿qué va a pensar/decir mi entorno?”, después, sobrevenía un mensaje contradictorio en mi cabeza: “pero si yo esto lo hacía en la carrera tan feliz, cuando posaban en la asignatura de dibujo al natural, dibujaba, sin juzgar”.
El primer dibujo que hice fue el mío, solo tuve que escoger una fotografía que me había hecho un día mi expareja. La miré y lo dibujé, simplemente lo hice, después vinieron una serie de fotografías donde sí me expuse ante el espejo y ante mí misma.
Mi pudor ante la desnudez
Posteriormente, dibujé a mi madre… ese fue el siguiente paso. No sé vosotros, pero en mi casa el desnudo se vive desde el pudor y nunca he visto a mi madre completamente desnuda. Quizás esto es heavy, quizá todo esto influya en como yo percibo y he vivido el desnudo.
El caso es que un día decidí asediarla después de ducharse, y preguntarla si posaría para mi muestra, y sin ningún recelo, dijo que sí… esto me dio que pensar: “¿Las trabas las pongo yo, las pone mi percepción, las pone la sociedad? Mi cabeza explotaba.
Continué dibujando las fotos que me enviaban, con una mirada transparente. No sé como explicar esto, pero no he tenido un sentimiento o una impresión negativa o positiva de ninguna imagen, mi fin ha sido, narrar una historia, y cuanto más leía sobre la censura en la historia sobre todo, del arte, más creía que esto tenía cierto “poder”. Por fin, había encontrado mi propio camino. Las preguntas desde fuera eran curiosas: “pero, y la gente ¿qué te envía?”. “Desnudos”, contestaba.
La censura familiar del desnudo
La censura familiar no ha pasado inadvertida, aquella en la que sutilmente te dicen si se te ha ido la cabeza y si no has pensado en volver a dibujar paisajes. Parece que encontrar un propósito y algo que contar, a veces es molesto, qué curioso, también es molesto todos los años reprimidos viviendo en una sociedad machista y patriarcal en la cual, solo bajas la cabeza y asumes tu papel, tu rol, y encima te penalizas por no estar a la altura.
La censura en la historia
Conforme iba indagando sobre la historia del desnudo, más me iba dando cuenta de la censura en la historia, que va más allá de las normas impuestas, ya que el desnudo natural sigue incomodando a la gente y en ocasiones enfada, se juzga y penaliza. No soy la primera en darle vueltas a este pensamiento, lo curioso es la obsesión contemporánea por la perfección corporal que vivimos en la actualidad y que la representación artística busca claramente lo contrario, la diversidad humana, destacando artistas como Francis Bacon y Lucian Freud quienes exploran esta temática desde perspectivas distintas pero igualmente impactantes.
Además, los testimonios que he podido recoger en toda la muestra y que están presentes en mi libro, son desgarradores, de todos ellos, no hay ni uno que diga algo positivo sobre el desnudo… quizás la muestra no sea representativa, pero para mí si es representativo que todos y cada uno de los testimonios hable de la no aceptación al cuerpo, de una mirada segada y que juzga. Me parece un atropello.
“¿Nos cuesta ver nuestro cuerpo desnudo? ¿Qué relación tenemos con el cuerpo que habitamos? ¿Por qué lo sexualizamos o lo infravaloramos?”
Conoce el libro de María Sierra.
Lo que te encuentras en el camino
Por otro lado, ya en la faena de contar en mi Instagram como es el proyecto, subir fotos, dar la matraca con el tema, me he encontrado la censura en redes, el texto redactado influye y pezón ni te cuento; pero lo más fuerte ha sido encontrarme con personas influyentes que se apropian de la palabra feminismo, pero que no son capaces de apoyar un proyecto que no les va a retribuir + followers. Desde luego, visibilidad poca, censura mucha, lo denominaría, censura influencer, no se juzga tu mensaje, se juzga tu alcancé en redes… otro sesgo queridos.
Otro dato curioso, pese a que las mujeres vivimos la represión del cuerpo mucho más allá, es que la participación de desnudos femeninos ha sido mucho mayor al de los masculinos, paradójico teniendo en cuenta la mirada hacía nuestros propios cuerpos. Pero al preguntar el motivo, muchos de ellos consideran que su cuerpo, masculino, no es digno de mostrar, no era bello, ni retratable… ¡Estamos locos de verdad!, ¿qué nos han metido en la cabeza?
En la exposición en InkGallery, me pasó algo que ya no sé ni como contar. Varías personas me preguntaron si el modelo había sido elegido así a propósito. “¿Así, cómo?”, decía yo. En sus cabezas rondaba la idea de un modelo fibroso, tipo David de Miguel Ángel, que pudiera ser pintado como un Adonis…Mi proyecto, en cambio, viene a hablar de la diversidad del cuerpo, de la aceptación, en contra precisamente de esa censura mental.
Lo que te llevas de aprendizaje
Pero no todo es negro, como el sarcasmo que lo pongo a la vida, quizá mis dibujos son tímidos, veo otros artistas que trabajan el arte erótico tratando escenas mucho más sexualizadas, y no lo juzgo.
Mis dibujos son reales, de personas reales. Creo que lo bonito de este proyecto, es que es un proyecto vivo en el que todos los participantes han dado un paso hacia su propia mirada, hacia su propia vulnerabilidad.
Muchas me dieron las gracias, las gracias por haber sacado un momento íntimo y haberse mirado, sin juzgarse, y el haber podido sacarse esas fotografías, que le había costado tanto hacerse, que con tanto recelo me entregaba, pero con tanta felicidad me decía que había sido un momento muy bonito y me lo agradecía enormemente. Yo me quedo con eso.
En mi libro y en mi muestra, quiere dar visibilidad al desnudo desde la perspectiva artística y feminista, representando a hombres y mujeres y saltándonos las censuras impuestas. Con esta propuesta, quiero revalorizar la propia identidad a través del cuerpo, de la autopercepción y de nuestra autoimagen, poniendo en valor que el cuerpo no es solo un lugar de sexualización, sino también un lugar de identidad. Porque queridos… ¡Qué sería de la vida si no consigues mostrarte tal y como eres!
Me gustaría convertir este proyecto en un movimiento VIVO. Ahora es tu turno, atrévete a mirarte, atrévete a aceptar quién eres también desde tu propia identidad, desde tu propio cuerpo. ¿Me acompañas? ¡Desnúdate en el foro!
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