gif
©

El efecto espejo

Una mujer liberal y un entorno que la juzga

En una reunión con amistades verticales fui juzgada, acosada con preguntas impertinentes y desnudada con miradas y propuestas sexuales. Todo por un entorno que refleja sus miedos y anhelos frustrados en la mujer liberal, joven y desinhibida que tienen delante.

Por HadadelSur

Érase una vez mi yo de hace 18 años acudiendo a cualquier reunión social donde hay hombres, mujeres, parejas y copas. Por causas varias, todas ajenas a mi voluntad, este animado grupo posee la información de que mi pareja y yo tenemos una relación liberal.

Las situaciones incómodas se disparan a mi alrededor. Algunas mujeres están demasiado pendientes de que su pareja no se me acerque mucho y me lanzan miradas desconfiadas. Otras, apresadas por la curiosidad, me preguntan detalles demasiado suculentos como para no cotillear sobre ellos, sin darse cuenta de que están invadiendo mi intimidad por satisfacer una curiosidad poco sana.

Luego las hay que se sienten prácticamente agredidas por el hecho de que yo (recordemos que era más joven) lleve una vestimenta un poco sugerente y mi aspecto es juvenil, desenfadado y desinhibido, algo que interpretan como una provocación nada adecuada para una reunión en la que hay niños y el ambiente es familiar.

Todos me hacen preguntas sobre mi experiencia en el mundo swinger, para averiguar si se parece o no a las fantasías que les ha brindado el cine porno

Y qué decir de los hombres. Algunos tienen prohibido acercárseme y me dedican en la distancia miradas nada discretas y señas para hablar más tarde. Otros sí se acercan, cerveza en mano, a fingir que los efectos del alcohol les obligan a decirme alguna suerte de piropo fuera de lugar, o algún comentario subido de tono. También, igual que sus mujeres, me hacen preguntas sobre mi experiencia en el mundo swinger, sólo que con objetivos más encaminados a averiguar si se parece o no a las fantasías que les ha brindado el cine porno.

En resumen: una jornada de tensión en la que no podía bajar la guardia nunca, ya que me había convertido en el centro de atención de un buen grupo de personas muy susceptibles que no paraban de hacer sus cábalas sobre cómo se desarrollaba mi vida. Lo peor del caso es que estaban en una posición de seguridad, es decir, ellos eran parejas y familias correctas a nivel social, y como nosotros no lo éramos no pasaba nada por hacernos sentir incómodos, faltar al respeto o presuponerme como una oportunidad sexual accesible.

Situaciones como estas me han acompañado continuamente desde entonces.

"El efecto espejo" viene a significar que todo aquello que nos disgusta de otra persona es el reflejo de algo que no tenemos bien resuelto en nuestra propia vida
El efecto espejo
©
 

Con el paso de los años he ido analizando y estudiando el porqué de actitudes como esta, hasta hallar lo que en psicología se llama “el efecto espejo”. A grandes rasgos viene a significar que todo aquello que nos disgusta de otra persona es el reflejo de algo que no tenemos bien resuelto en nuestra propia vida, a veces porque tiene un rasgo de nosotros mismos que no nos gusta, o porque nos refleja un aspecto al que tenemos miedo en nuestro más profundo interior.

Imaginad una persona que lleva casada 25 años. Su relación comenzó con un amor enorme y maravilloso que ya se ha quedado como una anécdota tan lejana que parece de otra vida. Ahora sobrevive emocionalmente centrada en una crianza que también se acaba, un trabajo que no siempre es satisfactorio y el orgullo de aguantar tal sacrificio por el bien de su familia. ¿Cuántas personas conocéis que vivan así? ¿Cuántas generaciones llevan viendo esto como algo normal?

Hablemos también de la persona que tras un sacrificio parecido a este, se niega a amputar su sexualidad y sus afectos permitiéndose alguna infidelidad ocasional y secreta. Y decide encerrarse en unas apariencias falsas combinadas con frecuentes crisis de culpabilidad.

Y en este momento aparece alguien como yo. Con ropa sexy, totalmente libre y encima un marido al lado que me adora y participa muy feliz en todo ello.

Sabiendo esto, volvamos a esa comida de domingo y pensemos en cómo yo era el espejo estandarte de los miedos y problemillas emocionales de las personas que allí habían. Rechazada por el miedo, que yo les reflejaba, a perder su pareja a manos de una chica más joven y más pendona.

Yo me saltaba esa norma a la torera con el beneplácito de mi marido

Otros me odiaban por su esfuerzo conteniendo el impulso de estar teniendo relaciones sexuales a mansalva en pro del bien de su familia, porque, como todo el mundo sabe, así hay que hacer las cosas correctamente. Y sin embargo yo me saltaba esa norma a la torera con el beneplácito de mi marido, que, para más inri, también se ponía las botas.

Luego, aquellos que me estaban haciendo sentir una mujer objeto porque ven reflejado en mí los deseos no cumplidos de su propia sexualidad y tienen, también, asumido que una mujer como yo no se va a tomar a mal ser avasallada con propuestas sexuales no solicitadas.

Las personas que practicamos las no monogamias no estamos aquí para destruir la monogamia de nadie

Siempre les he entendido a todos, conozco sus razones y no les culpo ni les juzgo. Sólo me gustaría imaginar un mundo en el que en una situación como esta alguien, aunque sea una persona, sea capaz de pensar que una pareja como nosotros ha conseguido poder amar con generosidad verdadera. Alguien que piense que hemos trascendido un montón de normas generacionales ideadas por otros, y que con ello hemos escuchado a nuestro propio corazón para hacer nuestras normas.

Las personas que practicamos las no monogamias no estamos aquí para destruir la monogamia de nadie. Simplemente hemos decidido relacionarnos de otro modo tomando distancia sobre lo establecido y normativo. Muy difícilmente podríamos romper una pareja puesto que nunca te relacionarías con alguien que no entiende ni respeta tus principios.

En ese mundo ideal que antes soñaba, he podido ver con gran satisfacción cómo vamos integrando que hay personas con otras tendencias sexuales, incluso de género sexual complejo y fluyente. ¿Por qué como sociedad no podemos también abrir la puerta a personas que quieren una libertad para amar, un modo de relacionarse que trascienda las normas hacia la generosidad de corazón, hacia el respeto por la libertad y realización personal de su pareja?

Lo normativo en una reunión social es aislar eso que es diferente, temerlo, atacarlo, ridiculizarlo

Pero no sólo eso, observad cómo lo normativo en una reunión social es aislar eso que es diferente, temerlo, atacarlo, ridiculizarlo… Cualquier cosa con tal de no sentirme atacado por mis propios miedos. Os imagináis cómo seríamos si al ver una actitud nueva y diferente nos limitásemos a entender, a no juzgar ni presuponer. A pensar que oír una idea nueva puede ser la oportunidad de un aprendizaje más en la vida.

Te deseo de corazón, querido lector, que cuando me mires veas sólo amor. Porque cuando me juzgas ves el reflejo de lo que llevas dentro, y yo deseo para ti tanto amor que no puedas ver ninguna otra cosa.


¿Y tú, qué opinas de las experiencias y opiniones de Hadadelsur? ¿Alguna vez has vivido una situación parecida? Cuéntanoslo en el foro.

 

Esto podría interesarte:

¿Ya conoces JOYclub?

¡Ingresa en nuestra exclusiva comunidad y disfruta de tu deseo!

En JOYclub te espera una gran comunidad que te ayudarán con consejos fascinantes que cambiarán completamente tu vida sexual. NO importa si eres hombre, mujer, trans, soltero o pareja - ¡vive tus fantasías con JOYclub! ¡Te estamos esperando!


Entra gratuitamente en JOYclub