En el mundo de la sexualidad y de las relaciones de pareja la diversidad está servida. De hecho, como sexóloga me atrevería a decir que es uno de los ámbitos humanos con más heterogeneidad, por más que nos intenten inculcar lo contrario por todos los medios. Un ejemplo de ello son las parejas abiertas, liberales y swingers, que encuentran en la no monogamia consensuada una manera de enriquecer su vida amorosa y sexual. Sin embargo, como en cualquier tipo de relación, estas dinámicas no están exentas de desafíos y dificultades.
Por Nayara Malnero
Nayara Malnero es psicóloga-sexóloga y creadora de Sexperimentando, un espacio donde educarte sexualmente y decir adiós a tus problemas sexuales y/o de pareja. Está especializada en la educación afectivo-sexual, terapia sexual y de pareja.
¿Todo es perfecto en las no-monogamias?
A veces, se tiende a idealizar la no monogamia y se asume el error de pensar que es una mejor alternativa en la que no existen problemas. Sin embargo, aunque la ventaja en cuanto a libertad es muy superior, eso no nos puede hacer olvidar que seguimos siendo humanos, con nuestras luces y nuestras sombras y que las relaciones personales, son difíciles igualmente.
¿Cómo identificar las relaciones tóxicas?
Por eso veo importante aprender a identificar las relaciones tóxicas, independientemente del contexto en el que se den porque, en el fondo, comparten las mismas características.
A continuación te cuento 5 elementos habituales que podemos encontrar en la mayoría de las relaciones tóxicas aunque estoy segura de que se te ha podido venir alguno más a la mente. Me encantaría aprovechar para matizar que no es necesario que se cumplan todos estos requisitos para considerar la relación como tóxica ¡faltaría más! De hecho, me atrevería a afirmar que con que solo se dé uno de ellos, es motivo suficiente para salir corriendo.
¿Te apetece descubrirlas para estar prevenido/a? Estoy segura de que todos estos elementos te serán familiares en algún punto y, quien sabe, quizás gracias a esta lectura te libres de pasar un mal rato:
#1 - Falta de comunicación
En las relaciones tóxicas suele faltar una comunicación honesta, sincera y abierta. No cabe duda de que la buena comunicación es la piedra angular de cualquier relación saludable. En una relación tóxica, la comunicación puede ser inexistente o tan excesiva que llegue a hacer daño, también puede denotar manipulación o, en definitiva, te hace sentir mal.
#2 - Desigualdad de poder
Las relaciones tóxicas también suelen presentar una desigualdad de poder entre las partes, y no precisamente como un juego consensuado de BDSM. Cuando una persona ejerce control sobre la otra con decisiones unilaterales, manipulación emocional o coerción, por mencionar algunos ejemplos.
#3 - Límites ignorados
La falta de respeto y la violación de los límites establecidos es otro ingrediente habitual en las relaciones tóxicas. Es indudable que una relación de calidad es aquella en la que existe respeto mutuo tanto a nivel comunicativo como con respecto a los límites pactados. Si sea cual sea tu tipo de relación ves tus límites ignorados, ese sitio no es tu lugar.
#4 - Falta de empatía
Cuando existe una relación tóxica, como mínimo, uno de sus miembros se comporta de forma poco empática. En una relación saludable las personas se apoyan mutuamente cuando lo necesitan y muestran empatía hacia los sentimientos del otro. En una relación tóxica no existe validación de las emociones y la falta de apoyo puede generar sentimientos de soledad y abandono.
#5 - Manipulación
Por último, existe un ingrediente habitual en las relaciones tóxicas que es la manipulación emocional. Es decir, hacer sentir mal al otro, generándole emociones de duda, culpa o vergüenza con el objetivo de lograr lo que se desea. La intención de la manipulación es el control y, como bien sabes, el control no es amor.
¿Cómo detectar relaciones tóxicas en no monogamia?
Y, llegados a este punto, ¿Cómo se manifiestan específicamente todos estos elementos en las parejas abiertas, liberales y swingers? Generalmente, con…
Lee esta reflexión de Alba Centauri y no te pierdas el video, donde habla de acuerdos, límites, jerarquías y mucho más.
- Celos: es la criptonita de las relaciones abiertas y el tema que más suele traer de cabeza porque, aunque la teoría suena muy bien, en la práctica nada es tan sencillo como parece.
- Competitividad: Las relaciones no monógamas pueden desencadenar sentimientos de competencia entre las parejas, que pueden llegar desde la manipulación del otro hasta problemas sexuales que veo habitualmente en consulta por la mera comparación. Te estoy hablando de dificultades para llegar al orgasmo, disfunción eréctil, problemas de control eyaculatorio…
- Comunicación inadecuada, bien sea agresiva (necesito imponerme y me muestro inflexible) o pasiva (no comunico mis necesidades por miedo) Si en una relación abierta no existe una negociación y el establecimiento de límites claros, no empezamos bien.
- Manipulación utilizando la no monogamia como excusa: esta es una situación habitual en personas que no son responsables afectivamente y que justifican sus acciones dañinas bajo el pretexto de ser liberales, sin respetar el consentimiento y los acuerdos establecidos.
¿Cómo tener relaciones abiertas y sanas?
Por todo esto, creo que queda claro que fomentar una comunicación honesta y abierta, reafirmar y negociar límites, el consentimiento explícito y, sobre todo, el sentimiento de que uno se siente libre y puede ser auténtico dentro de su relación es lo más importante, sea ésta como sea.
Lee el artículo de la psicóloga Magy García Senlle. Conocerás más de cerca a nuestros queridos celos y aprenderás a gestionarlos de forma sana.
Espero haberte sido de ayuda y que puedas compartir esta información con aquellas personas que, sin quererlo, se encuentran en situaciones tan desagradables como las que te he venido comentando. El primer paso es aprender a no entrar en relaciones tóxicas pero, cuando el daño ya está hecho, buscar el apoyo de un terapeuta con experiencia en relaciones no monógamas ayudará a abordar estos problemas de manera efectiva.
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