Para algunas personas, la fidelidad significa que aman a una persona y solo satisfacen con ella sus necesidades sexuales. Otras diferencian en sus relaciones entre fidelidad emocional y fidelidad sexual. ¿Cómo lo hacen? Yo también quiero saberlo.
¿Qué es la fidelidad?
Para saberlo, hablé con varios miembros de JOYclub que definen la fidelidad de forma diferente. Algunos de ellos son veinteañeros, mientras que otros tienen casi cincuenta años. En algunos casos llevan poco tiempo con su pareja, en otros más de treinta años. Algunos escapan de su vida amorosa ordinaria con breves aventuras y definen su relación como «abierta». Otros viven permanentemente en relaciones triangulares. Son «poliamorosos». También hay otros que evitan por completo cualquier etiqueta.
Fidelidad en una relación abierta
Hay relaciones en las que las personas se siguen redescubriendo después de diez o veinte años, también físicamente. Son felices en pareja. En ocasiones en trío, o incluso en cuarteto. Parejas como ET84, de JOYclub. Son un matrimonio clásico y tienen dos hijos.
«En el sexo, en ocasiones son bienvenidos compañeros de juego adicionales», cuentan. A ella le gusta ser el centro de atención de varios hombres. Pero todo sucede siempre con una condición: «Solo si las cosas funcionan entre nosotros dos, puede unirse una tercera persona. Eso significa: participar, sí, pero tomar prestado a uno de los dos y divertirse por separado, no».
Para ellos, la fidelidad es muy importante, ya que significa que se mantienen unidos como pareja y se apoyan mutuamente. Les parece absurdo equiparar el sexo y el amor.
No obstante, ¿son los celos un problema? Ambos asienten. Cuando abrieron su matrimonio, los celos se convirtieron en algo frecuente. Fueron necesarias muchas y largas conversaciones. Establecieron reglas y aprendieron que hay una diferencia entre estar enamorados y el amor. «Seguimos evolucionando constantemente y, por tanto, tenemos que examinar qué nos provoca celos y qué no. Nos comprendemos mutuamente, compartimos secretos y aventuras», cuentan. Esta evolución en común les parece más importante que evitar desde un principio el supuesto obstáculo de los celos.
Fidelidad para los swingers
Hay diferentes razones para adentrarse en el swinging. En el caso de la pareja de JOYclub Heavensward, el motivo fue la curiosidad, pero también la posibilidad de darle libertad sexual a la otra persona. La condición previa: todo se acuerda o se experimenta conjuntamente. Para ellos, esto es la fidelidad.
Ella es relativamente nueva en la escena swinger. No obstante, practica BDSM como parte sumisa con su pareja desde hace tiempo. Así, sus sentimientos se han vuelto muy íntimos, según cuenta.
Sin embargo —o precisamente por ello—, conoce muy bien el sentimiento de los celos. «Hace poco estuvimos juntos en un club de swingers. De repente, él empezó a jugar con otra mujer. Me resultó muy duro ver eso, pero hablamos sobre ello de inmediato y después proseguimos juntos».
Las conversaciones sobre el sexo son una parte fundamental del swinging. Para Heavensward, esta práctica es el equilibrio ideal: viven como pareja exclusiva, pero no tienen que renunciar a aventuras sexuales.
Laugher_Lust son swingers experimentados. En ese ambiente, se sienten como en casa. Se trata de un estilo de vida que ellos mismos han elegido y que enriquece su relación. Por ello, no tienen miedo a que uno de los dos se enamore. «Simplemente confiamos en nuestro amor mutuo. Por eso podemos disfrutar del intercambio de parejas y de las aventuras en solitario sin considerarlos una infidelidad ni cuestionar nuestra relación», cuentan.
Por tanto, los celos no son un problema para estos swingers de mente abierta. Valoran lo que tienen en común. Al fin y al cabo, no solo comparten sus preferencias eróticas, sino también la vida cotidiana, y desde hace mucho tiempo.
Fidelidad para los poliamorosos
Seehund_58 llevan 34 años casados. Los dos tienen parejas fuera del matrimonio: viven una relación poliamorosa.
¿Cómo llegaron hasta aquí? Con el paso del tiempo, su matrimonio se había ido convirtiendo en una amistad. Llegó un momento en el que el sexo desapareció por completo. Después, él conoció a una mujer en internet. Aquello comenzó de forma inofensiva con pequeñas sutilezas, pero rápidamente la relación se volvió muy íntima. Su mujer lo había leído todo desde el principio y no estaba celosa. Quería que su marido disfrutase.
Y otro efecto se puso en marcha. Algo había cambiado. De repente, él volvió a ser deseable para ella: «Suena extraño, pero después de más de treinta años, volvimos a conocernos a un nivel totalmente nuevo; también físicamente». El deseo mutuo se hizo cada vez más intenso. Él seguía amando a la otra mujer, pero aquello no les molestaba a ninguno de los dos. Ella también se enamoró más tarde de otro hombre.
La apertura y la confianza son prioritarias para la pareja. Nada ocurre en secreto, los dos están enterados de todo. Según dicen, desde entonces están más seguros de su amor, porque ahora ya no hay ninguna razón para engañar a la otra persona o abandonarla.
Comunicación y reglas
Hay algo que todas estas parejas tienen en común: las dos partes son honestas entre ellas. Y felices. Al menos la mayor parte del tiempo. Al igual que en otras parejas, tienen relaciones más o menos estables, pero no excluyen a la tercera (o a la cuarta) persona. ¿Aunque se aman? ¡Precisamente porque se aman!
No obstante, esto requiere sinceridad al cien por cien y una comunicación constante. Cada duda, cada ofensa y cada reacción de celos deben abordarse: en esto consiste la lealtad para las personas entrevistadas. Las condiciones de la relación abierta o las visitas al club de swingers están definidas con precisión. Algunas parejas acuerdan qué pueden experimentar juntos con otras personas, mientras que otras incluso establecen cuántos detalles pueden proporcionar en casa sobre sus aventuras en solitario.
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