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El ¿buen? sexo de los hombres

Desgranando la sexualidad masculina desde una mirada psicosexológica

Después de 15 años investigando y acompañando la sexualidad femenina, empiezo a mirar hacia la sexualidad masculina para ver qué se esconde debajo de la supuesta fachada del "vividor-follador". Comienzo a entrevistar a hombres y me doy cuenta de lo poco explorado que está este campo.

Por Isabel Duar

Según los estudios, los hombres tienen muchos más orgasmos que las mujeres en los encuentros sexuales, pero, ¿cómo es la calidad de sus encuentros?, ¿tiene sentido la cantidad si no hay calidad?, ¿fingen orgasmos?, ¿siguen atormentados con el tamaño del pene o pensando en su abuela para evitar eyacular?

Seguramente has escuchado hablar de la brecha salarial, pero, ¿has escuchado hablar de la brecha orgásmica? En el libro La brecha orgásmica, Paola Damonti hace una revisión por diferentes investigaciones que nos muestran cómo en encuentros hombre-mujer llegan al orgasmo 95% hombres frente al 65 % mujeres, que alrededor de un 65% de mujeres fingen orgasmos o que el 16-21% mujeres muy pocas veces o nunca han llegado al orgasmo.

Relacionamos estos datos, simple y llanamente, con cómo influye el patriarcado en nuestras camas. Es decir, que si a mí por ejemplo socializada como mujer en el contexto concreto en el que crecí recibía mensajes de forma activa (y pasiva) de que nosotras no nos masturbábamos (ellos sí podían, e incluso competían por ver quién tenía más grande el músculo de las pajas), de que tocarte “ahí abajo” era asqueroso, de que si te mostrabas muy activa sexualmente eras “la guarra” y nadie te iba a querer de verdad, de que él era el que tenía que tomar la iniciativa, veíamos series donde el protagonista introducía el pene en la vagina en la protagonista y ella automáticamente (fingía) tener ocho orgasmos, y nunca me contaron qué era el clítoris y ni mucho menos para qué servía, pues en fin, que todo eso afecta y mucho, a lo que pasa en nuestras camas y fuera de ellas.

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Llevo diecisiete años investigando y acompañando en consulta, haciendo charlas y formaciones sobre el tema de la sexualidad femenina (entre otras temáticas). Siempre, dando por hecho que en esto de las desigualdades por cuestión de género llevadas a lo sexual, éramos las grandes perdedoras. Y más allá de hacer una competición por género, que lo odio tanto como odio los binarismos, hubo un momento en el que empecé a interesarme por el sexo de ellos y a preguntarles y escucharles con mucha atención y con los menos prejuicios posibles y… ¡OH DIOS MÍO!, me di cuenta de que su desarrollo psicosexual, sus placeres y su vivencia con el sexo no eran (en general) nada envidiables.

El patriarcado también les afecta a ellos, y en este artículo acompañado de testimonios reales y anónimos de hombres, pretendo poner un poco el foco sobre este tema para invitar a reflexionar individual, pero también colectivamente sobre este fascinante tema que seguro también te interpela de alguna manera. Porque si algo sabemos en cuanto a los malestares sexuales es que, aunque lo vivamos como algo muy individual y con cierto secretismo, tienen mucho de estructural.

Todo el material que he conseguido de relatos de hombres de todas las orientaciones sexuales de entre 20 y 60 años da para un libro, así que voy a señalar en este artículo algunos pocos aspectos de la inmensidad de la temática que espero inviten a reflexionar(nos) individual y colectivamente.

 

DESARROLLO PSICOSEXUAL: MIEDOS, VULNERABILIDAD Y CULPA

Todos los relatos vienen atravesados de miedos: de sentir que se era menos que el resto de hombres, preocupaciones en torno al desempeño sexual y a “cuánto voy a ser capaz de durar”, sobre el tamaño del pene, el miedo a tener fimosis, a ser gay, al VIH…

 

Mi primer recuerdo sobre la sexualidad está relacionado con la culpa. Crecí en una población aún muy marcada por la educación religiosa, estaba presente en muchas de las prácticas culturales y sociales en las que fui creciendo y, por tanto, mi despertar sexual fue muy angustiante
testimonio anónimo

 
 

Todos hemos tenido temor a que nos rechazaran por aquello que nos ponía cachondos. Esto ha generado cierto grado de culpa y también homofobia interiorizada. Algo que se supone que es placentero, conlleva un castigo a uno mismo. Diría que esto es igual para todas las personas que se enfrentan a que su deseo no es como se supone que debería ser
testimonio anónimo

 

"Hasta los veintipico no fui capaz de creer que yo pudiese gustarle a una chica que me gustase, ni siquiera que una chica que me pudiesen querer como pareja. No era atlético, no estaba 'cuadrado', no era muy bueno en los deportes, no era habilidoso en 'cosas de hombres'"

"Tengo mis trucos para retrasar la eyaculación, pensar en mi abuela o ponerme a hacer divisiones mentales suelen ser las más recurrentes"

"Hay presiones sobre el tamaño del pene, sobre la eyaculación, sobre la erección, sobre ser un súper macho sexual, hay competencia entre hombres, hay preocupaciones 'por ser menos'"

"Creo que existe un problema con la intimidad. La performance de la masculinidad, sobre todo muy ligada a ligar por APP, se mete y obstaculiza que tú puedas sentir tu propio cuerpo, de sentirte ahí, que creo que es una forma de evadir la emocionalidad y la intimidad. Porque eso te hace vulnerable y tienes un guion que seguir"

ESTATUS EN EL GRUPO: ANTE TODO NO PARECER UN FRACASADO

Siempre me ha dado cierta envidia ver cómo en el “universo masculino” sí estaba permitido hablar de la sexualidad, e incluso descubrirla a través de prácticas autoeróticas en grupo. Pero, ¿cómo opera la masculinidad tradicional como eje de opresión grupal en las vivencias sexuales?

 

No sé qué nos lleva a los hombres a esas típicas escenas de masturbación grupal, yo me vi envuelto en algunas de ellas. Había además una gran tensión por tener que demostrar la virilidad a través del pene: tamaño, tiempo de aguante hasta la eyaculación, etc.
testimonio anónimo

 
 

A la persona que menos liga se le suele vacilar tachándolo de poco hombre. Siempre que alguien queda con alguna chica, la primera pregunta es '¿Te la has follado?' Y si es que 'No' lo siguiente que te dicen es 'eres un parguela'. Debido a esta presión hace que no hablemos de nuestras relaciones con chicas o si no nos limitamos a contar lo más básico.
testimonio anónimo

 

"(…) Y lo se supone que tienes que hacer es 'liarte con tías'. Es como obtener 'likes', ahí empieza la espiral que te lleva a ser alguien para los demás, y a más tías, más guay, más triunfador eres. Y allí pasa una cosa rara, pero curiosa: de alguna manera los que más ligan empiezan a ser los que hacen mejor todo. Pero claro, para mí todo mal, porque ¿cómo hablas eso con los colegas ni con nadie?, ¿cómo dices que lo que están diciendo no te gusta? (…) porque encima tienes que protegerte, así que te callas, y te conformas con mantener un equilibrio fino en el que no hacer lo que no quieres y no ser el centro de la diana del descojone colectivo." "Las rupturas amorosas mal digeridas me llevaron a entender las relaciones como algo peligroso para lo que había que blindarse afectivamente, así que aprendí a convertir el sexo desinhibido y desapegado, infinitamente egocéntrico, como mi modo preferido de relación sexoafectiva. Y mi autoestima empezó a virar en torno a mi capacidad de seducir y consumar relaciones sexuales inmediatas, mejor cuanto más salvajes, intensas y duraderas hasta posponer la eyaculación. Entre el grupo de amigos se empezó a forjar un estatus en torno a esta capacidad sexual."

MÁS UN DEBER QUE UN PLACER

Algo que me interesaba especialmente explorar era la vivencia subjetiva del propio placer. Como psicoterapeuta sexual especializada en dificultades con el orgasmo femenino, siempre pensaba que los hombres tenían todo resuelto en cuanto a orgasmos. Pero, ¿y en cuánto al placer? Sin duda, los relatos en torno a esta temática han sido los que más me han impactado:

 

Es un tabú de niño, en casa, no se puede hablar, así que no existe el placer, y si existe es porque está mal: el mensaje es que no se puede sentir placer. Solo se puede triunfar, hacer cosas que te lleven al éxito. Y cuando llegas a la adolescencia en esa fase de 'ligoteo' todo sigue así, y los mensajes del entorno dentro de esas dinámicas son exactamente eso: triunfo, dominar, trofeo, éxito del machote.
testimonio anónimo

 
 

El sexo es más un deber que un placer, es un tener que demostrar más que experimentar. Hay como una coreografía de lo que se espera de ti que hace que no esté del todo conectado con lo que siento.
testimonio anónimo

 

"Hay hombres que con 25 años están tomando viagra por toda la presión que sigue existiendo, con el pene erecto, con el falocentrismo." "En APP para hombres gays o bis en muchos perfiles ya se hacen demandas muy claras y a veces muy salvajes que se han normalizado, como pedir un tamaño concreto de pene, una edad, el chemsex, un polvo muy rápido….Dejas de alguna manera de ser una persona para ser la medida de tu pene o tu supuesto rol (activo o pasivo) que además está cargado de roles que has de asumir jerarquizados. Además, está muy naturalizada la violencia no pactada."

LOS HOMBRES (TAMBIÉN) FINGEN ORGASMOS

Los hombres también fingen orgasmos, ¿te sorprende? A mí sí me sorprendió cuando en las entrevistas me contaban sus trucos para fingir que habían eyaculado y terminar así una relación sexual que no les estaba gustando tener. Casi todos los entrevistados habían fingido alguna vez… ¡y yo que pensaba que las de fingir para escaquearnos éramos nosotras!

También me daba mucha curiosidad cómo sienten la experiencia orgásmica, porque desde mi experiencia la verdad es que he escuchado a más hombres gritando en el gimnasio que en la cama, aspecto que si lo relacionaba con el placer que “supuestamente” estás teniendo me hacía sacar algunas conclusiones. Frente a la respuesta de ¿qué es un orgasmo para ti? La respuesta solía ser “una descarga física”, y yo intentaba arañar preguntando si había algo más en torno al estado de petite mort, pero han sido pocos los hombres que iban más allá de lo físico. Interesante…

 

Aceleras, gimes, dices que vas a llegar, empujas con más fuerza, y acabas con un empujón quedándote dentro y luego ya te retiras el preservativo. Este es mi método para fingir que me he corrido.
testimonio anónimo

 
 

Creo que disfruto más el autoplacer que el compartido, así estoy más centrado en mi placer…A veces tengo que estar tan pendiente de como actúo con la otra persona en la cama que me dificulta que pueda sentir mi propio cuerpo.
testimonio anónimo

 

"He estado con tíos que no les he escuchado respirar, que parecía que les ha puesto ahí el ayuntamiento, no sé inmutaban, no se movían, aunque percibía que sí disfrutaban…Y otros tíos que desde el minuto uno se ponían a gritar una barbaridad de forma bastante poco creíble."

"Gritar no grito. A veces sí que gimo, pero cerca de la oreja de ella si creo que a ella le puede provocar más excitación."

"No he fingido orgasmos, pero si algún gemido alguna vez lo he hecho, sobre todo porque no me estaba gustando mucho el rollo y quería que se acabara…"

¿ACASO LOS HOMBRES NO PIENSAN TODO EL TIEMPO EN SEXO?

Por mucho que representen a los hombres (y más a los jóvenes) como hormonas con patas, después de hablar con cientos de hombres, me queda claro que urge derribar el mito del deseo sexual exacerbado asociado al cromosoma XY. Pero, ¿y qué pasa con la atracción?

¿Sabías que...?

Según la ciberactivista asexual Olivia Ávila el deseo tiene que ver con factores físico-psico-socio-culturales y sería el impulso con la predisposición a obtener placer sexual y la atracción sería el impulso a tener un acercamiento sexual con otra/s persona/s concreta/s.

 

Me gustan las mujeres, pero solo en la atracción estética y romántica…soy lo que se conoce como un asexual heterorromántico, lo cual explicaré brevemente: veo una mujer y puede agradarme estéticamente, puedo enamorarme de ella incluso…lo que no me interesa es tener relaciones sexuales con ella…no me gusta, no me interesa, no me da placer ni me produce absolutamente nada. Sí, me gusta el contacto físico (besos, abrazos, caricias), incluso puedo hacer el acto sexual si quiero, solo para dar placer a la otra persona…no hay problemas de funcionalidad…ni problemas de erección, ni de eyaculación precoz, ni de tamaño del pene…puedo hacerlo sin problemas…simplemente no me gusta ni me da placer.
testimonio anónimo

 
 

La masculinidad a mí me ha matado, porque tengo el runrún metido de que tengo que hacer una cosa, de forma específica, brutal, con equis frecuencia. Y esa cosa, que es el sexo con penetración, es precisamente lo que menos me atrae. El sexo no me produce rechazo, pero no me atrae. Soy asexual birromántico y noto como cae el peso del guion sexual de cómo me tengo que comportar en la cama cambia cuando estoy con un género u otro. Es muy difícil que la sociedad entienda lo que eres un hombre asexual y bi. A mí me ha salvado literalmente la vida, perfiles de activistas asex que al verlos te hacían sentir menos roto, sentir que existías.
testimonio anónimo

 

¿¿Te has quedado con ganas de más?? ¡Yo también! Pero he copado el máximo de palabras, así que si te apetece te invito al Live el 31 de enero a las 20 h peninsulares españolas y dialogamos sobre la temática. Si quieres puedes dejarme tus dudas en el foro ¡Nos vemos!

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