Durante el Erostreet Festival participé en una mesa la redonda titulada “El efecto Onlyfans”. En este artículo te cuento mi perspectiva sobre esta controvertida plataforma, algunas reflexiones que aprendí de los ponentes que me acompañaban en el debate y unos apuntes últimos para una defensa del exhibicionismo y el voyeurismo por placer.
Por Cecilia Bizzotto
Cobrar por exhibirse: ¿Una decisión libre?
La palabra “Onlyfans”, por sí sola, ya da lugar a un debate entre partidarios y detractores. Esta plataforma se diseñó en 2016 para que las y los creadores de contenido pudieran vender a sus fans contenido premium y personalizado, pero no necesariamente pornográfico: música, recetas, ejercicios, etc. Sin embargo, fue rápidamente apropiada por las trabajadoras sexuales y los consumidores de su contenido, por lo que en la actualidad la gran mayoría de lo que se ofrece es de carácter erótico.
Esto lo sabemos al abrir la plataforma para echar un vistazo a lo que hay por allí, porque los directivos de la web no han querido decir hasta la fecha cuál es el tipo de contenido mayoritario que ofrecen las creadoras de Onlyfans ni si estas son en su mayoría hombres o mujeres. Sin embargo, si has abierto alguna vez esta página, entenderás por qué hablo en femenino.
¿Cuáles son los aspectos positivos que ha traído Onlyfans? Algunos lo han defendido como una plataforma empoderadora, que redunda en la libertad sexual de la mujer y en su capacidad de emancipación al hacerla libre de vender el tipo de contenido que quiera y conseguir así una mayor independencia económica. Sí que es cierto que, para muchas trabajadoras sexuales, significó en su momento un suplemento económico muy importante, tal y como defendió Santi Noguera, actor porno y creador de contenido en Onlyfans, durante la mesa redonda.
¿Qué vino antes, la precariedad u Onlyfans?
Pero llegó la pandemia y con ella la precariedad laboral, especialmente la de las mujeres jóvenes en todo el mundo. Así que muchas de ellas, atraídas por los titulares de influencers que afirmaban haber ganado miles de dólares en un solo día o hasta haberse comprado un piso a sus veinte años gracias a Onlyfans, decidieron vender su cuerpo al mundo digital.
Independientemente de que estés a favor o en contra de la prostitución y defiendas o no el abolicionismo de esta profesión, hay algo innegable: Onlyfans ha acercado a la prostitución a miles de jóvenes que quizá antes nunca se lo habían planteado. Sus defensores hablan de democratización de la pornografía: eso que antes requería la orquestación de directores/as y productoras porno profesionales, ahora todas lo podemos hacer en casa y a nuestra manera. Sin embargo, yo no hablaría de democratización sino de vulgarización.
¿Qué vino antes, la precariedad u Onlyfans? ¿La decisión de realizar este trabajo sexual es, aunque consciente, libre? ¿O se da porque no hay muchas más oportunidades? Lo dicen todos los titulares: En España, la tasa de paro se ha cebado especialmente entre las mujeres jóvenes durante la crisis por el COVID19. Paralelamente, los registros como suscriptor o como creador en Onlyfans aumentaron a gran velocidad durante la pandemia: en marzo de 2020 se duplicaron los registros respecto el mes anterior.
¿Qué pasó con la revolución sexual?
Leyendo "El informe Hite" (la primera investigación que se atrevió preguntar a las mujeres qué piensan sobre el sexo), encontré dos citas a las entrevistadas que, aunque son de 1976, siguen siendo hoy muy vigentes:
La revolución sexual de los 60’ comenzó el cuestionamiento de los roles de género y de la monogamia con el objeto de liberalizar la sexualidad para hacer del sexo, el cuerpo, la desnudez y el erotismo algo natural, positivo e igualitario. De las feministas de entonces tenemos la libertad de hoy. Sin embargo, ya en su momento se criticó la apropiación capitalista y patriarcal de esa revolución, redundando en la cosificación y mercantilización del cuerpo, especialmente el femenino.
Las feministas de entonces, se preguntaban lo mismo que nos preguntamos hoy: ¿Somos más libres por llevar las faldas más cortas, mientras los salarios de ellos siguen siendo más altos? ¿Somos más libres por poder exhibirnos por dinero, mientras que las que se muestran ante la webcam son ellas y los que pagan son ellos?
¿Hablamos de prostitución?
Quizá te esté chocando que hable de prostitución como sinónimo de exhibirse en Onlyfans. Pero, ¿Qué es la prostitución? Según la RAE, la prostitución es aquella "actividad de quien mantiene relaciones sexuales con otras personas a cambio de dinero." Siguiendo esta lógica e independientemente del tipo de relaciones sexuales que se vendan, digitalizadas o no, hablamos de prostitución. Onlyfans es, por tanto, la digitalización de la prostitución.
Por supuesto, con estas palabras no pretendo criticar a aquellas mujeres que se hayan registrado en Onlyfans y, armadas con su vibrador y su webcam, hayan ofrecido una masturbación en vivo a sus calientes espectadores. De hecho, yo también me he planteado hacerlo en momentos en los que mi compaginar la carrera con trabajos precarios se me hacía cuesta arriba. ¿Y hubiera habido algo de malo en ello? Quizá no, o quizá sí. La realidad es que la única motivación que me hubiera llevado a hacer una exhibición hubiera sido la necesidad económica y, de refilón, mi propio placer.
Onlyfans: ni una revolución sexual, ni feminista
La idea que quiero transmitir en este artículo se puede resumir en una frase: Que no nos vendan que Onlyfans es feminista. Esta plataforma ha servido de válvula de escape para todas aquellas personas que, durante la pandemia, se han visto empujadas a buscar fuentes de ingresos que les permitieran salir a flote. Eso, unido a la enorme propaganda que se ha hecho de esta plataforma, ha sido el acicate del auge de la prostitución digitalizada. Se ha facilitado el acceso a la prostitución: todas podemos serlo con unos pocos clicks. Pero los riesgos, son grandes, ya que lo que vende Onlyfans es el contacto directo fan-creador. Los actores y las actrices porno, están protegidos tras productores, cámaras, directores y demás. No podemos acceder a ellos, pero sí a las mujeres que se exhiben en Onlyfans (siempre y cuando les demos una "propina").
¿Esto está bien? ¿Mal? Cada cual que tenga su propia opinión. Yo lo que tengo claro es que esto no es una revolución sexual ni nos convierte en una sociedad más feminista. En cambio, se está promoviendo una mayor mercantilización del cuerpo femenino al tiempo que estamos asumiendo que todas somos vendibles y todos pueden comprarnos. El dinero como intermediario para el sexo, ahora más que nunca.
Exhíbete, pero no por dinero
Por todo eso, mi defensa es clara: vamos a exhibirnos online, vamos a disfrutar del voyeurismo digitalizado, vamos a sentirnos bonitas y bonitos, deseadas y deseados ante nuestra webcam. Sí, hagámoslo. Pero ¿Tenemos que hacerlo solo y exclusivamente si hay una propina de por medio? ¡No! Vivamos el placer, disfrutemos de nuestra sensualidad, traigamos erotismo a nuestras casas aun cuando nadie nos acompañe físicamente. ¿Por qué no? Pero hagámoslo porque queremos, no porque no llegamos a fin de mes.
Esto es, ante todo, un artículo de opinión. Así que comparte la tuya en nuestro foro y cuéntanos qué opinas de Onlyfans.
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