Los mitos alrededor de la masculinidad tóxica y hegemónica son represores y hacen que tu sexualidad sea aburrida y monótona. En este artículo, te expongo algunas ideas para que cuestiones el “deber ser” de un hombre, para que vivas más plena y libremente tus relaciones, tu placer, tu corporalidad y tu vida en general. ¡Hombres, deconstruiros os hará más libres!
Por Cecilia Bizzotto
Cecilia Bizzotto es socióloga, portavoz y creadora de contenido para JOYclub. Divulga sobre sexo y placer desde un enfoque feminista, fomentando una visión desestigmatizada de las fantasías y las sexualidades alternativas.
Hombre, deconstrúyete
Ser hombre o ser mujer es un reto hoy más que nunca. Los ideales encorsetados y binarios del género están en deconstrucción y una parte importante que sustenta nuestra identidad, se está yendo a pique.
La mayoría de nosotras nacimos oyendo que ser hombre o mujer significaba esto o aquello. Hoy, los feminismos están dándole la vuelta a todo y nos encontramos ante unos estereotipos que no nos gustan, pero que cuestan mucho de deconstruir porque son una pieza fundamental de quienes somos, qué sentimos y cómo nos relacionamos.
Hombre, no tienes por qué ser un empotrador
Uno de los aspectos donde más afectan esos ideales de género, que por fin hoy están en deconstrucción, es en el terreno de la sexualidad.
A día de hoy coexisten ideologías polarizadas. Por un lado, gente que promueve que los hombres deberían ser machos empotradores; que si la tienen pequeña o si se corren rápido no valen en el competitivo mercado del ligar; que la seducción consiste en insistir hasta que obtienes un sí y que un "no" siempre puede ser un "quizá".
Hombres confundidos pensando que el feminismo no es para ellos porque no entienden que los ideales hegemónicos de la masculinidad son destructores para ellos también, son encorsetadores y les impide vivir libremente su identidad, su placer, su corporalidad y sus vínculos.
Y, al mismo tiempo, son cada vez más las personas que se atreven a poner en duda esas imposiciones, deconstruir lo hegemónico para poder experimentar de manera más honesta y plena. Cada vez más somos conscientes de que el consentimiento no es sólo poder decir "no" sino también buscar y encontrar un "si". Sabemos que si te gusta meterte un dedo por el culo no eres menos macho o que no tienes que ser ese tío siempre disponible, activo y con la polla eternamente dura para ser atractivo.
Con tanta pluralidad de opiniones: ¿Cómo construir tu identidad masculina? ¿Cómo vivir tu sexualidad? ¿Cómo responder ante las imposiciones de esa gente que también necesita mucha deconstrucción?
Mira el Livestream de Ana Lombardía "Hablando con ellos":
No te preocupes: TU conexión es estable.
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Hombre, vive libremente tu placer
Desde mi perspectiva de socióloga y mujer que se relaciona sexual y afectivamente con personas que se identifican como hombre, me gustaría proponerte unos consejos concretos más allá del divague teórico, para que como hombre puedas empoderarte y disfrutar más de tu placer:
1. Buscar consentimiento es de machotes
Lamentablemente, para ti y para mí, nos han educado en que vosotros, los hombres, sois los que cazáis y nosotras somos las que somos las presas escurridizas que deben hacerse las difíciles para ser bien valoradas en este mercado de carne.
Ese ideal absurdo es parte de la cultura de la violación, amparada bajo los lemas "persevera y triunfarás"; "si no dice que 'NO', es que sí”; e igualmente "si dice 'NO' insistiré porque igual baja la guardia y ese polvo que me llevo".
El consentimiento sexual implica que debes buscar el sí y que si obtienes un "no sé", "más tarde" o "quizá" es que NO. El consentimiento es preguntar ante cada práctica, pero también leer el lenguaje corporal y no ir a la tuya. No pensar el encuentro sexual como una victoria, no creer que “TE has follado a alguien” porque haya accedido a acostarse contigo…
Lee este artículo en el que te detallo paso por paso cómo consentir y cómo buscar el consentimiento.
2. Tú también debes consentir y desear
Lamentablemente, seguro que te encontrarás con personas que piensen que por ser un tío, debes estar siempre dispuesto a follar en cualquier momento, abierto a todas las prácticas sexuales, tenerla dura en todo momento y ser un follador activo y disponible 24/7. Bueno, amigo, las personas que te impongan eso, tienen mucha deconstrucción por delante.
"Eres un gay porque no te has querido acostar conmigo", "¿Cómo puede ser que no quieras hacer un trío con dos tías?", "Si no estás empalmado todo el rato y no me empotras hasta reventarme el coño, eres un mal follador", "¿Para qué pagas una entrada en un club liberal si tienes inseguridades o te falta experiencia?", "¿Cómo te puedes pedir un Cola-Cao en una cita? ¿Qué eres una tía? ¡Pide alcohol y que tenga bastante graduación!"
Seguramente alguna vez hayas oído una frase como las anteriores. Y lo lamento, porque eso poco a poco ha ido mellando en tu identidad y estoy segura que en el fondo de ti mismo, te las crees un poco. Pero me gustaría recordarte que NO es verdad, que tu atractivo no debería residir solo en tu polla y que puedes no desear en todo momento, y está genial.
No te fuerces cuando no quieras follar, no digas que sí solo por aparentar, no permitas que se te impongan prácticas por miedo a ser menos hombre, ni te olvides de que nadie debe dar por hecho tus preferencias, tu orientación, tu consentimiento… Ellas también deben buscar tu sí y tú puedes decir un “no” que debe respetarse siempre.
3. No te tiene que poner lo que a la mayoría
Ya sé que esta sociedad es orgasmocentrista, coitocentrista y genitalocentrista habrá determinado tu forma de ver el sexo.
Sé que crees que no hay vida más allá de un coño, una polla, unas tetas y en el mejor de los casos, un culo (femenino si eres hetero, claro). Que no eres suficiente si no la metes como los buenos empotradores que has visto en el porno, usando tu pene como usa tu vecino su taladro mientras duermes la siesta. Y sé, también, que tu obligación es orgasmar con una espectacular corrida final y que si no consigues que tu compañera alcance el clímax, a ser posible con un vistoso squirt, es que eres un mal amante.
Pues me gustaría decir que no tienes por qué correrte siempre, no te tiene por qué apetecer el mete-saca infinito y ni siquiera tienes que usar tu polla para gozártelo y hacer gozar.
Ni siquiera por ser tío te tiene que apetecer las prácticas molonas que te han dicho que les mola a los tíos, como hacer de voyeur cuando dos mujeres se besan, desear un trío o ponerte cachondo con un striptease. Y sí, puedes ser muy hetero y meterte dedos por el culo o pedirle a tus compañeras que te empotren con un dildo o un strap on. No eres menos machote por no querer ser dominante y activo en el sexo y, aunque lo seas, créeme que delegar y dejarte hacer puede ser una experiencia fascinante.
Repítete una frase:
"La responsabilidad del encuentro sexual no es sólo mía. Somos dos (o más) follando."
Hombre, ¿Qué más te aprisiona?
He empezado con estos tres ejemplos, pero se me ocurre un sinfín de imposiciones terribles que os obligan a vivir una masculinidad muy concreta y, sinceramente, aburrida. Porque chicos, qué pesado es tener que ser un machote, qué triste es que el sexo tenga que ser de una manera muy específica y concreta, qué mediocre que tu vinculación con las mujeres sea sólo para follártelas y qué soso sería el mundo si la norma hetero patriarcal fuera la única opción.
Por suerte, nos ha tocado vivir una época en la que el cuestionamiento del género nos libera a todos, todas y todes y que si conseguimos sacudirnos todos esos restos de convencionalismos machistas añojos, podremos experimentar los mejores polvos que nos podríamos imaginar.
Dicho esto, me gustaría preguntarte: ¿Qué más imposiciones absurdas te han obligado a vivir tu placer y tus vínculos? ¿Cómo te limita el machismo y las imposiciones de género? ¡Te leeremos con mucho amor y respeto en este foro!
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