Si tenemos una imagen del sexo como sinónimo de penetración, el “dolor sexual” automáticamente será leído como “dispareunia” (dolor con la penetración). Lo que todas tenemos en la cabeza cuando se habla de “sexo” realmente es el “coito”, una penetración del pene en la vagina, donde él eyacula dentro de ti.
Por Irene Aterido
VIDEO: Imperdible la entrevista que hicimos a Irene para hablar de la endometriosis
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El dolor sexual no es un problema sólo tuyo, sino de los dos
Para diagnosticar y saber qué ocurre, es necesario hablar pública y socialmente de este dolor que se produce durante las relaciones sexuales. Y no se habla porque tanto la menstruación como el sexo, son un tabú social. Que muchas padecemos dolor con el sexo es un secreto a voces que además parece inevitable en la experiencia de muchas, pero nada más lejos de la realidad. ¡Te lo dice una sexóloga!
Si el dolor o la imposibilidad de realizar algo que deseas, forman parte de tu paisaje como “mujer sexual”, van a convertirse en un problema de autoestima. Si no consigues que no te duela la penetración por la enfermedad, vas a sentirte mal contigo misma y tu falta de seguridad puede convertirse en un problema de pareja.
El dolor, los sangrados y otros síntomas tienen un componente emocional y de aislamiento brutal. Hay parejas que se han roto por todo lo que los diferentes síntomas conllevan a nivel relacional. Tienes que saber que no es inevitable dejar de tener vida sexual si padeces dolor en la penetración. Pero debes tener en cuenta que el miedo y la anticipación de que vaya a doler son, además, poderosos bloqueadores del deseo.
Las "relaciones sexuales" son mucho más variadas que la penetración profunda y vigorosa.
Por ahora, quédate con que el primer objetivo desde la sexología va a ser trabajar para evitar el dolor físico e incluso el mal rollo, el dolor emocional. Y es aquí donde entra la re-focalización sensorial y otras propuestas y técnicas de la terapia sexológica y de pareja.
El dolor vaginal, en la vulva, en el recto, en el vientre... los vamos a sufrir:
- El 40% de todas las pacientes de endometriosis.
- El 65% pacientes con endometriosis rectovaginal.
- El 90% pacientes con adeno.
- En el 99% de los casos, la falta de deseo y lubricación vaginal es ocasionada por los tratamientos farmacológicos (píldora, DIU mirena, implante, parche, inyección, decapeptyl)
El dolor sexual no es un problema que solo tienes tú
Me gustaría compartir contigo, lectora, algunas cifras y datos sobre la enorme cantidad de personas que sufren dolor durante el sexo para que veas que no estás sola.
El 65% de las afectadas de endometriosis padecemos dolor con la penetración profunda como síntoma de endometriosis profunda o infiltrativa en el tabique recto-vaginal. Es decir, que te va a causar dolor crónico si no la tratas pronto.
En cuanto a las que tenemos adenomiosis, es decir, sangrados profusos que no paran y que son también frecuentísimos, es muy probable que padezcamos dolor durante la penetración y en orgasmos muy intensos. Esto es porque los implantes de adeno están precisamente en la capa muscular del útero, que se mueve con la excitación sexual y el orgasmo.
¿Qué es el dolor sexual?
El dolor del que estamos hablando es como un menú demasiado variado. Podemos hablar de dolor sexual cuando sentimos:
- dolor pélvico o perineal, o sea en el vientre y el periné (vulva).
- dolor rectal, en el ano o más adentro (disquecia).
- dolor visceral, retortijones en pelvis y abdomen.
- vulvodinia, dolor o escozor en tus genitales, en los labios o en el clítoris.
- vestibulitis, dolor sólo en la entrada de la vagina, como un círculo de fuego.
- cistitis intersticial: esas infecciones de orina tan dolorosas donde nunca encuentran qué las ha causado.
- vaginismo, contractura en los músculos de la vagina que impide que introduzcas un dedo un tampón, un espéculo ginecológico, la sonda de las ecografías o incluso un pene o juguete sexual.
- dispareunia, el dolor en el fondo de la vagina y en el útero, como un cuchillo o de otro tipo, que no debería darse si tú tienes ganas y estás lubricada.
- dolor de ovarios(vientre o lumbares) relacionado con: orgasmo, penetración o estimulación del clítoris y la vulva con tu mano o la de tu compañero/a sexual.
- también incluyo el dolor emocional asociado a todos los anteriores, ya que experimentar pinchazos o calambres en momentos tan íntimos es una experiencia tremendamente dolorosa que va minando nuestra autoestima sexual y deseo.
Algunas cosas que debes saber si tienes molestias sexuales
Vamos al turrón. ¿Tienes molestias sexuales y antes no tenías? Hay algunas cosas que me gustaría que tuvieras muy claras:
- No eres "delicada" y esos dolores no son "cosa tuya". Tú (y tu pareja sexual) debéis saber que estos dolores son comunes a muchas mujeres cis y hombres trans con adenomiosis y endometriosis.
- No se deben a un trauma sexual: tienes una enfermedad que impacta en tu suelo pélvico. Si por desgracia sufriste abusos sexuales, formarás parte de ese 25% de niñas y niños que lamentablemente los sufrieron en la infancia. Pero además tienes un tumor ginecológico benigno. De primeras yo no hablaría de un trauma ante la penetración, como se oye por ahí.
- No te estás inventando el dolor: si te duele, te duele.
- No renuncies a tu vida afectiva, a cultivar los mimos y la comunicación íntima.
- No desistas en disfrutar de la sexualidad más apasionada.
- y... No estás sola, hay profesionales que te podemos ayudar.
Entonces necesitas el acompañamiento de una sexóloga cualificada. Contacta con Irene Aterido, creadora de Me duele la regla y vuelve a disfrutar del placer.
El dolor sexual no debe ser obviado
Pese a las cifras y a tener toda esta información, estos dolores que afectan a tu sexualidad y placer se descuidan en el sistema sanitario (excepto cuando el coito es para la fecundación). Sin embargo, te diré que forman parte fundamental integral de cada una de nosotras, de nuestra autoestima sexual. Si la “verdadera” sexualidad se limitaba para ti o tu pareja a la penetración vaginal, la vida sexual se desmorona.
Grábatelo a fuego: Los cólicos no son normales y las relaciones sexuales están para disfrutarlas. Aguantar dolor en ovarios, vulva o vagina para poder mantener una relación sexual es contraproducente. Tu cerebro se acostumbrará al dolor: lo cronificará. Si no tratamos la enfermedad (en presencia de diagnóstico) o sus síntomas (aunque todavía no tengamos certeza), todo llevará a que sea peor con el tiempo y el tratamiento se vuelva más complejo.
3 mensajes clave para ti y tu pareja
Por último, me gustaría dejarte tres ideas muy claras para que empieces a trabajar el dolor desde una posición saludable:
1. El dolor que tienes es real; no es producto de tu imaginación, no es debido a ninguna otra enfermedad (por ejemplo, de transmisión sexual o un cáncer) ni significa que rechaces a tu pareja. Y, aunque no se vea nada en una ecografía, el dolor es real.
2. Con los tratamientos médicos y sexológicos se logra disminuir los síntomas y el huracán emocional que provoca la endometriosis adenomiosis, logrando recuperar la continuidad vital. No significa esto que necesariamente vayas a poder recobrar la vida sexual anterior, pero aceptando las limitaciones de la enfermedad podrás disfrutar de tu placer.
3. La mejoría (no curación) es producto de la constancia en un proceso terapéutico siempre interdisciplinar y gradual.
¿Padeces dolor sexual? ¡Trabajémoslo entre todas y vivamos el placer con plenitud! Comparte en el foro tus opiniones, experiencias, recomendaciones o preguntas.
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