Hacer el amor en una piscina, en la mesa de un profesor, en el cine o en cualquier lugar público. Estas fantasías tan variadas siempre han planteado preguntas. Pero… ¿de dónde vienen? Y, sobre todo… ¿qué significan?
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¿La principal característica de las fantasías? Son completamente incontrolables (y muy a menudo poco razonables). Según la definición del diccionario, son "representaciones imaginarias que traducen deseos más o menos conscientes", una especie de escenario erótico sacado de tu pequeño cerebro. Lugares insólitos, parejas famosas o escenarios improbables: las fantasías son totalmente inexplicables, ¡pero todos tenemos algunas en común!
Queremos hacer incapié que en las fantasías sexuales que hacemos realidad e incluimos a otras personas es imprescindible e importantísimo el consentimiento. Sin el consentimiento estas fantasías no son éticas ni están permitidas. [/quote]
→ LAS MÁS FRECUENTES :
1. En público o en un lugar extraño
Esta es una (si no LA) fantasía más popular: tener sexo en la playa o en plena naturaleza. Suele ser porque es prohibido y arriesgado, y esto está destinado a ser sexy, a ponernos a cien. De todos los lugares posibles e inimaginables, la playa es el lugar más soñado con un 37% de votación.
Nuestras fantasías parecen ser muy acuáticas, ya que en segundo lugar, encontramos la piscina o el jacuzzi. Luego nos encontramos con los bosques (pero… ¡cuidado con las plantas que pueden irritarte la piel!), los aviones, ascensores, el lugar de trabajo, el cine, e incluso el aparcamiento. Por último lugar y con un 1% de los votos… el cementerio. ¿Te atreverías?.
2. Intercambio de pareja
¿Lo has probado alguna vez o te gustaría hacer esta fantasía realidad?
El libertinaje siempre ha navegado entre la fantasía y la prohibición. Hoy en día lo practican cada vez más parejas. Es una experiencia sexual que compartes con tu pareja y con otrxs compañerxs de juego. Que otra persona te vea, te estimule, te toque y te dé placer,… Puedes probarlo o solamente fantasearlo. Cada uno tiene su propia manera de disfrutarlo.
3. Observar y ser observado
La fantasía del voyeurismo es una fantasía muy popular. Consiste en espiar la intimidad de los demás. Es estar excitado por observar o hacer que alguien te vea. La intrusión en la intimidad que supone el voyeurismo es una pura fantasía porque es transgresora. Tanto si las personas están desnudas, en ropa interior o en pleno acto sexual, la excitación del voyeur está directamente relacionada con la observación. Mientras el placer se limite a lo imaginario, no tiene consecuencias.
4. El vestuario
Cliché, pero cierto. ¿Quién no ha fantaseado con un uniforme de policía, médico o enfermera? ¿Qué simbolizan? La ropa asociada a determinadas profesiones puede alimentar la imaginación erótica, despertar las emociones, convertirse en objeto de deseo y sostener verdaderas fantasías... El uniforme se convierte entonces en la encarnación de supuestas características como la virilidad, la feminidad, el heroísmo, el glamour, el cuidado, la dulzura, el estatus social o incluso la dominación... Las fantasías permiten transgredir una línea imaginaria que refleja lo prohibido. ¿Cuál es tu vestimenta favorita?
5. La dominación
En los últimos años, el BDSM está en auge y permite descomprimir el tema con un toque decididamente glamuroso. De hecho, tras esta "democratización del bondage", hoy en día más del 33% de la población en pareja lo practica "con bastante regularidad". Además, las ventas de productos eróticos se han disparado literalmente en los últimos años. El BDSM es, ante todo, una forma ocasional de dar sabor a tus relaciones y dar un pequeño látigo a tu libido. No pretende hacerte sufrir, sino elevar tu deseo hasta el clímax.
¡Que viva la imaginación!
Con un espíritu dominante/dominado totalmente asumido podemos hacer malabares con nuestras fantasías. Desde cubitos de hielo hasta esposas, la práctica deja mucha creatividad y libertad.
A pesar de lo que dicen algunos, la emancipación sexual también significa asumir y dar rienda suelta a las propias fantasías (respetando a los demás). Gracias a las fantasías podemos ser los guardianes de nuestro placer y eso no tiene precio. Es muy divertido explorar nuestras fantasías sexuales, sobre todo porque todo ocurre en nuestra mente, así que podemos llegar donde queramos, donde imaginemos, a cualquier lugar que se nos ocurra.
Como último dato curioso, según un estudio, el 40% de los hombres ya han cumplido una fantasía sexual, frente a sólo el 35% de las mujeres. Entonces, ¿por qué no nos atrevemos a pensar de forma diferente? ¿Qué es lo que nos frena?
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