Soy soltera y como la mayoría de la gente estoy aislada de todos, tanto de los antiguos como de los nuevos contactos, por un período de tiempo indeterminado. Vaya, es justamente ahora, en plena crisis, cuando echo de menos el cuerpo de un desconocido. Por supuesto, no es mi principal preocupación pero tengo que reconocer que es una situación bastante estresante. Un relato de una soltera en cuarentena.
Por Astronaughty
¡VAYA! ¡Creo que no tendré sexo durante mucho tiempo!
Todos los meses de marzo suelen ser iguales para mí cuando estoy soltera porque estoy aún en la fase final de mi periodo de hibernación anual. Sofá, Netflix y relajación son más importantes para mí que conocer a nuevas parejas o partners sexuales. Me gusta el sexo, conocer gente nueva y además lo necesito, pero mi impulso hacia lo nuevo se queda congelado durante este periodo. Si sucede algo, tiene que ser de forma espontánea o casual.
Sé que, si quisiera, podría conocer gente en cualquier momento, follar todas las noches hasta perderme y, tal vez, volver a enamorarme. Sí, podría, si lo quisiera. Tengo esa libertad pero es mucho esfuerzo para mí porque mi periodo de hibernación acaba a finales del mes de abril justo cuando empieza el despertar primaveral y su montaña rusa hormonal.
En cambio, en este mes marzo de 2020, nada es lo mismo. El coronavirus se ha convertido en una prueba de estrés. Personalmente, estoy preocupada por mi estabilidad económica y la salud de mi entorno cercano. Estoy recluida en mis preocupaciones y mis miedos y, en esta situación excepcional, oscilo entre el desafío al miedo y el humor negro, entre la impotencia y la gratitud, y a veces me vuelvo agresiva.
Las consecuencias del confinamiento social
Los esfuerzos de la sociedad por frenar la rápida propagación del coronavirus, la resignación y el estrés asociados a dicho esfuerzo, tienen graves consecuencias sobre la psique de la gente.
En tiempos de confinamiento social, aislamiento e impotencia, los sistemas de estrés en el cerebro aumentan su actividad y el cortisol (la hormona que regula la agresividad), se libera en mayores cantidades. Las familias llegan a un estado de nerviosismo límite. El coronavirus se convierte en una prueba de estrés para muchos y, según numerosos psicólogos, las personas que tienen relaciones a distancia, como los solteros, son más susceptibles a la depresión en estos tiempos de crisis.
La libido y el coronavirus
No me agobia estar sola en este momento, sin embargo, lo que sí observo es un cambio repentino de mis propias necesidades. Mi sueño de “Bella Durmiente” terminó en el momento en que me di cuenta de que no tendría la oportunidad de conocer gente nueva en las próximas semanas o probablemente meses. Además, encontrarse con amigos sexuales podría ser extremadamente difícil o incluso imposible dada la situación actual.
Continuamente debilitada por el Covid-19
Ahora quiero sexo a lo bestia, quiero cabalgar durante días, quiero romper tabúes, quiero estar sexualmente exhausta, quiero un hombre hambriento con un instrumental de crisis dispuesto y activo para que permita evadirme de todo lo que está pasando en el mundo, en el trabajo y en mi entorno cercano, que me haga olvidar lo que me amenaza a mí, a mis seres queridos y a la sociedad en general. Quiero las hormonas del placer que mi cerebro libera en abundancia durante mis orgasmos: el alimento del alma para mi cuerpo. ¡Quiero eso ahora, aquí y en mucha cantidad!
¿Todo esto es realmente relevante dadas las malas noticias que recorren el mundo? No. Pero, por una vez, no se trata de tasas de infección, porcentajes de mortalidad y malas noticias impactantes, se trata de lo que el coronavirus hace conmigo ahora que estoy soltera.
Concienciación de la crisis
Deseos insatisfechos
He entrevistado a amigos y conocidos. Todos ellos solteros. La mayoría se encuentran en la misma situación que yo. No hay nada más apremiante que una necesidad que no puede ser satisfecha. Citando a un conocido: "Algo ha cambiado en mi libido a causa del coronavirus. Ahora quiero follar más que nunca."
la libertad...
Libertades que ahora están drásticamente limitadas. Restaurantes, clubes, fiestas, conciertos e, incluso, en la disponibilidad de sexo. Tanto si lo practicaba como si no, tener esta opción era importante, ya sea a través del JOYclub o en fiestas y bares. Todo estaba a mi alcance, y en todas partes. Es ahora cuando estoy empezando a apreciar de forma consciente esas libertades.
¿Ahora un compañero?
¿Es por esta sensación de amenaza que deseo estar cerca de otra persona más a menudo de lo habitual? ¿Alguien a mi lado que simplemente me coja en sus brazos y con quien pueda pasar esta crisis juntos? ¿Alguien que me haga entender que podemos superar esto juntos y que todo irá bien? ¿Sería quizás más entretenido franquear el confinamiento con un compañero? Sí. Puede que sí. Siempre que sea una relación armoniosa.
¡Quédate en casa!
Pero nada de eso va a pasar ahora. Yo, como la gran mayoría de la gente, probablemente consideraría completamente irresponsable citarme con desconocidos ahora, intercambiar con ellos fluidos corporales potencialmente infecciosos y posiblemente arriesgar innecesariamente la salud, la mía o la de mis seres queridos.
A la vuelta de la curva
Entonces, ¿cómo hacen los solteros para superar la crisis en ausencia de parejas y chicas sexualmente disponibles? La respuesta a esta pregunta es: "Mejor dedos agarrotados que pulmones encoronados".
Las tiendas eróticas online están vendiendo juguetes sexuales como churros. Ahora muchos también se lanzan al sexting que consiguen a través del video chat o entrenando sus habilidades de dirtytalk durante el sexo telefónico. Incluso las camgirls pueden difícilmente escapar a la afluencia de nuevos clientes.
¡Es el "Virtual Overfuck"! Nuestra vida sexual es exclusivamente virtual en estos momentos.
Quilos en vez de coitos
No nos engañemos: falta el cuerpo, el morbo y el hormigueo que te proporciona el contacto físico. Así que la masturbación por si sola es insuficiente. La comida también es fuente de satisfacción y aporta su propio sistema de recompensas para el cuerpo liberando la hormona de la felicidad, la dopamina.
Por lo tanto, estoy en buena compañía para saciar un deseo por otro y, en ausencia de un pene duro, me atiborro con carbohidratos poco saludables. Mientras escribo estas líneas, estoy disfrutando de un gran helado de chocolate y el hecho de que los gimnasios hayan cerrado no mejora la situación.
El amor y el sexo después del coronavirus
Esta crisis puede cambiarnos la vida de manera más sostenible de lo que podemos imaginar ahora. Tal vez las relaciones de los solteros liberales vuelvan a ser más importantes y reajustaremos nuestras expectativas, a veces excesivas, a la hora de buscar pareja. Tal vez todo esto nos esté resituando y deseo que el actual déficit de interacción física se revierta hacia una nueva apreciación y valorización de la sexualidad y que, después del virus, la sociedad se encamine hacia una nueva ola de positividad sexual.
Estoy segura de que si nuestro deseo no satisfecho se acumula y nos domina durante cierto tiempo, después de esta prueba se disparará con toda su fuerza. El renacer social después del coronavirus estará probablemente marcado por el amor a la vida, el espíritu de descubrimiento, la alegría de la experimentación y los nuevos encuentros. Tal vez después del coronavirus volveremos a vivir nuestros locos veinte años.
Sólo puedo esperar que llegue este tiempo de hedonismo lleno de aventuras desinhibidas, irracionalidades y orgías y que el mercado sea más rico con algunos hombres solteros recién sacados del horno y hambrientos en busca de mujeres curvilíneas.
Hasta entonces: Cuídate mucho y #Quedateencasa
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