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Vuelvo al festival donde me inicié en el BDSM

Mi experiencia en el Sanctuary BDSM Festival

¿Nunca has ido a un festival BDSM? ¿Te gustaría ir a una play-party kinki? ¿O quizá adentrarte en el mundo de las cuerdas y el Shibari?
Pues hazlo sin moverte de casa, porque Marina Moon, azafata de JOYclub, te cuenta su experiencia en el Sanctuary BDSM Festival: sumisos descarados, fetichismo de pies, spanking, dormir en un apartamento con actrices porno y mucho más.

Por MarinaMoon

Vuelvo al festival donde me inicié en el BDSM

Marina Moon es una mujer switch haciendo su camino de autodescubrimiento en el mundo del BDSM, el kink y el shibari. Azafata de Joyclub y fácil de encontrar en cualquier play party. Curiosa por naturaleza, me adentré en las prácticas de la sexualidad disidente y desde entonces no he parado de descubrir cosas sobre mí misma.

Un año más en el ambiente BDSM

El festival de BDSM Sanctuary tiene un valor sentimental para mí. Mis andanzas en el ambiente BDSM empezaron hace un año cuando mi amiga y portavoz de JOYclub, Cecilia Bizzotto, me ofreció ir a trabajar como azafata al evento.

Pero Cecilia: ¡Yo nunca he ido a un festival así! Aunque hace tiempo que lo tengo pendiente…” Le dije. Aunque como soy el tipo de persona que se apunta a un bombardeo, las dudas se resolvieron prácticamente solas. A pesar del miedo inicial, me animé a aceptar ese trabajo que me acabaría descubriendo un mundo que a día de hoy ocupa gran parte de mi tiempo libre.

Ahora, 1 año después, vuelvo al festival que inició mi entrada en el mundillo del BDSM, el kink y el Shibari.

 

Vuelvo al festival que me descubrió el BDSM

El sábado por la mañana llegamos a Sanctuary. A Cecilia le había bajado la regla, así que éramos un cóctel de hormonas dispuesto a trabajar. Es bastante gracioso tener ganas de llorar y comer mientras te paseas glamurosamente con arneses y lencería.

Nada más llegar, nos dispusimos a montar las tiendas de acampada. Hacía como 2 años que no montaba una, pero acabé orgullosa de lo bien que me había quedado. Por alguna razón, estaba segura de que el minimalismo necesario para acampar y la dedicación que requieren los outfits kinky, iban a generar relatos interesantes. Como veremos más adelante, no iba nada desencaminada.

Vuelvo al festival donde me inicié en el BDSM
 

Un sumiso descarado

Nos pusimos nuestras mejores galas y fuimos a reponer energías en el restaurante. Mientras estábamos comiendo, en la mesa de al lado había una Dómina con sus dos sumisos. Uno de ellos nos estuvo mirando descaradamente durante mucho rato. Esta actitud me sorprendió viniendo de un sumiso, así que más tarde decidí indagar en sus dinámicas.

Nos adentramos en el festival: había diferentes espacios con talleres, charlas, performances y zonas de descanso. ¡También una piscina! Empezamos a hablar con los asistentes sobre JOYclub y volvimos a ver la Dómina con el sumiso descarado. Con la excusa de presentarle la comunidad de JOY, me acerqué al sumiso y le pregunté: “¿Esa mujer de ahí es tu dómina?”.
Antes de contarte su respuesta, tienes que saber que…

Uno de los protocolos más básicos dentro del BDSM es respetar los collares. Si alguien lleva un choker (collar corto ajustado al cuello) significa que tiene amo/ama, por lo que tienes que preguntar quién es y hablar directamente con él o ella.

El sumiso me respondió haciendo todo un argumentario cuyo propósito era desvincularse de su condición de pertenencia a la Dómina. Nos dijo que no era propiedad de nadie como tal, que a veces jugaban, pero que era “brat”. Por su forma de expresarse, intuí que esa información no la habría compartido de la misma manera con la dómina a la que le había estado dando un masaje más temprano en el comedor. Así que asentí tranquilamente y fui a chivarme a la dómina. ¿Mi objetivo? Sembrar el caos y echarme unas risas.

Brat es el rol de la persona sumisa que no es complaciente, sino que se porta mal y desafía a la persona dom normalmente con el objetivo de recibir un castigo. La traducción literal es “mocoso” o “malcriado”.

Así fue cómo incité a una Dómina para que castigara a su sumiso

Me presenté educadamente ante la Dómina y le conté cómo el chico nos había dicho que no era su sumiso. A la Dómina le cambió la expresión al instante y se le oscurecieron los ojos.

  • ¿Eso te ha dicho? – Mi satisfacción en ese momento era incalculable. – Pues vas a ver la que le va a caer, ahora voy a hablar con él.

No contenta con esto, añadí fuego a la hoguera:

  • Y además, es muy descarado este chico, nos estaba mirando mucho durante toda la comida, le debería caer un castigo doble.
  • Si que es descarado, si. Ahora verá.

Sobrepasada de la emoción, solté la pregunta clave:

  • ¿Podemos mirar?
  • Por supuesto. – Dijo la Dómina.
Nos sentamos a primera fila para presenciar una sesión de bondage, tortura genital, juego de impacto y humillación.

Mientras yo me empeñaba en crear conflictos, la meteorología hizo lo mismo: cayó una tormenta descomunal sobre nuestras tiendas recién montadas. El siguiente paso sería desmontarlas entre el barro y embutidas en nuestros increíbles conjuntos fetish. Fue un espectáculo digno de ver.

Vuelvo al festival donde me inicié en el BDSM
 

Después de la tormenta, ¡Llegó la fiesta!

Por la noche llegó el momento de la fiesta y yo tenía una lista mental de fantasías por cumplir.
En mi bolsa de material llevaba un botecito de crema para dar masajes. Según mis estándares, un masaje sin crema ni siquiera se merece el título de masaje. Uno de mis mayores propósitos era encontrar una sumisa que me deleitara con un masaje en los pies. Esa fantasía me había hecho dar cuenta de que…

El fetichismo de pies está muchísimo más representado entre mujeres dominantes y hombres sumisos. Dada la hipersexualización del lesbianismo en el porno, me pareció una observación, como mínimo, curiosa.

Cecilia, como buena amiga y sumisa, se ofreció a darme un masaje en mi espalda contracturada a ver si conseguía incitar a otra sumi que quisiera adorarme los pies.

También utilizamos una correa de perra atada a su choker, para pasearla por la fiesta. En varios momentos, Cecilia osó caminar varios metros por delante de mí tirando de la correa. Tuve que hacer grandes esfuerzos para reprimir mis impulsos sádicos y comentarle amablemente que su actitud era impropia de su rol. ¡Cómo se nota que es otra Brat insolente!

 

Acabé la noche con el culo rojo

Más tarde, me llevé un intenso spanking de una Dómina profesional que conocí esa misma noche. Pedí que me hicieran una foto de la obra final para poder mandarla a mi Dom y que se sintiera orgullose de mí (y así fue). Aunque esta foto no la voy a compartir, es propiedad de mi Dom.

¿Quieres ver como me azotan en el culo?

Si quieres verme recibir un spanking, puedes ver los vídeo-tutoriales sin censura de mi experiencia siendo azotada por primera vez por una dómina profesional.

Dormir al lado de una estrella del porno y descubrirlo a la mañana siguiente

Dado el destrozo de las tiendas de campaña con la tormenta, un grupo de actrices porno nos ofreció dormir en su apartamento para que pudiéramos descansar mejor.
Al llegar, nos ubicamos en una habitación con varias literas. Nos explicaron que habían estado grabando una escena de doble penetración por la mañana, y en esa cama durmió felizmente la actriz que lo había recibido.

Algo que me pareció interesante en el entorno del trabajo sexual es la naturalidad con la que llevan la desnudez más allá de los rodajes. Algo que me pareció interesante en el entorno del trabajo sexual es la naturalidad con la que llevan la desnudez más allá de los rodajes. Nos cambiamos y, completamente agotadas, tardamos muy poco en dormirnos.

A la mañana siguiente, ya habíamos repuesto fuerzas y surgió una conversación con una de las personas hospedadas en el piso que resultó ser Bibian Norai, una referente del porno en España, ganadora de numerosos premios y trabajadora sexual durante más de 30 años.
Entre magdalenas y cafés, charlamos sobre el estigma del trabajo sexual, de la naturalidad con la que ella lo había vivido y transmitido a su entorno, los patrones que veía repetidos en los clientes y que le ayudaban a dar un mejor servicio y el efecto de los medios de comunicación en la opinión pública respecto el trabajo sexual.

 

Protocolo en las relaciones de Dominación/sumisión

El día anterior, de camino al festival, habíamos estado hablando con Cecilia sobre cómo se definían las relaciones D/S (relaciones de dominación - sumisión), qué protocolos los caracterizaban y cómo nos sentiríamos personalmente con la posibilidad de establecer una de estas dinámicas.
Algo que me chocó mucho cuando lo descubrí en su momento, fue que el protocolo habitual marca que la persona sumisa tiene que pedir permiso a la persona dominante para tener una dinámica de dominación con otra persona (y habitualmente también hablar con la otra persona dominante), pero que la parte dominante no tiene que pedir permiso a la persona sumisa para tener otras personas en condición de sumisión. Una de las dudas que nos surgió fue cómo se podía combinar la verticalidad de las relaciones D/S con la horizontalidad buscada en el feminismo y en modelos relacionales como la anarquía relacional.

A esta y otras preguntas nos respondió muy amablemente la dómina AkhAsshA, presidenta de la asociación del Jardín Secreto de Valencia:

VÍDEO: Entrevista con Domina AkhAsshA

Una vez finalizada la entrevista, no nos quedó mucho más que despedirnos y coger el coche de vuelta a Barcelona. Y para despedir el relato de esta experiencia, os dejo con la foto menos glamurosa del fin de semana: yo con una elegante bata y la mochila de montaña del Decathlon. Hasta muy pronto.

Vuelvo al festival donde me inicié en el BDSM
 

Besos y azotes,

Marina Moon


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