Noches de Luna Llena Pt.1.

****f79 Hombre
371 Publicación
Autor de un tema 
Noches de Luna Llena Pt.1.
Habían llegado pronto y el local estaba prácticamente vacío, lo que les permitió sentarse en su esquina favorita apartados del bullicio de la hora punta pero con una visión completa de la sala.
Él, clásico de pantalón de pinzas y su jersey color mostaza como única licencia alegre, ligeramente remangado dejando a la vista una finísima pulsera trenzada de cuero tan gastada que estaba claro que había una larga historia tras ella, aunque ella nunca había osado preguntarle.

Se sentaron en la barra a conversar tranquilamente ajenos a lo que pasaba a su alrededor y, de vez en cuando, no podían evitar buscar contacto físico, de modo que Él acariciaba su rostro y sus muslos como si fuera un objeto frágil y valioso.
Ella, ensimismada en el atractivo de él, intentaba que no se le notase su incomodidad. Las comidas de Navidad habían causado estragos en su ya de por si voluptuoso cuerpo y se había visto obligada a llevar aquel ajustadísimo vestido negro que Él había escogido para aquella noche a pesar de sus objeciones.

El juego era así y ella había acabado aceptando aquella indumentaria por la excitación que le provocaba ser completamente accesible para Él y sus deseos, sabiendo que cada movimiento era un placer para sus gustos sexuales y que su vergüenza era disfrutada en cada inútil intento de que no se le levantase el vestido dejando sus muslos a la vista o al desbordar sus generosos pechos por su amplio escote. Además, sentir las apretadísimas medias negras sobre la piel de sus muslos era algo que ambos gozaban pues, al final de la noche, las marcas en sus muslos cuando Él se las retiraba era un momento de placer compartido.

Sin darse cuenta, había pasado el tiempo y el local se había llenado de gente. Él la miró con deseo y ella agachó la mirada sabiendo lo que Él tenía preparado para ella. Los nervios se apoderaron de ella y la excitación iría en aumento ya que, tarde o temprano, aparecería alguien atraído por la posibilidad de follarse aquella mujer de mirada tímida y escote imponente.

Efectivamente, en pocos minutos, tres chicos jóvenes se acercaron con poco disimulo fingiendo pedir una copa mientras la desnudaban con la mirada. Llevaban tiempo acudiendo al local esperando encontrar la oportunidad de encontrarse con alguien como ella para jugar. Sin ser físicamente espectacular, las ansias les llevaron a intentarlo y uno de ellos, dando un rodeo, la miró por detrás y se acercó para saludarla con poco arte.

Ella siguió silenciosa y le miró a Él. El chico no entendió el juego e insistió mientras sus amigos la devoraban con los ojos fijos en sus tetas.

-Buscamos alguien para ella, -intervino Él con seriedad- pero el juego tiene sus reglas.

-Entendido -respondió envalentonado dando un paso acercándose a Él-. ¿Y cuáles son esas reglas?

-Ella sólo hará lo que yo le ordene -respondió Él con tanta firmeza que los chicos dieron un paso atrás-. Ella es mía .

Atrajo su cabeza para besarla intensamente y la colocó entre los tres jóvenes. Ella sintió arder su piel al notar cómo las miradas de aquellos cuatro hombres se posaban sobre ella escrutando cada centímetro y mantuvo la mirada fija en sus finísimos zapatos de tacón. Uno de ellos, incapaz de aguantar más, se abalanzó sobre ella y la sobeteó indecentemente. Él se impuso simplemente la mirada y el joven insensato dio un paso atrás. Analizó los deseos de ella en un instante, sopesando y, adviertiendo en ella las ganas de continuar, cogió su barbilla y le dijo:

-Muy bien, parece que estos chicos no te dejarán indiferente. Muestra lo que puedes ofrecerles.

Ella, obediente y muy excitada, fue subiendo su vestido lentamente dejando sus medias al descubierto y, abriendo sus piernas, mostrando un tanga con abertura negro por el que asomaba una vulva sonrosada rodeada de un finísimo vello rubio. Sintió inmediatamente como aquellos seis jóvenes ojos se clavaban en su coño, lo que provocó que empezase a palpitar y a calentarse. Apretó sus puños aferrándose al vestido, aunque lo que deseaba era meter los dedos en su coño.

Ellos asintiron complacidos y excitados ante la oportunidad que se les había presentado. Ella se tensó conocedora de los modos juveniles, muy potentes e intensos al inicio pero de corto recorrido. También sabía que, tras las impacientes e imparables ganas de follar de los tres jóvenes, que acabarían antes de lo que le gustaría, Él tomaría el mando e iba a disfrutar muchísimo al volver a casa, siempre y cuando se portase bien cumpliendo con todos y cada uno de sus deseos. Aquella sensación la llenaba y ampliaba su placer hasta límites insospechados, descubriendo placeres inimaginables que sólo Él había logrado enseñarle. Cumplir en aquella sala la ayudaría a alcanzar su placentero premio. Tenía tantísimas ganas de volver a sentir su cuerpo que se quitó el tanga dejando completamente a la vista su culo y su vulva sonrosada y se lo metió en la boca. Luego se arrodilló y alargó las manos manoseando sus braguetas.

No hicieron falta más palabras. Al instante, tres pollas duras como el acero aparecieron frente a ella. El tanga impidió que profanaran su boca sin miramientos. Ella sintió alguna arcada por el ímpetu irrespetuoso con el que la trataban pero Él rápidamente ponía orden en aquella manada de cachorros hambrientos que la pusieron en pie y uno de ellos tiró de su escote haciendo rebosar sus tetas, que rápidamente metieron en sus bocas. Hilos de saliva y fluidos comenzaron a caer por el escote y los fueron extendiendo. Aquel enjuague sobre ellas y los mordiscos que la propinaban fueron provocándola hasta el extremo.


Entonces, Él ordenó que la siguieran y, cogiéndola de la mano, la ordenó abrir el desfile. Todos ellos se dirigieron a la sala del fondo teniendo que atravesar toda la pista en una promiscua procesión a cuyo paso provocaba miradas de envidia y lujuria. Como si del Mar Rojo se tratará, parecía que ella ordenara que se abriese un pasillo para dejar pasar a la comitiva encabezada por ella misma seguida de los tres jóvenes con sus pollas fuera y Él cerrando una procesión a la que se unieron varios curiosos y parejas animadas por el espectáculo que se avecinaba.

Los apliques que adornaban la sala iluminaban las paredes con una tenue luz roja que dejaba entrever una gran otomana de cuero negro rodeada de jaula de barrotes dejando un espacio hasta la pared que se fue llenando de curiosos que siguieron a la promiscua procesión que habían improvisado. Ella subió a cuatro patas como una gata y esperó paciente mientras ellos se desnudaban y pusieron los condones que Él les proporcionaba mientras les recordaba las normas. Acto seguido, roció su culo con abundante lubricante que bajó lentamente por su cuerpo con esa sedosa cadencia que tanto le gustaba. Las manos de los tres chicos extendieron el suave líquido por su cuerpo y cada roce se hizo más y más placentero. Sintió que su piel ardía y, al alzar los ojos y ver a todos aquellos espectadores excitados, comenzó a gemir de placer de forma inaudible pues el sonido se amortiguaba por el tanga que aún llevaba dentro de la boca y disimulado por el murmullo del expectante público. Los tres chicos sí se dieron cuenta y el primero de ellos, con una enorme erección, pasó a la acción. No tuvo piedad. Ella se sintió atravesada por lo rudo y directo de su ataque. Su empuje era inhumano, digno modelo de su salud y juventud. Los otros dos, una vez estuvieron preparados quedaron frente a ella a cada lado de su cara jugueteando con sus pollas tentándola, dando toques en sus labios, frotándose contra su mejilla pero sin dejarla llenar su boca como era su deseo. Él sonreía al ver cómo jugueteaban con ella mientras se excitaba deseando ser follada. Ella le miró para demostrar que lo había vuelto a conseguir, que una vez más la tenía completamente deshecha de placer esperándole.

El primer chico, agotado, dejó paso al segundo e intercambiaron el puesto. Era menos profundo y capaz pero tenía una gran polla que sentía estirar su vagina y llegar a tocar el cuello del útero. No era placentero pero la obligaba a cambiar su respiración y hacer fuerza provocando una tensión en su core que la excitaba mucho. La polla del primero se acercó a su boca y salpicó sus labios de una mezcla de lubricante y fluidos. Se relamió deseando probarla. El chico se quitó el condón y por sorpresa descargó sobre ella una corrida tal que se quedó con la boca y los ojos muy abiertos. El murmullo de la gente dejó claro que el espectáculo estaba siendo de su agrado y llegó el turno del tercero. El ritmo que imprimió era impresionante y como si de un hinchador se tratase, fue cargando su cuerpo de placer de manera que sentía que iba a explotar. Aún goteaba el esperma de la primera polla ante su cara cuando el segundo imitó al primero. Ella vio aquel enorme glande.comomun ser violento que escupía sobre ella. Caliente y espeso, acariciando sus labios... Bajó su mirada y apretó su abdomen, aquí llegaba por fin. Enmudecida por su propio tanga, gritó. Grito enloquecida por el placer que Él le estaba proporcionando. Le miró con pasión desenfrenada y, temblando, le ofreció su orgasmo. El tercer chico parecía enfurecido y la penetraba con velocidad y fuerza desmedida. Aunque todavía temblaba del primero, el caliente esperma sobre su cara, las voces del público y aquella violencia arrancó de su cuerpo otro orgasmo que nuevamente hizo que gritara incapaz de contenerse.

Consciente de lo que estaba pasando, Él se acercó y comenzó a dejar caer nuevamente lubricante sobre su culo. Luego, pasó un dedo entre las nalgas y apretó suavemente sobre su ano. Luego, acercó el.bote de lubricante y apretó dejando entrar dentro el suave líquido. Los pies de ella temblaban, indicando que estaba logrando su objetivo. Él chico, asombrado por aquello le miró a los ojos. Ella giró la cabeza y le miró con miedo. Él agarró su pelo y la obligó a mirar las dos pollas que nuevamente la amenazaban.

-Es toda vuestra -respondió sin vacilar-.

Ella se resignó y miró al público que había comenzado a masturbarse y a follar ante el espectáculo que ofrecían.
El joven no se lo pensó dos veces y pasó de un canal a otro. La lubricación ayudó pero la estrechez oponía la suficiente resistencia como para obligarle a forzar provocando una acción más fuerte y animal. A pesar de las molestias, ella sintió aquel sobresfuerzo con deseo y comenzó a jadear. Las otras dos pollas se frotaban contra su cara. El olor a sexo, los gemidos y los chorros de esperma y fluidos comenzaron a llenar la sala.

Los tres chicos se la follaron alternativamente mientras Él la miraba recibir por ambos orificios al tiempo que iban dejando caer sus chorros de esperma sobre su cara. Cuando fallaron en uno de los cambios y quedaron abatidos, Él dio por finalizada la sesión y la ayudó a levantarse. Ella había perdido la noción del tiempo y podría haber pasado una hora o una semana. Tambaleante, se levantó abrazándose a Él y recuperó la compostura. Su cara goteaba y el efecto del maquillaje deslizando por sus mejillas resultaba terrible. Miró a su alrededor y aquel espacio parecía completamente diferente.

-Lo has hecho muy bien -dijo Él con suavidad mientras sacaba el tanga de su boca y lo usaba para limpiar su cara como si de una toalla se tratase-. Ahora te llevaré a casa para que recibas tu merecida recompensa.

Y ella sintió como se estremecía su vientre en un tremendo espasmo de placer.
****f79 Hombre
371 Publicación
Autor de un tema 
Agradecer de nuevo a @***82 sus ideas aquí plasmadas.
******avi Pareja
77 Publicación
Cita de ****f79:
Noches de Luna Llena Pt.1.
Habían llegado pronto y el local estaba prácticamente vacío, lo que les permitió sentarse en su esquina favorita apartados del bullicio de la hora punta pero con una visión completa de la sala.
Él, clásico de pantalón de pinzas y su jersey color mostaza como única licencia alegre, ligeramente remangado dejando a la vista una finísima pulsera trenzada de cuero tan gastada que estaba claro que había una larga historia tras ella, aunque ella nunca había osado preguntarle.

Se sentaron en la barra a conversar tranquilamente ajenos a lo que pasaba a su alrededor y, de vez en cuando, no podían evitar buscar contacto físico, de modo que Él acariciaba su rostro y sus muslos como si fuera un objeto frágil y valioso.
Ella, ensimismada en el atractivo de él, intentaba que no se le notase su incomodidad. Las comidas de Navidad habían causado estragos en su ya de por si voluptuoso cuerpo y se había visto obligada a llevar aquel ajustadísimo vestido negro que Él había escogido para aquella noche a pesar de sus objeciones.

El juego era así y ella había acabado aceptando aquella indumentaria por la excitación que le provocaba ser completamente accesible para Él y sus deseos, sabiendo que cada movimiento era un placer para sus gustos sexuales y que su vergüenza era disfrutada en cada inútil intento de que no se le levantase el vestido dejando sus muslos a la vista o al desbordar sus generosos pechos por su amplio escote. Además, sentir las apretadísimas medias negras sobre la piel de sus muslos era algo que ambos gozaban pues, al final de la noche, las marcas en sus muslos cuando Él se las retiraba era un momento de placer compartido.

Sin darse cuenta, había pasado el tiempo y el local se había llenado de gente. Él la miró con deseo y ella agachó la mirada sabiendo lo que Él tenía preparado para ella. Los nervios se apoderaron de ella y la excitación iría en aumento ya que, tarde o temprano, aparecería alguien atraído por la posibilidad de follarse aquella mujer de mirada tímida y escote imponente.

Efectivamente, en pocos minutos, tres chicos jóvenes se acercaron con poco disimulo fingiendo pedir una copa mientras la desnudaban con la mirada. Llevaban tiempo acudiendo al local esperando encontrar la oportunidad de encontrarse con alguien como ella para jugar. Sin ser físicamente espectacular, las ansias les llevaron a intentarlo y uno de ellos, dando un rodeo, la miró por detrás y se acercó para saludarla con poco arte.

Ella siguió silenciosa y le miró a Él. El chico no entendió el juego e insistió mientras sus amigos la devoraban con los ojos fijos en sus tetas.

-Buscamos alguien para ella, -intervino Él con seriedad- pero el juego tiene sus reglas.

-Entendido -respondió envalentonado dando un paso acercándose a Él-. ¿Y cuáles son esas reglas?

-Ella sólo hará lo que yo le ordene -respondió Él con tanta firmeza que los chicos dieron un paso atrás-. Ella es mía .

Atrajo su cabeza para besarla intensamente y la colocó entre los tres jóvenes. Ella sintió arder su piel al notar cómo las miradas de aquellos cuatro hombres se posaban sobre ella escrutando cada centímetro y mantuvo la mirada fija en sus finísimos zapatos de tacón. Uno de ellos, incapaz de aguantar más, se abalanzó sobre ella y la sobeteó indecentemente. Él se impuso simplemente la mirada y el joven insensato dio un paso atrás. Analizó los deseos de ella en un instante, sopesando y, adviertiendo en ella las ganas de continuar, cogió su barbilla y le dijo:

-Muy bien, parece que estos chicos no te dejarán indiferente. Muestra lo que puedes ofrecerles.

Ella, obediente y muy excitada, fue subiendo su vestido lentamente dejando sus medias al descubierto y, abriendo sus piernas, mostrando un tanga con abertura negro por el que asomaba una vulva sonrosada rodeada de un finísimo vello rubio. Sintió inmediatamente como aquellos seis jóvenes ojos se clavaban en su coño, lo que provocó que empezase a palpitar y a calentarse. Apretó sus puños aferrándose al vestido, aunque lo que deseaba era meter los dedos en su coño.

Ellos asintiron complacidos y excitados ante la oportunidad que se les había presentado. Ella se tensó conocedora de los modos juveniles, muy potentes e intensos al inicio pero de corto recorrido. También sabía que, tras las impacientes e imparables ganas de follar de los tres jóvenes, que acabarían antes de lo que le gustaría, Él tomaría el mando e iba a disfrutar muchísimo al volver a casa, siempre y cuando se portase bien cumpliendo con todos y cada uno de sus deseos. Aquella sensación la llenaba y ampliaba su placer hasta límites insospechados, descubriendo placeres inimaginables que sólo Él había logrado enseñarle. Cumplir en aquella sala la ayudaría a alcanzar su placentero premio. Tenía tantísimas ganas de volver a sentir su cuerpo que se quitó el tanga dejando completamente a la vista su culo y su vulva sonrosada y se lo metió en la boca. Luego se arrodilló y alargó las manos manoseando sus braguetas.

No hicieron falta más palabras. Al instante, tres pollas duras como el acero aparecieron frente a ella. El tanga impidió que profanaran su boca sin miramientos. Ella sintió alguna arcada por el ímpetu irrespetuoso con el que la trataban pero Él rápidamente ponía orden en aquella manada de cachorros hambrientos que la pusieron en pie y uno de ellos tiró de su escote haciendo rebosar sus tetas, que rápidamente metieron en sus bocas. Hilos de saliva y fluidos comenzaron a caer por el escote y los fueron extendiendo. Aquel enjuague sobre ellas y los mordiscos que la propinaban fueron provocándola hasta el extremo.


Entonces, Él ordenó que la siguieran y, cogiéndola de la mano, la ordenó abrir el desfile. Todos ellos se dirigieron a la sala del fondo teniendo que atravesar toda la pista en una promiscua procesión a cuyo paso provocaba miradas de envidia y lujuria. Como si del Mar Rojo se tratará, parecía que ella ordenara que se abriese un pasillo para dejar pasar a la comitiva encabezada por ella misma seguida de los tres jóvenes con sus pollas fuera y Él cerrando una procesión a la que se unieron varios curiosos y parejas animadas por el espectáculo que se avecinaba.

Los apliques que adornaban la sala iluminaban las paredes con una tenue luz roja que dejaba entrever una gran otomana de cuero negro rodeada de jaula de barrotes dejando un espacio hasta la pared que se fue llenando de curiosos que siguieron a la promiscua procesión que habían improvisado. Ella subió a cuatro patas como una gata y esperó paciente mientras ellos se desnudaban y pusieron los condones que Él les proporcionaba mientras les recordaba las normas. Acto seguido, roció su culo con abundante lubricante que bajó lentamente por su cuerpo con esa sedosa cadencia que tanto le gustaba. Las manos de los tres chicos extendieron el suave líquido por su cuerpo y cada roce se hizo más y más placentero. Sintió que su piel ardía y, al alzar los ojos y ver a todos aquellos espectadores excitados, comenzó a gemir de placer de forma inaudible pues el sonido se amortiguaba por el tanga que aún llevaba dentro de la boca y disimulado por el murmullo del expectante público. Los tres chicos sí se dieron cuenta y el primero de ellos, con una enorme erección, pasó a la acción. No tuvo piedad. Ella se sintió atravesada por lo rudo y directo de su ataque. Su empuje era inhumano, digno modelo de su salud y juventud. Los otros dos, una vez estuvieron preparados quedaron frente a ella a cada lado de su cara jugueteando con sus pollas tentándola, dando toques en sus labios, frotándose contra su mejilla pero sin dejarla llenar su boca como era su deseo. Él sonreía al ver cómo jugueteaban con ella mientras se excitaba deseando ser follada. Ella le miró para demostrar que lo había vuelto a conseguir, que una vez más la tenía completamente deshecha de placer esperándole.

El primer chico, agotado, dejó paso al segundo e intercambiaron el puesto. Era menos profundo y capaz pero tenía una gran polla que sentía estirar su vagina y llegar a tocar el cuello del útero. No era placentero pero la obligaba a cambiar su respiración y hacer fuerza provocando una tensión en su core que la excitaba mucho. La polla del primero se acercó a su boca y salpicó sus labios de una mezcla de lubricante y fluidos. Se relamió deseando probarla. El chico se quitó el condón y por sorpresa descargó sobre ella una corrida tal que se quedó con la boca y los ojos muy abiertos. El murmullo de la gente dejó claro que el espectáculo estaba siendo de su agrado y llegó el turno del tercero. El ritmo que imprimió era impresionante y como si de un hinchador se tratase, fue cargando su cuerpo de placer de manera que sentía que iba a explotar. Aún goteaba el esperma de la primera polla ante su cara cuando el segundo imitó al primero. Ella vio aquel enorme glande.comomun ser violento que escupía sobre ella. Caliente y espeso, acariciando sus labios... Bajó su mirada y apretó su abdomen, aquí llegaba por fin. Enmudecida por su propio tanga, gritó. Grito enloquecida por el placer que Él le estaba proporcionando. Le miró con pasión desenfrenada y, temblando, le ofreció su orgasmo. El tercer chico parecía enfurecido y la penetraba con velocidad y fuerza desmedida. Aunque todavía temblaba del primero, el caliente esperma sobre su cara, las voces del público y aquella violencia arrancó de su cuerpo otro orgasmo que nuevamente hizo que gritara incapaz de contenerse.

Consciente de lo que estaba pasando, Él se acercó y comenzó a dejar caer nuevamente lubricante sobre su culo. Luego, pasó un dedo entre las nalgas y apretó suavemente sobre su ano. Luego, acercó el.bote de lubricante y apretó dejando entrar dentro el suave líquido. Los pies de ella temblaban, indicando que estaba logrando su objetivo. Él chico, asombrado por aquello le miró a los ojos. Ella giró la cabeza y le miró con miedo. Él agarró su pelo y la obligó a mirar las dos pollas que nuevamente la amenazaban.

-Es toda vuestra -respondió sin vacilar-.

Ella se resignó y miró al público que había comenzado a masturbarse y a follar ante el espectáculo que ofrecían.
El joven no se lo pensó dos veces y pasó de un canal a otro. La lubricación ayudó pero la estrechez oponía la suficiente resistencia como para obligarle a forzar provocando una acción más fuerte y animal. A pesar de las molestias, ella sintió aquel sobresfuerzo con deseo y comenzó a jadear. Las otras dos pollas se frotaban contra su cara. El olor a sexo, los gemidos y los chorros de esperma y fluidos comenzaron a llenar la sala.

Los tres chicos se la follaron alternativamente mientras Él la miraba recibir por ambos orificios al tiempo que iban dejando caer sus chorros de esperma sobre su cara. Cuando fallaron en uno de los cambios y quedaron abatidos, Él dio por finalizada la sesión y la ayudó a levantarse. Ella había perdido la noción del tiempo y podría haber pasado una hora o una semana. Tambaleante, se levantó abrazándose a Él y recuperó la compostura. Su cara goteaba y el efecto del maquillaje deslizando por sus mejillas resultaba terrible. Miró a su alrededor y aquel espacio parecía completamente diferente.

-Lo has hecho muy bien -dijo Él con suavidad mientras sacaba el tanga de su boca y lo usaba para limpiar su cara como si de una toalla se tratase-. Ahora te llevaré a casa para que recibas tu merecida recompensa.

Y ella sintió como se estremecía su vientre en un tremendo espasmo de placer.
Me ha encantado, casi casi x completo, detalles q tal… pero me ha encantado,
Yo quiero algo asi, o incluso mas bizarro!! Jajaja
******r63 Hombre
2.693 Publicación
Esperé a leerlo para disponer de tiempo y hacerlo con calma y ahora me dejas con las ganas de la 2ª parte y ya no puedo. Cago en tó !!!! 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼
Enhorabuena al autor @****f79 y ala ideóloga @***82
Inscríbete y participa
¿Quieres participar en el debate?
Hazte miembro de forma gratuita para poder debatir con otras personas sobre temas morbosos o para formular tus propias preguntas.