Recuerdos
Domingo, no he descansado lo que hubiese querido siendo mi día libre. La noche se ha hecho corta entre vueltas en la cama. Sentado frente al ventanal, todavía apreciando la neblina del amanecer y sin ruido alguno, en silencio, divisando el horizonte, mi cabeza no para de dar vueltas recordando a ella.Hace tiempo que no nos vemos. Seguimos en contacto, hablamos, pero no hemos vuelto a arrugar las sábanas de la cama. No hemos vuelto a dar rienda suelta a nuestros deseos.
El frescor del amanecer entra por una ventana empañada y húmeda con el rocío de la noche y mi piel, erizada por ese aíre, erizada recordando el roce de sus labios con los míos, como ese beso iniciado para disfrutarlo lentamente, terminaba explotando en un torbellino de ansiedad por nuestros cuerpos. La mecha era fácil de encender entre nosotros.
Hoy no me voy a obligar a parar, quiero ver en ese horizonte como si de una sala de cine se tratarse, aquella última vez. Apareció sin arreglar, algo despeinada, habíamos improvisado la cita, estábamos deseosos de volar juntos una vez más. Camiseta ajustada, vaqueros y yo sólo en mi trabajo. Siempre la misma bienvenida, siempre el abrazo y el beso directamente a sus labios, unos 20 cm. más baja que yo y mis manos siempre a su trasero mientras mordía aquellos y sabrosos labios. Sabía que cuando mi lengua se dirigiese a su cuello, llegarían sus primeros gemidos y la aceleración la respiración como así ocurrió.
Mi mente seguía volando entre esos flashes y mi excitación creciendo entre imágenes. Una sonrisa en mis labios, recordando como quitó sus vaqueros entre deseo, ansía....casi cae al suelo si no es porque anduve rápido tirando de sus brazos. Su piel erizada, sus pezones erguidos al quitar el sostén. No muy grandes, pero más fácil para apretarlos entre mi mano y mi lengua haciéndole perder la poca compostura que quedaba, gimiendo aún más fuerte mientras me sentaba en la silla.
Mi pantalón deportivo ya sobra con esas imágenes, excitación, humedad y no querer parar aquel recuerdo mientras decido seguir fluyendo y aplacar esos deseos yo mismo mientras continuaba con estas imágenes casi convertidas en realidad.
Y es que al sentarse sobre mí, y sentir en sus braguitas humedecidas mientras me besaba, como mi polla andaba tan excitada, tan gruesa y rozando sobre su rajita, recuerdo como mordía tus labios y me decías fóllame ya por favor al oído, buscando el lóbulo de mi oído para morderlo.
Mis manos ya no dan a basto dando el placer que necesito y que no puedo disfrutar contigo ahora que no estás, pero es que ya no siento el frio del frescor de la mañana, es más, agradezco ese tímido airecito que entra por la ventana para mitigar un poquito mi calor corporal, que sube en cada imagen.
Y es que, mi excitación se dispara, cuando recuerdo como nos levantamos de aquella silla y le senté sobre la mesa, quite sus braguitas empapadas mientras me miraba con cara de deseo. Fui a beber de su fuente, pero levantó mi cara y me dijo, que no, que quería sentirme ya dentro de ella. Obedecí y así, ahí sentada, abrazando mi cuerpo con sus suaves piernas y abrazada a mi cuello, entre decidido y fuerte dentro de ella. Sintiendo el temblor de sus piernas, el escalofrío al escuchar su voz quebrantada en mis oídos y el sudor de nuestros cuerpos pegados.
Más rápido como me pedías, fuerte, moviendo la mesa y agarrándose ya no de mí, sino de los bordes del tablero de la mesa, echándose un poco hacía atrás y sintiendo mi polla bien adentro, nuestros gemidos se confundían, nuestros pulsos disparados...Tal fue así, que no se convirtió en nuestro polvo más longevo. Se convirtió en algo corto pero intenso. Una sacudida como hacía tiempo no habían recibido nuestros cuerpos. Un orgasmo fuerte, intenso e imposible de disimular entre aquellos temblores y fuertes gemidos, entre miradas de ojos clavadas unos en los otros, tan intenso, como el que mis manos acaban de conseguir hacer llegar a mí ahora mismo.
Y es que está claro, a veces, no es tan fácil encontrar esa persona en el la conexión lleve a unos niveles tan altos de complicidad, de excitación y de disfrute. No toda conexión viene por las bondades corporales, la conexión mental, psíquica....es fundamental también para poder alcanzar clímax que no con todo el mundo pueden lograrse.
Y así, me dispongo a poder disfrutar de un domingo más en el que por hoy cierro este libro, esperando poder rellenar más páginas junto a ella algún día.