La playa II

Lola comienza a ser mas libre. Desde que descubrió el sexo en la playa, comienza a sentirse más viva que nunca.
Un día, decidió que era el momento de llevar su libertad a un nuevo nivel.
En la misma donde había experimentado el sexo con el desconocido Lola se sentó en la arena, sintiendo la calidez del sol en su piel desnuda. Observó a su alrededor, notando la diversidad de cuerpos y la confianza que emanando de ella. En ese instante, una idea cruzó su mente: quería experimentar otra cosa nueva, algo que la hiciera sentir aún más viva.
Mientras exploraba la playa, sus ojos se fijaron en un grupo de hombres y mujeres. Se acercó, sonriendo, dándose cuenta al instante que eran un grupo de amigos y se unió a ellos. La risa y la diversión llenaron el aire, y Lola se sintió más conectada que nunca con su entorno. En medio del juego, un hombre de cabellos morenos y ojos negros de mirada intensa y sonrisa encantadora se acercó a ella. Su nombre Marcos.
La química entre ellos fue instantánea. Compartieron risas y miradas cómplices, y Lola sintió una chispa de deseo que la impulsó a ser más atrevida. Después de un rato, Marcos le susurró al oído que había un lugar más privado donde podrían seguir disfrutando de la tarde.
Lola, emocionada por la idea, lo siguió. Se adentraron en un pequeño claro rodeado de árboles, donde la luz del sol se filtraba a través de las hojas. . Allí, lejos de las miradas curiosas, la tensión entre ellos creció. Marcos se acercó, y Lola sintió su aliento cálido en su piel.
Sin pensarlo dos veces, Lola se dejó llevar por el momento. Se tumbaron y se abrazaron, sus cuerpos desnudos se unieron en un baile rítmico de deseo y exploración. Cada caricia era un descubrimiento para ella, cada vez que notaba su lengua nuevo comienzo en su boca. Cuando notaba su pene dentro de ella el éxtasis la embriagaba. Otro lugar de esa playa donde Lola se vuelve a sentir completamente libre.

(Continuara)