Entre tus brazos
Despierto en una cama que no es la mía, con una sonrisa en los labios y completamente desnuda. Siento una piel también desnuda pegada a la mía, un brazo sobre mi cintura y una respiración tranquila en mi nuca.
Me voy a girar cuando ese brazo me coge con fuerza y me acerca aún más a él haciéndome reír.
"No te vas a mover de aquí" susurra entre la maraña que es mi pelo. Una noche movidita es lo que tiene...
No pensé terminar en su cama ni entre sus brazos la verdad.
Íbamos a cenar y ver una película en su casa, sin más.
Somos amigos desde que nos conocimos. Nos reímos de las mismas tonterías y enviamos mensajes continuamente con chorradas que sabemos vamos a compartir.
Ni sé cómo empezó todo ni cómo terminamos así ayer.
Sus dedos se deslizan por el contorno de mis caderas y pasan entre mis muslos haciendo que mis pensamientos se evaporen en ese momento.
Me muevo abriendo las piernas para él, con mi sexo expuesto completamente. Y no me siento extraña ni mal, todo lo contrario.
Siento su erección creciendo pegada a mi. De repente me suelta y desaparece bajo las sábanas. Pronto es su cabeza la que tengo donde hasta hace nada me acariciaba. Lo miro y me sonríe justo antes de empezar a pasear su lengua por mi monte de venus sin apartar su mirada de la mía. Un gemido sale de mi garganta. Me acaricia mientras sigue lamiendo. Siento como ardo con lo que me hace, como mi piel está mucho más sensible y receptiva a sus estímulos.
Su lengua entra y sale de mi, pasea juguetona por mi cuerpo y mi respiración se acelera.
Estoy húmeda, caliente y quiero volver a tenerlo dentro.
"Quiero sentirte dentro de mi" le digo de manera entrecortada, como puedo.
Trepa por mi piel "Tus deseos son órdenes para mi" me dice susurrando en mi oído.
Mis piernas se enganchan a su alrededor, cojo su polla, dura, caliente y la aprieto entre mis dedos mientras la llevo hasta mi entrada y él solo se desliza, con fuerza, en mi interior. Bombea y yo empujo desde debajo en sentido contrario.
Abro los ojos mientras me besa y seguimos ese ritmo febril y enloquecido hasta que ninguno de los dos puede más.
Explotamos de placer, deseo y ganas contenidas durante demasiado tiempo.
Nos corremos sin dejar de besarnos, lamernos, tocarnos, cogernos, mirarnos. Es todo intenso y es perfecto.
Jamás me imaginé en su cama, sé que le gusta dormir solo. Pero parece encantado de tenerme con él entre las sábanas.
Muchas veces me imaginé entre sus piernas y brazos, pero eran fantasías que no creí que se cumplieran nunca y ahora todo parece tan natural...
"Dime que te vas a quedar hoy conmigo" me dice sacándome de nuevo de mis pensamientos.
"No me imagino en ningún otro sitio" le contesto.
Me sonríe y me abraza de nuevo, tumbándose junto a mí con un ruidito satisfecho y acercando nuestras frentes sin dejar de mirarnos.
Menuda sonrisa de idiotas tenemos los dos.