Halloween 24'
31 de octubre de 2024. Barcelona Y allí estaba yo, vampira entre humanos un año más. Delante de la casa donde conocí a Iván por primera vez.
El primero de muchos encuentros apasionados. De muchas veces que prometimos sería la última, pero nunca lo era. Hasta hace unos 3 meses en que me dijo que su clan lo había unido a una loba de un clan hermano, y quería hacer las cosas bien por su familia. Y para ello debía renunciar a mi. Nunca podríamos ser una pareja a los ojos de nadie más que los nuestros, eso lo supimos desde el principio.
Fue sincero, valiente y me rompió el corazón que había permanecido frío y lento durante tantos y tantos años.
Pero ahí estaba yo, delante de aquella casa en la noche de Halloween, y acogía una nueva fiesta llena de humanos disfrazados.
Él había mantenido contacto 0 conmigo, y aunque me dolía físicamente y mis ojos lloraban lágrimas de sangre al pensar en su cercanía, sabía que era la única forma de detener aquello.
Apreté los puños clavando las uñas en mis palmas y entré en la fiesta.
Ese año había mucha gente con la cara maquillada de colores, americana morada y pelo verde.
Otra gente con pelo verde también pero traje de rayas blancas y negras.
Supuse que eran personajes que se habían puesto de moda ese año. Los humanos eran muy previsibles.
Vi algún que otro vampiro con capa y colmillos de plástico. Mis familiares se echarían las manos a la cabeza si vieran esos ridículos trajes.
Estaba observando la zona de baile cuando alguien habló a mi espalda
-"Creo que debería cazarte aquí y ahora "- me giré y vi a un tipo con gabardina y sombrero. Una ristra de ajos de plástico y algo así como estacas que no atravesarían ni mi abrigo.
-"¿Tú crees?"- dije mirándolo con pocas ganas de conversación.
Cambié rápido de habitación sin darle tiempo a responder cualquier estupidez.
Y entonces sentí un olor conocido y mi corazón se encogió junto con mi estómago. Me giré pero no lo vi por ninguna parte.
No sé porqué fui, en el fondo aún tenía la esperanza de encontrarlo. Debía irme, podía ir a cualquier otra fiesta, o irme al coto de mi familia y olvidar Halloween durante ese año.
Salí de la casa y me detuve en la esquina para mirar una vez más hacia dentro.
Los humanos bailaban, reían, se conocían... por un momento los envidié.
Me iba de allí a paso ligero, con la cabeza algo revuelta y llena de pensamientos sobre ese año tan especial que había vivido a pesar de tener que mentir a mi gente cercana, a pesar de saber que solo podíamos precipitarnos al desastre más absoluto.
Algo me golpeó y me lanzó contra un árbol de repente.
Estaba tirada en el suelo, confusa y con los sentidos desconectados. Debía centrarme y conectar de nuevo.
Unos ojos amarillos brillantes me observaban, una mandíbula ancha y un gruñido. Ni siquiera lo sentí acercarse. Era un lobo, pero desde luego, no era Iván.
Me levanté de un salto y le enseñé los colmillos con un bufido mientras mis ojos claros centelleaban de rojo.
Se rio de mi.
-"¿Qué clase de vampira sale sola y encima tan confiada?"- La voz era grave y me di cuenta de que tenía razón. Había descuidado cualquier tipo de protección, y podría suponerme la muerte a manos de ese lobo desconocido.
De repente algo pasó delante de mí, y el olor familiar de la casa me llegó de nuevo. Entonces lo vi. Iván había embestido a ese otro lobo. Lo pilló de improviso y lo había dejado aturdido del golpe.
Yo estaba conmocionada, no podía moverme.
-"Vete por favor. Huye"- me dijo Iván.
No podía ni hablar, mil preguntas se agolpaban en mi cerebro y pugnaban por salir de mis labios.
-"No voy a irme"- le respondí sintiendo cómo la ira me poseía.
Me lancé contra el otro lobo con mi rapidez habitual y lo embestí con fuerza.
-"Ya puedes irte Iván. Yo me encargo de esto"
Él me miró, y sus ojos me dijeron mucho más que lo que pudieran decir sus palabras. Se acercó a mi y me cogió de la cintura. Me alejaba con él de allí. Intentaba esconderme del otro lobo. Su tacto me molestaba en ese momento. No lo quería cerca.
-"Por favor"- me dijo- "No soportaría que te pasara algo".
-"Ni siquiera lo sabrías. Mi clan no iba a ir a decírtelo desde luego"
Sus ojos mostraban pena, tal vez algo de arrepentimiento. Los míos no, sé que eran gélidos como de costumbre.
Se acercó a mi, olfateando el aire a mi alrededor.
-"¿Tanto me odias ya?"
• "Si tanto te odio ¿por qué habría vuelto a esa casa en un día como hoy?"- otra lágrima de sangre rodó por mi mejilla.
Se acercó más a mí, limpió mi lágrima con uno de sus largos dedos y volvió a cogerme y a alejarme de allí. Me llevó hasta una casa que estaba a oscuras, parecía vacía. Abrí la puerta con facilidad y pasé dentro con él detrás.
Vi un sofá y me dejé caer en él.
-"Tenías razón, y me he dado cuenta con ese lobo. Solo me distraes y me convierto en una presa fácil para los tuyos y para cualquiera"- escupí esas palabras que tanto pesaban en mi pecho. Se dejó caer junto a mí en el sofá y al acercarse yo me eché hacia atrás instintivamente.
-"¿De verdad lo crees?"- dijo con la voz rasgada de deseo. Cada vez más cerca de mí cuerpo. Y quedé semi tumbada, expuesta para él como tantas veces. Se agachó allí mismo sin dejar de mirarme. Movía sus manos con suavidad y firmeza.
Escaló por mi cuerpo empezando por los pies, pasando por mis rodillas y caderas, deteniéndose en mis pechos y deslizando los dedos y su boca por la curva de mi cuello hasta llegar a mis labios. Buscando desesperadamente mi lengua con la suya. Juraría que el chasquido de la chispa al entrar ambas en contacto se había escuchado claramente para cualquier criatura en 1km a la redonda, pero pronto deseché el pensamiento por la lujuria que sentía en su presencia.
Nuestra ropa desapareció tan deprisa que apenas fui consciente. Quería quedarme acomodada en su pecho. Mientras sus dedos jugueteaban con mi vello púbico, los míos lo hacían con la erección que se clavaba en mi. Dirigí con la mano la punta de su pene hacía mi húmeda apertura y cuando quise darme cuenta ya nos había poseído de nuevo la fuerza animal que desprendíamos como los seres sobrenaturales que éramos.
Me cogía de las caderas para llevar el ritmo al penetrarme, lo sentía dentro de mi, y mis espasmos alrededor de su pene hacían que empezara a bombear y desahogarse. Yo estallé en un orgasmo al sentirlo.
Mi boca fue hacia su cuello, podía escuchar el bombeo de sangre en sus arterias. Quería morderle, saborear lo que ese dulce aroma me prometía, pero sabía que aguantaría mi instinto para no hacerle daño en un momento tan vulnerable.
No quería separarme de él, y estaba tan segura de que aquello era una despedida definitiva... Seguramente nuestra última noche de Halloween juntos.