Vínculo de cuerpo y espíritu
El aire entre nosotros se cargaba con una electricidad que parecía vibrar en cada suspiro.Su piel, cálida y suave bajo mis dedos, me invitaba a recorrerla lentamente, como si cada curva contara una historia secreta que solo yo podía descubrir.
Sus ojos, fijos en los míos, destilaban una mezcla de deseo y ternura. En esa mirada, vi más que solo pasión: había una promesa tácita, un vínculo que iba más allá de palabras o caricias.
Sentí su aliento entrecortado cerca de mi cuello y, al acercarme, nuestros cuerpos se encontraron en un choque de energía y necesidad de sexo incontrolable, como si cada centímetro de contacto fuera un lenguaje propio, una conversación muda que solo nosotros entendíamos.