Me empotras delante de mi marido, 3.

Me empotras delante de mi marido, 3.
Nota de autor “Pido a todas las personas que me han leído que, si quieren comentarme algo, pueden hacerlo tanto en esta página (sección comentarios del propio texto) pero piensen que un relato no se hace en una hora y menos que el resto de las personas que escribimos no tenemos vida, por tanto, responderé cuando pueda, pero siempre lo hago, solo por el respeto y educación de la persona que me envía el mensaje y su tiempo que ha dedicado en ello. Ahhhh, se me olvida, gracias a todas las personas que me leen, de verdad, GRACIAS.”



Continuamos.

Tras acabar de hablar Sergio con su hija y como se había alejado un poco para que no nos oyeran, pues regreso un poco alegre por lo que había vivido momentos antes al ver a su esposa siendo empotrada bestialmente pero también con una cara de sorpresa, a lo que su esposa le pregunto qué era lo que su hija le había dicho en la llamada telefónica. Indico que iban a tener una visita al día siguiente y entonces como yo ya conocía a la hija, aunque la última vez que la vi tenia catorce años, antes de la pandemia, pues le pregunte por el estado de su retoña:
— ¿Cómo está vuestra hija? Hace tanto tiempo que no la veo que abra cambiado mucho, supongo, sobre todo si ha salido a la belleza de su madre y a los ojos de su padre.

Entonces Sonso, recuperada de la follada que había tenido, me respondió:
— Uy, si la ves ahora apenas la reconoces, es cierto que nuestra hija ya no es una niña, ya es toda una mujer, y además ha dado un cambio que nos ha gustado mucho, aunque todo lo que la hemos enseñado realmente creemos tanto Sergio como yo, que le ha venido de lujo en su manera de ser y de comportarse. Creo que si la ves ahora te quedas con la boca abierta, porque ha cambiado en todo.

También Sergio hablo de su hija:
— La nenita de la casa ahora es la NENA de la casa, aunque no le dejamos que haga lo que quiera, siempre hay que supervisar sus actos, pero si es cierto que como dice su madre, Sonso, ya no es la chica que viste la última vez, ahora si la ves por la calle, si no te fijas mucho en ella, pensarías que es un bombón andante. También es que echamos un buen polvo para hacer que viniera al mundo, jajaja.

Entonces Sonso le pregunto a su marido que era lo que quería su hija y esto es lo que le respondió Sergio a su esposa:
— Pues que la nena dice que va a venir mañana para pasar unos días con nosotros, que ya ha acabado el trabajo que tenía que hacer en su curro y como su pareja está también de vacaciones, pues que se van a venir a tomar el sol y descansar. Pero me ha dicho que estaba oyendo la voz de José, el masajista de mamá y que si estaba con nosotros, no le dijéramos nada, ya que quiere darle una sorpresa. Literalmente ha dicho “papa, no le digas nada a José, que tengo muchas ganas de verlo y darle una sorpresa que segura estoy le va a encantar” y claro, pues no te he dicho nada, — todo esto nos lo estaba contando Sergio casi riéndose y nosotros también lo hacíamos, — pero espero que cuando la veas te hagas como que no lo sabes.


Por supuesto que uno sabe hacerse el sorprendido, sobre todo porque yo tenía solo el recuerdo siendo una jovencita que le gustaba saber de todo, siempre preguntando cualquier cosa y escuchando como le explicaban sus dudas, principalmente cuando me preguntaba cosas del amor y bueno, yo no es que sea un entendido de dicho tema, pero siempre le decía que tenía que seguir los pasos que su corazón le dijera, claro que a su edad, no lo entendía muy bien, pero supongo que supo al poco tiempo resolver sus dudas emocionales. Me acuerdo que me preguntaba muchas veces si era raro que dos personas del mismo sexo podían enamorarse a lo que yo siempre le decía que daba igual el sexo, daba igual que fueran dos hombres, o dos mujeres, que en el amor no hay diferencias, simplemente sentimientos y que mientras no se sufriera, lo que la gente o la sociedad dijera era la ignorancia de los sentimientos. Supongo que era otra manera de entender lo que su cuerpo y corazón empezaban a experimentar tras su corta vida.


Seguimos charlando sobre su hija, que estudiaba, en que trabajaba y esas cosas que se suelen hablar entre amigos, porque realmente son mis amigos (aunque yo me estaba follando ahora a Sonso delante de su marido, ya que a veces los amigos también están para estas cosas) y así también parábamos un poco la follada que Sonso había tenido y estaba cumpliendo una de sus fantasías, pero yo ya tenía ganas de seguir rompiendo el cuerpo de esta mujer, por lo que le dije que podríamos hacerlo dentro del jacuzzi que tienen al lado de la piscina cubierta. A ella se le iluminaron los ojos y sonrió, mientras me decía mirando a su esposo:
— Joder José, vas a hacer realidad otra de mis fantasías, ya que normalmente no traemos a nadie a esta casa, digamos que es nuestro rincón de paz y de relax, pero no te voy a negar que más de una vez estando aquí he soñado con que un semental me follara en la piscina o en el jacuzzi, y llegas tú ahora me lo estás proponiendo.

Su marido le guiño un ojo como indicando que él también quería ver el espectáculo, por lo que nos levantamos del sofá y nos fuimos para la piscina, en concreto para el jacuzzi, que usaban el mismo agua en ambos habitáculos, se comunicaban por una pequeña cascada de agua, no creo que tuviera ni un metro de distancia, pero el jacuzzi estaba encima del borde de un lado de la piscina. Como estaban en el jardín, era posible que ya siendo casi las ocho de la tarde, hubiera alguna vecindad curiosa, de todas formas íbamos a llamar su atención porque Sonso no se corta en gritar cuando folla y estaba claro que ahora iba a ser mucho más profundos y altos en sonido sus gritos.

Yo no soy mucho de follar culos de mujeres, prefiero más sus coños, pero de vez en cuando hay que darles a ellas el placer que te piden o que ellas mismas desean, y entonces mientras Sonso me estaba haciendo una mamada profunda, bueno, digo profunda porque se tragaba todo mi rabo hasta que su nariz chocaba con mi pelvis, eso para mí es profundo, jejeje, pero además como yo estaba sentado en el borde del jacuzzi y ella dentro, le estaba dejando ver todo su culo a su marido, que estaba enfrente, otra vez tocándose su polla, porque una mujer como Sonsoles la verdad es que levanta músculos solo con ver su cuerpo. Así que como ella me estaba poniendo a tono mi sable con su boca, le hice un gesto a su marido (siempre me gusta que los maridos o parejas de mis clientas o amigas participen, también tienen derecho, no me considero un Corneador cabrón que solo está para el placer de la casada, sino para ambos) por eso, al hacerle el gesto, Sergio me respondió con una negación moviendo su cabeza, pero yo le dije:
— Venga Sergio, mira el culo de tu esposa, no me negarás que no invita a que se lo follen, ¿no? Además, así me facilitas el que se lo abras para yo ahora romperle el culo, así que, follatela como te de la real gana.

A un marido no hay que motivarlo mucho para que se folle a su esposa, y en el caso de Sergio (que sé que hizo el gesto de negación como indicándome que era yo el que tenía que follarla, para eso me habían invitado, pues cuando se lo dije con esa picardía mía que sé que cualquier hombre no se negaría, llego al culo de su esposa. Lo separo con sus manos. Le escupió varias veces para lubricar su esfínter. Le apunto con su capullo en todo su culo y se la metió lentamente mientras Sonso gemía al ser introducida, pero seguía deleitándose con mi rabo, digamos que pasaba olímpicamente de lo que su marido le estaba metiendo para solo concentrarse en lo que tenía en la boca. Las mujeres pueden hacer muchas cosas, eso ya os lo aseguro, jejeje. Hasta que empezó a follarla duramente, tanto que le azoto varias veces los cachetes de su culo para ver si ella hacia algún gesto de que le molestará, pero Sonso pasaba de él, seguía solo con mi rabo, así que Sergio acelero las metidas y sacadas de su polla en el culo y pronto grito que se corría, vaya si lo hizo, ahí note como ella o mejor dicho, su cuerpo (por los empujones casi empotradores que le dio) se balanceo varias veces contra mí, que incluso me vino bien para agarrar de su melena y hacer que se atragantará con mi polla, hasta que el marido cayó encima de la espalda de su esposa, habiendo soltado creo que todo el semen que le quedaba dentro de sus huevos en el interior del ano.

Cuando salió de ella, entre jadeos solo pude oír como decía:
— Joder que puta eres, como has aguantado la follada anal que te he metido. Se nota que te lo han follado muchas veces zorra, pero me habéis dejado seco los huevos por lo menos para unas cuantas horas.

Yo me reí porque la verdad es que cuando un marido tras follarse a su esposa le dice esos piropos, es para reírse y saber que está bien satisfecho de la hembra con la que vive, pero Sonso no dejo de tragarse mi rabo, hacerme una mamada, que yo creo que estaba esperando a que le llenará de semen el interior de su garganta, pero en mi caso, cuando me corro la primera vez, para la siguiente tardo mucho, mucho no es un rato, no. Mucho es que pueden ser varias horas, por eso, entre el intervalo de la llamada de su hija, entre que habíamos descansado en el sofá mientras hablábamos de su hija, entre que habíamos ido al jacuzzi y entre la mamada mientras su marido le follaba bestialmente para él el culo, pues yo aún no tenía ganas de correrme, pero si estaba empalmado, una boca de una mujer experimentada en el sexo, sabe cómo poner como una piedra un palo como el mío. Así que como ella misma se sentó dentro del jacuzzi, creo que para aliviar el calor que le salía de su culo y coño, mientras veíamos como unas gotas del semen de su marido empezaban a flotar saliendo del culo de ella, pues le agarre de su cabeza y le folle literalmente la boca, ni la deje que inhalara aire para poder hacérselo, así que se lo folle hasta que se la saque de golpe para que respirará. Me dijo de todo, nada bonito por cierto, y volví a follarle la boca. Su melena se movía al compás de mis embestidas fuertes en su boca, hasta que ella hincándome las uñas en mis muslos (me estaba dando la señal de que no aguantaba más sin respirar) pues se la saque otra vez de golpe.

Indico que de mi polla salía un hilo de saliva que iba en curva hasta su boca. Casi llorando por el esfuerzo que estaba teniendo para no vomitar y por la follada de la boca, fue cuando la gire y poniéndome yo de pie en el fondo del jacuzzi, agarrando sus caderas con mis manos, haciendo que no se pudiera sujetar con sus manos nada más que en los muslos de su marido, le apunte mi capullo en su esfínter cerrado por el frio del agua. Yo no soy lo que se considera un hombre que mire por el placer de la mujer, realmente cuando me piden que sea un empotrado, me convierto en el animal que toda mujer quiere tener dentro de sí misma, y Sonso era lo que estaba pidiendo sin decirlo.


Aquí se olvida la amistad, los buenos modales, el respeto, y sobre todo, me olvido de quien es ella. Para mí, ahora mismo es un cuerpo. Me da igual que hable, grite, jadee, gima o lloré. No soy persona, simplemente soy un animal, y así se lo hice saber a Sonso. Metí con fuerza dentro de su culo. Grito. Claro que grito. Chillo como si le rompieran de verdad su culo, y eso que estaba siendo lubricado por el agua del jacuzzi. Metí con tal fuerza que todo su cuerpo se movió como cuando te dan un golpe fuerte y te desplazan. Solo que su cuerpo tenía dos sitios donde ir, o bien debajo del agua, ya que no podía sujetarse por nada porque los asientos estaban a más de un metro de ella o bien sujetarse en las piernas de su marido que estaba sentado enfrente de ella. Incluso vio el gesto de dolor en la cara de su esposa. Se asombró de mi embestida y de cómo empezaba ella a llorar del dolor. He dicho que me da igual lo que le pasará a ella, ¿verdad? Pues yo seguí, no me paré. Estaba agarrando fuertemente sus caderas y empecé un mete y saca, como un pim pam pum, pero en este sentido era meter y sacar con tal fuerza y rapidez dentro de su culo que no sé si fue por el dolor que le produje al follarla tan duramente o porque no se lo esperaba, pero su cuerpo empezó a vibrar. No creo que se corriera, pero nunca se sabe. Yo seguía metiendo y sacando, empotrando su culo cada vez que metía mi polla, porque no le sacaba el capullo. Ahhhh, por cierto, si alguien ha follado dentro de una bañera o dentro de un jacuzzi sabe lo que pasa con el agua, que no se queda quieto como en las películas porno o que no salpica. A mí me llegaba las gotas de agua que subían con cada empotramiento en su culo hasta mi cara, por lo que eso de que dentro del agua no se salpica, es una mentira. Todo mi cuerpo estaba cubierto del agua que salpicaba por mis empujones. Sonso gritaba tanto de dolor como de placer, hasta que tras media hora torturando su culo empezó a jadear. Creo que ya se acostumbró su cuerpo a la bestial follada que le estaba metiendo, pero yo no paré, para que parar si mi polla se desliza muy bien dentro de su agujero, lubricado principalmente por el semen de su marido (por eso hice que su marido se la follará antes, para lubricarme a mí y tener facilidad para romperle el culo a su esposa, uno no es tonto, y a falta de lubricantes anales, el mejor es el semen) por lo que yo seguía follando, hasta que ella grito varias veces, sinónimo de que se estaba corriendo, no sé si por su culo o por su coño, pero se estaba corriendo.

Entonces aquí deje de ser animal y me frene dentro de ella.

Sonso giro como pudo su cabeza, cubierta de su melena mojada por el agua y entre jadeos solo pudo decirme:
— Eres un cabrón. Un verdadero CABRÖN en mayúsculas.

Yo me reí mientras recuperaba el aliento, pero mi polla seguía dentro de su culo, metida hasta el fondo. Notaba como vibraba el interior de su culo, incluso como vibraba su vagina.

En ese momento que nos habíamos parado, Sergio me pregunto:
— ¿Te has corrido dentro de ella? Porque menuda follada salvaje que le has metido a mi mujer, creo que no se podrá sentar en varios días de lo bestial que ha sido.

Y yo, como ahora estaba en modo de recuperar el aliento, le respondí a los dos:
— No. No me he corrido, pero he creído necesario por mi corazón y para que no le sangre el culo a tu mujer de hacer un inciso descanso para así poder recuperar un poco el aliento, pero ahora si voy a rompérselo, espero que lo aguante, porque si no, es como dices tú, Sergio, no se va a poder sentar en varios días, pero ¿sabéis que os digo? Me da igual. Que no sea tan puta y le guste tanto follar, jajajaja.

Mientras me reía y Sergio se quedaba con cara de alucinado por cómo me estaba comportando en esos momentos con su esposa, mientras Sonso solo podía sonreír porque sabía que si decía algo la iba a seguir follando bestialmente para que no hablará, (es una mujer lista que sabe cuándo no tiene que provocar a quien la está dando placer) a lo que ella solo sonrió mientras se apartaba su melena mojada de su rostro. Entonces se alzó levantando su cuerpo y pegando su espalda a mi pecho mientras enlazaba sus brazos por detrás de mi cabeza, sobre mi nuca y me dijo:
— Coño, para la edad que tienes, aún sabes romper a una mujer y darle orgasmos. La verdad es que nunca me he arrepentido de conocerte, de que seas mi masajista especial y ahora no me arrepiento de nada de haberte dicho que eras el elegido para cumplir una de mis fantasías que siempre he querido tener con un verdadero semental. Te felicito por lo bien que me follas. — mientras intentaba girar su cabeza para darme un morreo, pero como no podía, porque eso haría que mi polla se saliera dentro de su culo y yo no quería que saliera, pues agarre con una mano su melena por detrás, tiré hacia abajo haciendo que viera que se dejará de besitos y agradecimientos y que volviera a ponerse en la posición en la que estaba, es decir, de pie, pero con la espalda encorvada hacia las piernas de su marido.

Sonso sabía que ahora vendría la parte más rica para una mujer, incluso la más dolorosa pero también la más placentera, el final hasta explotar dentro de su culo con todo mi semen. Tuve el detalle de que en ese parón que habíamos tenido ambos, masturbar su clítoris frenéticamente, sobre todo cuando se alzó para intentar darme un morreo (beso con lengua, para quien no sepa lo que es) para que una de mis manos fuera directamente a su clítoris, y frotarlo fuertemente, incluso pellizcando para que sintiera ese placer que las mujeres saben cuándo lo han hecho. Esa electricidad que recorre desde el clítoris pasando por su espina dorsal hasta llegar a su nuca. Cuando ella noto que iba a seguir el segundo asalto, apoyo sus manos en las rodillas de su marido. Le guiño un ojo mientras sonreía con esos ojos de vicio que una mujer completamente extasiada sabe poner a su pareja o a quien la está follando en ese momento, y entonces ocurrió lo que todos los presentes, menos los que ya estaban mirando desde sus terrazas o balcones, es decir los vecinos o vecinas no invitados pero siendo voyeurs por los gritos que Sonso estaba metiendo y que yo también hacia con mis jadeos, que era el momento cumbre de seguir con la follada bestial.

Ahora ella no se despegaría de mí, por eso, al ponerse en la posición para ser taladrada, pego su culo a mi cuerpo, vamos que se tragó todo. Yo sin decir nada volví al modo “animal que va a romper el culo a una mujer” y dando un par de azotes con la otra mano, azotes que chocaban en su culo y se mezclaban con el agua, hacían un sonido típico de como cuando te caes en un charco o te tiran a la piscina (ya saben a qué ruido me refiero) y haciendo que el sonido se elevará volví a empotrar su culo. Metía fuerte contra ella. Sacaba más rápido. Metía muy fuerte. Sacaba más rápido. A veces incluso cuando sacaba mi polla se salía del todo de su ano, pero como estaba muy dilatada, el agujero de su culo estaba abierto para volver a entrar. Metía y sacaba con fuerza. Empujaba su cuerpo y ella retrocedía para volver a estar pegada a mí. (Como dije antes, a mí no me gusta follar culos, pero si hay que hacerlo, se hace, lo que pasa es que tardo mucho más en soltar semen cuando follo culos de mujeres, lo de los hombres aún no me ha dado por esa práctica, porque sigo siendo hetera, no sé lo que pasará en un futuro). Entonces al saber yo que iba a tardar mucho más, no solo porque hacía casi dos horas que había descargado dentro de su coño, sino porque además cuando soy un animal no pienso en nada, solo hago que mi cuerpo disfrute y entonces es cuando puedo tardar mucho más que si pienso en correrme. Así que, entre mis empujones, empotramientos en ese culo más que dilatado, entre que ya mi aliento no sabía dónde estaba, entre que Sonso ya no era una mujer sino un cuerpo con tres agujeros, bueno, ahora solo era un agujero que estaba siendo torturado, entre que yo empujaba contra su culo con toda mi fuerza, entre que el mete y saca fuerte, salpicando agua hacia arriba y que sonaba como si la estuvieran matando, y entre que ella ya había dejado de sentir dolor para solo sentir placer, entre que su vagina explotaba continuamente con un orgasmo y otro y otro, entre que veía que estaba casi anocheciendo y entre que me daba igual que me vieran todos sus vecinos que estaban admirando el espectáculo gratis desde donde lo hicieran, pues note que en mis huevos empezaba a manar un líquido caliente que acabaría dentro del intestino de Sonso, por lo que no aceleré, la verdad es que iba a toda la potencia posible que mi cuerpo daba de si, solo que seguí rompiendo su culo, a empujones, tantos que creo que media capacidad que tenia de agua el jacuzzi se salió de tales embestidas que estábamos haciendo, incluso Sergio se tenía que quitar el agua que le caía por su cara de lo que estábamos haciendo, hasta que llegó el momento que me quede quieto, mientras Sonso seguía el vaivén de su cuerpo sintiendo como yo volvía a explotar dentro de ella, pero esta vez en su culo, y agarrando de sus caderas, tirando hacia mí para que no se saliera nada de dentro de su esfínter, fue cuando grite con todas mis ganas:
— ME CORROOOOOOOOOO PUTAAAAAAA!


Creo que mi grito lo oyeron vecinos que estarían bastante lejos, porque me salió del alma.

Caí encima de su espalda. Ella se sumergió un poco por mi peso. No le cubrió toda su cara pero hasta sus ojos sí. Sergio estuvo atento y levanto la cabeza de su esposa para que no se ahogara, y sacando yo mi polla de un golpe, la deje agotada, sujetada por su marido, porque ella apenas tenía fuerzas para poder quedarse de pie o sentada en sus rodillas. Sé que ella se corrió, porque le temblaba todo su cuerpo ya que, al caer encima de su espalda, notaba la vibración.

No nos dijimos nada durante un rato, solo Sergio le preguntaba a su esposa si estaba consciente, y creo que incluso se desmayó, pero en breves segundos reacciono y jadeando le dijo que si estaba bien, jodida eso sí, pero bien.

En vez de estar pegado a ella, me separé y senté en uno de los asientos del jacuzzi. Sergio seguía en el que estaba. Sonso, intento sentarse como pudo en el asiento que estaba entre los dos, aunque se resbalaba porque apenas tenía fuerzas. Notamos como salían a la superficie un poco del semen, pero no sabíamos si eran los restos de Sergio que antes se lo había follado o eran míos. La verdad es que el semen no flota, a lo sumo navega por el agua. Pero nos dio igual. Sonso estaba aún vibrando, sonriendo y con una cara de zorra satisfecha como hacía años que no veía yo en una mujer. Supongo que su marido si se lo había visto, pero creo que le asusto que se desmayara un poco de la bestial follada que había presenciado.

¿Resultado? Que acabamos Sonso y yo agotados. Si me hubiera dicho que la follará de nuevo, le hubiera dicho lo que realmente pienso ahora, que te folle un pez polla, porque yo ahora mismo no puedo.

Pero sabía que Sonso no podía decirme eso, incluso supe que necesitaba un merecido descanso, por eso los tres nos quedamos creo que como media hora relajados y recuperando fuerzas. Sonso al menos no podía mover nada de su cuerpo. Yo podía mover mis piernas y mis brazos, mi cuello para mirar de un lado a otro a los posibles vecinos cotillas o que estaban admirando un espectáculo porno, lo sé porque ya anocheciendo se ven las ventanas iluminadas, y las que no lo estuvieran, se notaba como las sombras se movían.

Entonces dijimos los tres los mismo y casi a la vez “Hay hambre. Deberíamos de comer algo, ¿no?” Y claro, no era la hora de cenar, pero imaginaros a tres cuerpos maduros, desnudos, mojados por el agua tras salir del jacuzzi, andando casi a cámara lenta, desplazándonos como podíamos, sobre todo Sonso que le dolía todo el cuerpo y que yo la sujetaba un poco con mi brazo apoyado en su espalda y cintura. Sergio no estaba tan agotado físicamente, pero creo que mentalmente si lo estaba. Y los tres nos fuimos para adentro, al salón, para sentarnos un poco en el sofá, ver las caras de felicidad que teníamos, porque los tres estábamos felices, más Sonso. Ella había cumplido dos de sus fantasías o creo que tres, porque me dijo que a lo largo de su vida había follado con hombres, unos buenos, otros no tanto, y otros que la habían marcado para bien de lo que le hicieron, pero nunca lo había hecho con una persona muy allegada a ella. Soy su masajista erótico privado desde más de una década, eso apega mucho a la gente. He sido quien le ha roto el culo delante de su marido, que era una de sus fantasías, tras correrse su marido dentro. He sido el hombre que la empotrado, por su boca, coño y culo mientras su marido la veía. Y he sido el que a día de hoy la ha hecho desmayarse de placer o de lo que sea, que no era una fantasía suya aunque si un sueño hecho realidad.




Continuamos en la cuarta parte, que como dije al principio del relato, he tenido que aumentarlo a una parte más, porque queda el final de la noche, tras cenar llego uno de mis juegos preferidos con parejas.
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