Me empotras delante de mi marido, 1.
Nota de autor: “Historia real. Realizada en agosto del 2022, casi acabando la primera quincena de un mes sumamente caluroso. ¿Protagonistas? Una clienta mía desde hace más de cinco años, viniendo a que le de masajes según su actividad sexual, pero al menos un par de veces al mes. Su marido como solo mirón. Y yo. Ocurrió en su casa de la playa, ya que normalmente viven en la ciudad de Córdoba, Andalucía, pero en verano se van a Benajarafe, una localidad pequeña pero no por eso nada de interesante, como nota turística y de interés, indico que está situada en pleno corazón de Axarquia, una comarca que se encuentra en la Costa del Sol Orienta, de la provincia de Málaga, que tiene uno de los mejores climas de Europa, con veranos con pleno sol, vamos que te puedes incluso achicharrar si estás expuesto a dicho astro muchas horas y con noches cálidas como la que hemos pasado este año, pero además dicha población un mar calmado, que transmite una tranquilidad que se nota en dicho pueblo. Aparte tiene una playa de casi dos kilómetros, no llega, y casi treinta metros de anchura, que fueron los pasos que di yo desde la orilla del mar hasta el paseo marítimo. Para que no fuera muy larga de leer, la he dividido en cuatro partes. Indico también que todos mis relatos que publico de manera gratuita están registrados con copyright de autor.” Comencemos la historia real.
Tenía cita programada, siempre las tengo, no trabajo sin cita acordada, con una de mis queridas clientas y amigas, con Sonsoles (indico como siempre que son nombres inventados o que a las protagonistas les gusta, pero no son los suyos reales, por la discreción y esas cosas que se leen de vez en cuando), aunque a ella le encanta que la llame “Sonso” cosas de mujeres, jejeje. Como indico, tenía cita con ella para hacerle uno de mis masajes especiales, de los que al menos no dura menos de dos horas. Todo su cuerpo es masajeado y cuando digo “Todo” es todo, creo que lo que no le hago masajes es en sus ojos, pero el resto, todo el cuerpo, por eso siempre tardo casi tres o cuatro horas, aunque tome descansos para mis manos.
Indico que Sonsoles es una mujer casada, liberal, pero casada. Enamorada de su marido pero en este matrimonio tienen pactado que pueden tener sexo con otras personas siempre y cuando vuelvan a casa. Cosas de matrimonios, que yo no me meto y que disfruto muchas veces de Sonso cuando me cuenta sus aventuras o incluso las relaciones de pareja que tienen su marido y ella con otras parejas. Digno de escribir una de las novelas más calientes habidas y por haber, pero no seré yo quien lo haga.
Como digo, Sonso, una mujer cincuenta y nueve años, casi llegando a los sesenta pero con un marido que si los tiene y superado, con sesenta y cuatro, siguen muy activos sexualmente, y claro, aunque yo hace años ya que no doy masajes a hombres, porque no me interesa tanto económicamente como personalmente, pues con esta mujer a veces, porque me lo pide ella, le doy masajes a su marido sobre todo en piernas y espalda, nunca toco polla o huevos, no me he especializado nunca en el masaje lingam, así que solo es mantenimiento de alguna contractura que se haga el hombre.
Era el día trece del mes de agosto de este año, el 2022 para ser exactos. Tenía cita con Sonso a las seis de la tarde, que por cierto, que calor, joder, tuve que empezar a pensar en no trabajar a dichas horas y hacerlo casi en las nocturnas, pero bueno, el trabajo es el trabajo. La cita era en mi casa, ya que si me tenía que trasladar a donde ella estaba pasando sus vacaciones como hacían juntos desde hace más de veinte años, pues para mí que no tengo coche, me hacía incluso moverme con todo, camilla plegable, bolsa con aceites corporales y toallas, unos cuantos kilómetros, pero así me ahorro un seguro de vehículo que en mi país no es precisamente barato, aparte de cómo estaba este verano el litro de gasolina o gasóleo, que era mejor ir en bicicleta. La cuestión es que ella si vino en su coche, uno nuevo este año, hibrido le llaman. La cuestión es que al llegar, con una camisola típica de verano, o dicho de otro modo, una camiseta larga que le llega hasta casi medio muslo, con sus gafas de sol y su bolso, unas chanclas típicas de verano y sonriendo como siempre ha venido esta mujer. Nunca la he visto seria o enfadada, cosa que incluso alegra la vista también.
Tras entrar en mi casa, una casa baja pero muy iluminada pues nos dimos el beso de rigor, no en las mejillas sino en los labios. Mis clientas antiguas o de confianza, me saludan así y yo no voy a dejar de hacerlo por nada, total, todas están vacunadas y yo también. Le indique si quiera tomar algo para refrescarse, a lo que ella acepto y le di su bebida favorita, té con cubitos de hielo y mientras yo iba preparando algunos de los aceites corporales que suelo utilizar con ella, Sonso se fue quitando la poca ropa que tenía para ponerse el albornoz desechable que suelo dar a mis clientas para que no se queden muy frías o expuestas a un posible constipado, ya que quien cuida de su clientela sabe que volverá con más ganas.
Entonces como Sonso sabia ya donde estaba la camilla para darle el masaje, entro en la habitación que tengo preparada para los masajes, se tumbó boca arriba en la camilla y con sus piernas cerradas, espero a que entrará yo. Puse una música acorde para relajación. Encendí las velas aromáticas que tengo para que se hallen ellas en un ambiente muy relajado y entonces empecé a hacer el masaje primero en sus muslos y piernas. Mientras hablábamos, porque siempre lo hago con las mujeres, así las noto si se relajan o no, Sonso me indico que no se podía quejar de su vida sexual, ya que con su marido iba todo muy bien, y con sus amantes bueno, había de todo un poco, pero que tenía una fantasía que aún no había cumplido, tras ya más de quince años de tener una relación más que abierta con su marido, en el tema sexual. Yo, como es lógico, le pregunte cual era esa fantasía aún no cumplida y entonces, mientras abría ella sus piernas para que le diera bien el masaje por el interior de sus muslos, indico que estaba completamente desnuda y en su coño no había ni un pelo, nada, depilada integral como a ella le gustaba siempre estar, pues me dijo lo siguiente:
— José, tú y yo llevamos mucho tiempo siendo clienta y masajista, y no quiero que te lo tomes a mal, pero mi marido me dijo que si quería cumplir mi fantasía, que por qué no lo hacía contigo, total, él te conoce, yo tengo algunas fantasías cuando me masturbo con mi masajista, que no te lo voy a negar, y él me ha dicho muchas veces porque no hemos tenido tú y yo sexo aún. A ver, no quiero que pienses que estoy desesperada porque me folles, porque ya sabes que follo con el hombre o chicos que quiero cuando lo necesito, pero contigo es algo que no me había propuesto aún, y tras decírmelo mi marido, pues he pensado mucho.
Yo seguía masajeando su cuerpo, incluso ya empezaba a tocar sus labios vaginales y su clítoris, como siempre había hecho, solo por encima mientras daba el masaje en sus ingles, nunca con el propósito de penetración, ya que eso lo deciden mis clientas pero si tocando para que se sintieran incluso más relajadas, aunque sé que tocar el clítoris no es para masajear, aunque ellas lo hacen cuando se duchan y no es para masturbarse, por tanto, mientras yo la escuchaba, pues seguía con mis manos y dedos por su parte intima.
Sonsoles entonces continuo con la explicación de su fantasía:
— Te he elegido a ti por varios motivos, primero, nos conocemos desde hace mucho tiempo, si no recuerdo mal llevo viniendo a tus masajes al menos unos diez años, y bueno, yo creo que todas las mujeres tenemos ese sueño o fantasía de hacerlo con el hombre o la mujer, depende de gustos, que nos da los masajes. Tú siempre has sido correcto conmigo, supongo que lo serás con todas. Mi fantasía no es otra que “me empotres delante de mi marido”, que yo sienta cosas que con él o con otros hombres no he sentido. Sé que puede sonar incluso algo pretencioso o abusivo y que podría condicionar nuestra relación actual, pero prefiero decírtelo y saber tu opinión para que no se quede en solo una mera fantasía de una mujer caliente y cachonda como soy yo. ¿Qué te parece José?
Ahora si era el momento de responderla, y así lo hice mientras le estaba masajeando sus tetas, porque ya era hora de subir y así ella podría mirarme a los ojos y yo mientras decirle lo que pensaba:
— Yo, ante todo, Sonso, te agradezco enormemente que hayáis pensado ambos, tu marido y tú en mí, con la de millones de hombres que puedes hacerlo. Sé que sexualmente eres una mujer activa y creo que no has dejado de tener sexo a lo largo de tu vida, por tanto, no sé si seré el indicado para tal fantasía que tienes. Es cierto que conozco a tu marido, y que él me propusiera para tu fantasía, la verdad es que me ha dejado perplejo, no sabía que me tuviera en tal estima para proponerte a mí, pero también se lo agradezco o lo haré cuando lo vea. Respecto a si me parece bien o no, a ver. Soy hombre. ¿Qué hombre se negaría a follarte? Bueno, habrá alguno, pero si no te lo has follado aún, jajaja, es porque no se te ha puesto a tiro. ¿Tú tienes fantasías conmigo y acabo de saberlo? Eso también es de agradecer, no sabía que pudiera ser la inspiración para masturbarse una mujer, pero gracias por el piropo sexual. Claro que quiero, a ver, ahora mismo te tengo desnuda en la camilla. Te estoy tocando todo tu cuerpo, todo, y como hombre pues también me excita el pensar en follarte, cosa que yo no te puedo decir que me masturbe pensando en ti, lo siento, apenas tengo tiempo ni para masturbarme, sobre todo con lo que sabes que tengo en casa, así que, mejor lo dejamos en pajas mentales, jeje. Pero si acepto. Lo qué no entiendo es porque tu marido quiere mirar, no sé si es porque desea verte gozar o tú quieres ponerte más salida viendo como él te mira mientras otro hombre te folla, aunque supongo que alguna vez en vuestras escapadas sexuales que tenéis y me has contado muchas veces, cuando folláis con otras parejas, él te habrá visto, pero bueno, eres Sonso, una de mis mejores clientas, una de las que aposto por mí hace ya mucho tiempo, y una de las mujeres que siempre me alegras el día cuando te veo o hablo contigo, así que lo haremos, pero sabes que mi agenda precisamente ahora en verano no está vacía, así que a ver cuándo podemos. Por cierto, ¿en dónde seria? ¿En vuestra casa de Benajarafe o en vuestra casa donde vivís en Córdoba?
Entonces Sonso me respondió:
— Te como a besos. Eres lo mejor. Si es que como no voy a estar orgullosa de mi masajista que no lo cambio por nada, como será que en la ciudad de Córdoba hay unos cuantos, y yo siempre he estado contigo. Bueno, te digo, mi marido quiere mirar porque para mí es un sueño. Si es cierto que con otras parejas que hemos estado, él me veía, pero estaba más atento a la mujer que se follaba, obvio, pero yo quiero que él me vea gozar, disfrutar, correrme con un hombre con el cual tengo un filing, pero además que haya buen rollo, que él lo conozca para que no lo traten como un cornudo de mierda, cosa que alguna ha pasado y eso no es lo que queremos los dos, porque no hace falta humillar si no es lo que buscamos, que nos ha pasado. Es cierto que supongo que para él sea algo fuerte, porque mi fantasía es que no participe él, solo mire. Se puede masturbar si quiere pero lejos de nosotros dos, es decir, un estilo de sentado en una butaca o sillón mientras tú y yo lo hacemos en el sofá, o en nuestra cama o en donde sea. ¿Y cuándo? Pues habíamos pensado mi marido y yo, que aunque nosotros estamos de vacaciones todo el verano, incluso posiblemente hasta finales de septiembre, alguna noche de fin de semana que tú estés libre tanto en casa como en tus masajes, pues hacerlo, pero eso si eres tú el que debe de pensar. Digo fin de semana, para así no tener que hacerlo rápido y con prisas, sino que te quedarías a dormir conmigo y mi marido se iría a su cama, que para eso tenemos tres habitaciones en la casa.
Bueno, pues el plan estaba casi hecho mientras yo seguía masajeando su cuerpo, pero claro, note a Sonso incluso que estaba más relajada de lo normal, incluso note como se le hinchaban sus labios vaginales, como sus pezones empezaban a estar más duros de lo normal tras un masaje y yo le pregunte:
— Sonso, el haber aceptado a tu invitación de que te empotre delante de tu marido en vuestra casa de la playa, no habrá hecho que te pongas cachonda y te estés excitando, ¿verdad?
Y ella casi riéndose, me contesto:
— Pues sí, me he estoy poniendo cachonda, y no te voy a negar que sé que mi marido que sabía que venía al masaje y a proponerte mi fantasía, crea que estamos follando, y claro, no vamos a ser malos y decepcionarlo, así que, si, me gustaría al menos que echáramos un polvo, no como el que yo quiero con delante de mi marido, pero si un señor polvo de conocimiento del terreno antes de vendimiarte, jajajaja.
Ya casi acabando el masaje completo que le estaba proporcionando a esta mujer, le dije más coloquialmente:
— Que zorra eres. Siempre te sales con la tuya, eeeee, normal que seas tan feliz. ¿Lo del polvo también lo habías pensado antes de venir o esto ha surgido ahora? Yo creo que llevas tiempo queriendo que te folle y no sabías como decírmelo, cosa que la verdad, sabes que conmigo no hay problema en decirme las cosas claras, pero si te pensabas que te negaría un polvo, pues lo siento, pero ahora si lo vamos a realizar, pero en cuanto acabe el masaje, nos vamos a la ducha, así refrescamos tanto tu cuerpo como el mío y si quieres lo hacemos en la ducha o donde te apetezca. Eso sí, me pondré condón, no por nada, sino porque es mejor tener precaución.
Sonso, riéndose casi del todo, me contesto:
— ¿Riesgo a qué? Yo ya no me quedo embarazada y si pensará que tú tienes alguna enfermedad ets, ¿crees que te propondría que me empotraras y ahora que follemos? Jajaja, nooo, a pelo, al natural, como se tiene que hacer el sexo, déjate de tonterías que ambos estamos vacunados, ambos sabemos que no tenemos nada y yo confió en que eres un tío que se cuida, yo me cuido, menos mi marido y tú, el resto de hombres que me he tirado, se han puesto condón, así que, con mi fantasía cuando me masturbo, ahora lo hacemos sin goma, que quiero sentirte bien dentro.
A veces hay que hacer caso a las mujeres, para que negar lo evidente.
El polvo fue normal y corriente, empezamos con una mamada larga y profunda de Sonso arrodillada en el plato de ducha mientras empezaban a caer gotas de agua de la alcachofa, hasta que sintió que la tenía completamente dura para luego ella ponerse de pie, apoyar su cabeza en una de las paredes de la ducha, con sus manos abrir los cachetes de su culo mientras yo metía mi polla en su coño y me agarraba a su cadera, hasta que empecé a follarla rápidamente, intentando que no nos resbaláramos y haciendo incluso que su espalda chocara contra mi pecho para así con una mano pellizcar sus pezones y con la otra mano masturbar su clítoris hasta que ella tuvo un primer orgasmo y casi el segundo, pero en el segundo quiso que le aguantará más, para ello lo que paso es que se separó de mí, nos salimos de la ducha, apagando el agua claro, nos secamos un poco para no resbalarnos e irnos a mi cama, en donde ella se puso a cuatro patas y mirándome con esa mirada de “haz lo que te dé la gana, pero follame ya” pues se la metí de nuevo en su coño, aquí si se corrió dos veces seguidas, como el segundo se lo dejo a medias pues en esté tuvo casi dos seguidos o encadenados, cayendo ella contra la cama y yo seguía bombeando su coño, para que no dejará de sentir. Cuando me grito que se corría de nuevo, entonces me dijo que le follará su culo, pero yo siempre uso lubricante cuando se trata de sexo anal, ya que no es lo mismo que la vagina, no se lubrica, y cuando me separé de ella para agarrar el tubo de gel lubricante que suelo tener en la mesilla de noche, en un cajón, ella me dijo que no hacía falta, que ya le habían abierto muchas veces su culo, por tanto, no era necesario, pero yo le dije que mi polla si necesitaba de lubricación, así que me unte un poco de gel por toda mi polla y como estaba Sonso tumbada boca abajo en mi cama, ella misma con sus manos se abrió todo su culo, poniendo un poco en pompa para que yo pudiera metérsela bien, cuando lo hice solo tenía que mover mi cadera, ya que es cierto, su culo se tragó mi rabo sin problemas, apenas sentía algo comprimido, a Sonso le habían partido el culo muchas veces, y entonces solo la folle hasta que le dije que tenía ganas de correrme ya, por lo que ella me contesto que donde quisiera, tras esos orgasmos maravillosos que estaba tiendo conmigo, le daba igual donde lo hiciera, por eso, me separé de su culo, me tumbe y le dije que me cabalgará, por el coño o culo, me daba igual, pero que lo hiciera como una verdadera puta.
Sonso se la metió en su coño y no paré de cabalgarme como una jinete especializada, hasta que le llené el coño por dentro de mi leche. Grité, porque sentí como mis huevos se vaciaban por completo mientras me corría. Que mujer, que zorra, que puta, que pedazo de hembra que sabe usar su cuerpo para darse placer y para dárselo a quien la folla.
Volvimos al rato a la ducha, para quitarnos el sudor y pude ver cómo le salía mi leche por su coño, que ella misma la recogía con sus dedos y se los llevaba a su boca, sonriendo, y entonces acabamos el polvo.
La continuación será el día o la noche en que me invitaron a cenar ella y su marido para que la empotrará delante de él en su casa de Benajarafe y en donde incluso me dieron un par de noticias que no me esperaba.
Gracias por leerme.