La playa
Lola no era la primera vez que acudía sola a la playa. Pero su curiosidad crecía más y más siempre que iba sola.Su circulo de amistades la aburría cuando estába con ellos y comenzaba a querer nuevas experiencias.
Sabía que cuando iba sola era el objeto de las miradas.En un principio sentía incomodidad pero poco a poco fue cambiando esa sensación...
Era martes,sabía de sobra que esa mañana iba a estar poco concurrida la playa,y decidió hacerlo ese día. Llegó nerviosa, casi temblorosa, pero el haber imaginado la situación la noche anterior y ver cómo su coño se humedecía con ello podía con su miedo.
Puso su toalla en la arena,la extendió cuidadosamente, y se tumbo sobre ella.
Se había puesto su bikini favorito,el que mejor marcaba su voluptuoso cuerpo de 30 años.
La playa se encontraba vacía, era un mañana de octubre pero con una temperatura y sol propios del verano.
Cuando se vio preparada comenzó el plan que tenía meditado desde hace días...se quitaría la parte de arriba y mostraría sus generosos pechos.
En cuanto lo hizo se dio cuenta de que un hombre se encontraba al final de la playa y caminaba en su dirección a paso tranquilo.
Ella lo comenzó a mirar detrás de sus gafas de sol con el rabillo del ojo. Era un hombre entrado en los cuarenta. Rubio,ojos claros y con aspecto del norte de Europa.
El, se acercaba y cada vez más y le comenzaba a gustar más la situación, ya que lo empezaba a notar entre sus piernas.
Cuando ya estaba a su altura en el paseo, noto como se paraba a su altura. Lola sabía que la estaba mirando y continuo con su plan previsto. Abrió las piernas y dejó que el la siguiera mirando, invitándole a que se acercará.
Lola cerro los ojos y empezó a notar la mano de el subiendo por el pie llegando a la rodilla. Lo siguiente fue que la excitación se había apoderado de ella y abrió más sus piernas. Notar como le apartaban la parte de abajo del bikini y sentir su mano acercarse a su vulva era como notar 100000 voltios en su cabeza. Empezó a notar su respiración entre las piernas y en un rápido movimiento el bañador estaba ya sobre las arena...
Notar su lengua recorriendo su humedecida vagina la comienza a sentir como una diosa. Cuando comenzó a tener los primeros espasmos sabía que ese desconocido la llevaría al orgasmo. Después de haber saboreado bien su miel,su lengua se centro en su clítoris y ya sabía que el momento se acercaba. El escalofrío comenzó a subir por su columna y llegó como un lento relámpago al centro de su cerebro.
Todo había acabado...escucho un "Danke"acompañado de una sonrisa.
Lola respondió con un "Gracias"...
A partir de ese momento ella sabía que había cambiado ya todo.