Alumno aventajado
Si entre mis sueños y fantasías alguna vez hubiera imaginado.Que le tendría delante, cómodamente sentado.
Tomando sus apuntes como un alumno disciplinado.
De los de matrícula de honor y otros méritos galardonados.
Diría sin duda alguna que me habría equivocado.
Porque tal eventualidad a mis pasiones habría desatado.
En este curso tengo entre filas a un alumno aventajado.
De los que tiran alto para sacarse un doctorado.
Y que quiere que le enseñe lo que a mí me han enseñado.
Mientras perfila sus dedos por los botones del control remoto que discretamente le he dado.
Para delante de sus compañeros satisfacer mis deseos como jamás lo habría soñado.
Unos días antes en mi despacho habíamos hablado.
Sobre una actividad que injustamente le había puntuado.
Acerca de su manuscrito sobre la sexualidad en la sociedad del Imperio Romano.
Con una calificación a la baja por mostrar en clase un comportamiento inapropiado.
Descarado, irreverente e indisciplinado.
Ya que durante ellas sus ojos en mi escote permanecían encadenados.
Y a mis curvas, y a mis uñas sobre la tiza ensuciando mis manos.
Y a su lengua paseando por sus labios sabiendo que en su mente ya me había desnudado.
Siendo yo una mujer casada, pero sabiéndome una sinvergüenza de cuidado.
No es mínimamente consciente de con quién se ha topado.
Le digo que se aproxime con tranquilidad a mi lado.
No vaya a ser que sus bríos salpiquen el momento que he planeado.
Y a sus oídos acerco mis tiernos labios.
Para clavarle las palabras que jamás había escuchado.
Quién no desearía tener semejante poder en sus manos.
Para hacer y deshacer ante tal situación los deseos que se me han antojado.
Abro el cajón en el que tengo guardado.
El juguetito que en unas horas me habré colocado.
Para pensarme si merece la pena que salga de allí aprobado.
Mientras imparto la clase magistral al resto de sus compañeros aplicados.
Sutilmente le deslizo el control remoto entre sus manos.
Esquivando las miradas furtivas que podrían habernos delatado.
Y cuando me siento para retomar la clase que había comenzado.
Inicia el juego que hasta aquí nos ha llevado.
Mis pasiones una vez más se exaltan sin seguir un orden dado.
¿Su sonido se habrá escuchado?
Aprieto mi falda contra los muslos en un movimiento bien orquestado.
Mientras intento enfocar las ideas del contenido que debe ser explicado.
Sin que se note la vibración entre mis piernas con las sacudidas que mi alumno me ha propiciado.
Y siento que aumenta y cambia la vibración al tiempo en el que mi pulso se acelera desbocado.
Junto a mi lengua que entre mis labios se esconde en un intento desesperado.
De esconder el quiebro que en una mueca mi rostro casi ha desencajado.
Buscándole entre todos, no desisto hasta su mirada haber encontrado.
Cruzándonos mientras me sonríe con un irritante descaro.
Sabiendo que voy a parar la clase para dejarlo todo aparcado.
Porque mi rostro dibuja claramente el orgasmo que me ha descontrolado.
Y me ve yéndome al baño a colocar mis manos junto al lavabo.
Para respirar profundo y ahogar el magnífico gemido que hubiera propiciado.
Delante de sus compañeros si finalmente me hubiera descuidado.
Y guardo mi juguete deliciosamente nacarado.
Con los dulces jugos que por mi vientre se han derramado.
Para darme cuenta de que, ante mi ausencia, de nuevo se ha escapado.
Pues parece que aprobar esta asignatura no es de su agrado.
Y vuelvo a retomar mis tareas, satisfecha, frente al alumnado.
Para ver que con un peculiar detalle me ha obsequiado.
Qué precioso me resulta que una de sus plumas blancas sobre mi mesa haya dejado.