La notificación
Mi móvil vibra, voy en el autobús camino a casa, va lleno de gente y veo tu nombre en la notificación. No lo abro, sé que me va a alterar seguro, y no quiero que nadie pueda leer lo que me escribes, ni notar lo que en mi provoca.Llego donde me esperan y saludo a todo el mundo, y sigo pensando en qué pondrá en tu mensaje, dándome cuenta de que solo preguntándomelo, ya noto mi coño arder y cómo humedad ardiente brota de él.
No aguanto más así que me voy al baño con el teléfono y me dispongo a leer.
Tu forma de llamarme, la que solo te permito a ti, ya me enciende. En realidad es la respuesta a uno que te escribí yo horas antes. Me confirmas lo duro que estás al leerme, al imaginarme mientras te escribo y mientras te leo. Al desbloquear recuerdos que creíamos olvidados. Sigo leyendo mientras mis dedos empiezan a acariciarme sin apenas darme cuenta, recordando el calor de tu polla en mi boca, su sabor en mi lengua y sigo masturbándome entre gemidos que me hacen cerrar los ojos y morder mi labio, recordarte diciéndome que necesitas un descanso mientras yo te demuestro que no es cierto y que siempre hay tiempo para uno más si este es escaso y las ganas sobrepasan. Y así, contigo completamente duro y tumbado, te clavo de nuevo dentro de mi en mis recuerdos. Dichosa imagen que me hace seguir tocándome y sintiendo el placer de aquel momento que me hizo correrme una vez más, ojalá pudiera decir que como ahora, pero sentirte en mi interior no es lo mismo que sentir mis dedos, aunque empapados los llevo a mi boca y te envío una foto de ello, que tampoco abrirás hasta estar solo y volveremos a empezar el juego.