La primera cita
Era una tarde cálida de primavera, cuando el sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos dorados y anaranjados. Lucas, con el corazón palpitante, se miraba al espejo en su apartamento. Había pasado semanas hablando con Martín, compartiendo risas y secretos, pero hoy era diferente; por fin se verían en persona. Se ajustó la camiseta, sintiendo una mezcla de nervios y excitación que le recorría el estómago.Al llegar al café donde habían acordado encontrarse, se sintió un poco abrumado. La timidez lo envolvía, pero cuando sus ojos se encontraron con los de Martín, todo cambió. Martín era como un rayo de sol: su sonrisa iluminaba la habitación y su mirada tenía una intensidad que hacía que Lucas se sintiera expuesto y emocionado a la vez.
"Hola," dijo Martín con un tono suave que acarició los oídos de Lucas. Este sonrió, sintiendo cómo sus mejillas se encendían. Se sentaron en una mesa en la terraza, el aire fresco de la tarde envolviéndolos mientras las conversaciones a su alrededor se difuminaban.
A medida que hablaban, Lucas notó cómo Martín lo miraba con un brillo especial en sus ojos. Las palabras fluyeron entre ellos como un río tranquilo, cada risa y cada mirada intensificando la conexión que había crecido durante semanas. Sin embargo, Lucas no podía evitar sentir la tensión palpable en el aire; era como si cada palabra los acercara más.
“¿Te gustaría dar un paseo?” sugirió Lucas, intentando ocultar su nerviosismo mientras jugaba con su vaso de bebida. Martín asintió rápidamente, y juntos abandonaron el café, dejando atrás un mundo lleno de ruido por uno más íntimo.
Caminando por el parque cercano, el aroma de las flores y el canto de los pájaros creaban un ambiente mágico. Lucas se sentía más relajado mientras sus dedos rozaban accidentalmente los de Martín. En ese momento, decidió dejar atrás su timidez; entrelazó sus dedos con los de Martín y sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo.
Se detuvieron junto a un árbol frondoso, donde la sombra ofrecía un refugio perfecto para lo que estaba por venir. La química entre ellos era intensa; había algo casi hipnótico en la forma en que Martín lo miraba. Sus corazones latían al mismo ritmo mientras se acercaban lentamente.
"¿Puedo besarte?" preguntó Martín con una voz suave y llena de deseo. Lucas asintió sin dudarlo; no podía resistirlo más. Cuando sus labios finalmente se encontraron, fue como si el mundo entero desapareciera. El beso comenzó suave, como si exploraran un nuevo territorio juntos; luego creció en pasión, cada movimiento era una promesa silenciosa.
Lucas sintió cómo la calidez del cuerpo de Martín lo envolvía por completo. Sus manos comenzaron a explorar suavemente la espalda del otro mientras sus labios danzaban juntos en un juego sensual y tierno. La timidez de Lucas se desvanecía a cada instante; estaba completamente atrapado en aquel momento.
"Esto es increíble," murmuró Lucas entre besos, sintiendo cómo la adrenalina recorría su cuerpo. Martín sonrió contra sus labios antes de volver a besarlo con más intensidad, como si quisiera devorar cada instante.
Las caricias se volvieron más atrevidas; las manos de Lucas se deslizaron hacia el cuello de Martín mientras este lo atraía hacia él con fuerza suave pero decidida. La conexión era profunda y ardiente; ambos sabían que estaban cruzando límites que nunca habían imaginado explorar juntos.
Cuando finalmente se separaron para tomar aire, ambos estaban sonrojados pero felices. Las miradas cómplices hablaban más que mil palabras; había una promesa implícita en ese intercambio: esto no sería solo una cita más.
Al despedirse esa noche bajo las estrellas titilantes, Lucas sentía que algo dentro de él había cambiado para siempre. Con promesas de volver a verse pronto y una sonrisa radiante en sus rostros, sabían que esta primera cita era solo el comienzo de una historia llena de pasión y descubrimientos.