Halloween universitario
Porque sé acerca el día y hay que disfrutar 👻🎃 Era la noche de Halloween, y el campus estaba lleno de estudiantes disfrazados, riendo y preparándose para la gran fiesta. Entre ellos estaban Andrés y Sofía, dos universitarios que habían decidido salir un poco antes para disfrutar del ambiente de misterio que envolvía la noche. Ambos llevaban disfraces que resaltaban su atractivo: él, vestido de vampiro con una capa oscura que le daba un aire seductor; ella, como una bruja con un vestido corto y un sombrero puntiagudo que realzaba su figura.
Mientras caminaban hacia la fiesta, Sofía sugirió desviarse hacia el antiguo cementerio cercano. La idea de explorar un lugar tan inquietante en una noche como esa les emocionaba. Ambos sabían que la adrenalina podía hacer que las cosas se tornaran más intensas.
Al llegar al cementerio, el aire fresco les acarició la piel, y las sombras de los árboles creaban un ambiente perfecto para la aventura. Las lápidas antiguas estaban cubiertas de musgo, y el silencio solo era interrumpido por el crujir de las hojas bajo sus pies. La sensación de miedo se mezclaba con la emoción, y ambos sonrieron nerviosos mientras se adentraban más en el lugar.
“¿Te imaginas si nos encontramos con algún fantasma?” bromeó Andrés, intentando romper la tensión. Sofía rió, pero había algo en su mirada que decía que no estaba tan segura. Sin embargo, en lugar de alejarse del miedo, se acercaron más el uno al otro.
Mientras exploraban las tumbas, sus manos se encontraron. Fue un roce accidental al tratar de equilibrarse sobre una piedra irregular, pero ambos sintieron esa chispa instantánea. La risa se desvaneció y fue reemplazada por una atmósfera cargada de electricidad.
“Esto es más aterrador de lo que pensé”, admitió Sofía, acercándose a él. Andrés sonrió, disfrutando de la cercanía.
“Quizás deberíamos encontrar un lugar más… privado”, sugirió él con una mirada traviesa. Sofía sintió una punzada de emoción y asentó con la cabeza.
Se adentraron aún más en el cementerio hasta encontrar un pequeño mausoleo cubierto de hiedra. Era oscuro y acogedor; parecía el lugar perfecto para ocultarse del mundo exterior. Al entrar, Andrés cerró la puerta detrás de ellos y la oscuridad los envolvió.
“¿Tienes miedo?” preguntó él en voz baja, acercándose a ella en la penumbra.
“Solo un poco”, respondió Sofía con una sonrisa juguetona. La tensión entre ellos era palpable; sus corazones latían al unísono mientras se miraban a los ojos.
Andrés dio un paso adelante y atrapó su rostro entre sus manos antes de inclinarse para besarla suavemente. El beso comenzó como un roce tímido pero rápidamente se intensificó; sus labios se movían juntos con pasión desenfrenada mientras sus cuerpos se presionaban uno contra el otro.
Sofía sintió cómo su piel ardía al contacto con él; sus manos comenzaron a explorar su espalda mientras él acariciaba su cintura con firmeza. El mundo exterior desapareció por completo; solo existían ellos dos en ese momento.
La atmósfera del cementerio hacía todo aún más excitante: cada sonido parecía amplificarse y cada roce era como una explosión de sensaciones. Andrés levantó a Sofía con fuerza y ella se envolvió alrededor de él, sus piernas rodeando su cintura mientras él la apoyaba contra la fría pared del mausoleo.
El deseo crecía entre ellos como una llama incontrolable; sus besos eran voraces y desesperados mientras buscaban deshacerse del espacio entre sus cuerpos. La oscuridad los envolvía mientras sus manos exploraban sin restricciones: caricias suaves que hacían vibrar cada fibra de su ser.
Sofía sintió cómo el miedo inicial se transformaba en pura lujuria; cada beso ardiente encendía algo dentro de ella que nunca había experimentado antes. La noche estaba llena de misterio y promesas no dichas, y allí, en ese pequeño mausoleo en medio del cementerio, ambos se entregaron a esa conexión intensa.
El eco del pasado parecía rodearlos mientras perdían la noción del tiempo; todo lo que importaba era ese momento compartido entre risas nerviosas y susurros apasionados. Fue una experiencia inolvidable que marcaría esa noche de Halloween con una chispa mágica que nunca olvidarían.