Travieso.
Cada dos por tres, él se colaba travieso en sus sueños
y jugaba en el cajón de sastre de sus deseos.
Ya despierta, ahí quedaba ella:
entre las sábanas enredadas,
el pelo revuelto,
y el corazón saltando aún en su pecho.
Le parecerá bonito…- pensaba ella, y sonreía.
#microrelato