GUERRERA
(Hoy es el día perfecto para volver a subir este relato, ya tu sabes porqué)Abro los ojos.
El sudor que me cae por la frente hace que parpadee varias veces, como si mis ojos tosieran y entonces toso, y tú te estiras al sentir el latido de mi polla dentro de ti.
Despeinada, desatada, arqueando la espalda para sentir aun más adentro lo único que te interesa de mi, me miras con esa medio sonrisa, que te permite parar un segundo a valorar los daños después de mi tercer orgasmo.
Sacudes la cabeza, apartando cualquier pensamiento compasivo y tu pelo moreno se enreda en tus pechos temblorosos.
Y vuelves a empezar.
Te miro cabalgándome con furia y trato de mantener los ojos abiertos mientras tú exprime-limones vuelve a dictar sentencia: te vas a volver a correr, quieras o no.
Las sensaciones que provoca en mi todo tu dolor, todo tu placer y la decisión de utilizarme hasta que caigas rendida, son contradictorias. Quiero besarte, abrazarte, pero la patada de rabia sexual que literalmente me está desollando la entrepierna, me pide contenerme.
NI ME TOQUES!!!
Me habías dicho ,cuando decidiste subirte encima de mí y soltar toda tu rabia y convertir cada mentira, cada desprecio, cada sonrisa de superioridad en una cascada de emociones y gemidos que se derraman entre tus piernas y las mías.
No sé si te has corrido y creo que no te importa, que cada embestida, cada suspiro, cada apretón, valen por todos los orgasmos que puedas tener. Concentrada en tu placer, mascullas palabras inconexas con los dientes apretados mientras me follas muy profundo, con las manos apretadas en mi pecho y notas como vuelve a palpitar mi glande latiendo al ritmo de tus golpes.
No puedo evitarlo, ahí va de nuevo, siento el subidón del placer mientras tus manos se convierten en garras sobre mi pecho. Un gemido sordo sale de tu boca y en el último momento, cuando lo poco que me queda dentro se vacía, me miras intensamente, se que me miras, aunque mis ojos están cerrados, cegados por el sudor.
Y vuelvo a abrirlos.
Parpadeo con fuerza.
Algo raro ocurre, puede que, el cansancio, la excitación, las endorfinas, yoqueseEE!! estén empezando a jugarme una mala pasada, porque veo unas enormes pulseras negras con labrados celtas en tus muñecas cuando levantas los brazos para recogerte el pelo, mientras piensas de que manera seguir machacándome.
No puede ser, parecen unos brazaletes que casi ocupan todo el brazo, ¡y otros más pequeños en los antebrazos! Agito la cabeza intentando alejar esa alucinación y tú respondes con un apretón de la muerte, haciendo que mi pobre hierro respingue dentro de tu horno de fundición.
Algo brilla detrás de ti, y ahora, según subes y bajas destrozándome de placer, veo el imposible reflejo de una …espada?? Que lanza destellos intermitentes según se abre y cierra el hueco entre tu pelvis y la mía.
Cambias de postura echando hacia atrás los brazos y apoyándote en el sillón te introduces tanto en mi que siento como mis testículos, aplastados contra tu culo, piden auxilio. Es en ese momento cuando tus manos tocan una especie de falda de tablas de cuero negro, que está medio caída junto al cojín, como si te la acabaras de quitar, pero cuando???!!!
No puedo pensar, no quiero pensar, no quiero abrir los ojos, pero escucho el sonido metálico de chocar ¿la espada? con ¿la falda de cuero? La cabeza me da vueltas, empiezo a escuchar tambores y …gaitas, creo que tanto semen derramado me está haciendo tener alucinaciones…será un bajón de azúcar??Aprieto los ojos con fuerza y trato de alejar todas las imágenes de guerreras que vienen a mí mente confusa, ¿Vampirella? ¿Suzi Quatro?
Pero tú me quieres aquí, quieres que mi castigo y mi placer estén al mismo nivel y haciendo círculos con las caderas me pides que te mire. No puedo, no quiero, estaré volviéndome loco???? No muestras ni un ápice de sorpresa ante mi cara desencajada cuando te miro y te veo, ahora sí, claramente.
Un segundo de pausa.
Sonríes.
Y todo se descontrola, el recto palote de mi sexo ya no siente nada, no puedo dejar de mirar la armadura metálica que cubre tus pechos y el cuero negro que recorre tus caderas hasta el principio de la falda de tablas que ha desaparecido del sofá.
Todo me da igual, ruges de placer mientras blandes la espada sobre tu cabeza. Y pienso que si , que está bien, que la vas a clavar cuando llegue el estallido final. Lo acepto, y entonces, inexplicablemente, todo mi deseo vuelve desbocado, grito de placer. Aprietas tanto, que un calambre disfrazado de escalofrío sube como un latigazo por mi columna y vuelve a bajar arrasando, justo cuando empuñas la espada brillante con las dos manos por encima de tu pelo asombrosamente negro y la clavas hasta el fondo, el mundo desaparece, mi cuerpo se deshace, mi mente se nubla y mi sexo se estremece en un orgasmo de espumas blancas en cascadas que rugen y se arremolinan antes de desaparecer….
Parpadeo,
A través de lo poco que logro separar las pestañas te veo camino de la ducha, desnuda, con expresión de triunfo .
No sé si lo imagino o lo veo, pero un disco labrado brilla en tu mano cuando desapareces por el dintel de la puerta…o es un reflejo??
Cierro los ojos.