Atardecer en la playa
El sol se despedía del horizonte, pintando el cielo con pinceladas de naranja y rosa. Susan y Robert caminaban descalzos por la orilla, dejando huellas borrosas en la arena mojada. La brisa del océano acariciaba sus rostros, llevándoles el aroma salado del mar y la promesa de un atardecer inolvidable.Se detuvieron en un lugar donde las olas rompían suavemente contra las rocas. Susan se quitó las sandalias y sintió la cálida arena bajo sus pies. Robert la imitó, y juntos observaron el horizonte.
Un silencio cómodo se instaló entre ellos. La única compañía era el suave murmullo de las olas y el canto de las gaviotas. El se acercó un poco más a Susan y tomó su mano. Sus dedos entrelazados se sentían cálidos y seguros.
Ella sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo al sentir el roce de sus dedos. Levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de Robert. En ellos, vio una mezcla de deseo y sexualidad que la dejó sin aliento.
Lentamente, él se inclinó hacia ella. Susan cerró los ojos y esperó. Sus labios se rozaron en un beso suave y delicado, como el roce de una pluma. El beso se profundizó, y ella sintió un hormigueo en todo su cuerpo. Sus brazos rodearon el cuello de Robert, mientras que él la estrechaba contra sus pechos.
Cuando se separaron, ambos jadeaban ligeramente. Se miraron a los ojos, sus pupilas dilatadas y sus rostros sonrojados. Susan sintió una oleada de emociones: felicidad, nerviosismo, una intensa atracción y mucho deseo
El deslizó una mano por la espalda de Susan y la acercó más a él. Con la otra mano, acarició suavemente su escote. Ella cerró los ojos y se dejó llevar.
Robert se puso de costado al lado de Susan y deslizó su mano desde los pechos al ombligo. Sus dedos trazaron delicadas líneas en la suave piel de Susan. Ella arqueó la espalda al sentir su caricia. El masaje era suave y relajante, y la arena cálida bajo sus pies la envolvía en una sensación de bienestar, pero el momento era muy excitante y ya no había vuelta atrás, ella con un pequeño movimiento abrió un poco sus piernas y agarrando al mano de Robert, se la llevó por encima de su tanga, presionó un poco sobre la mano de Robert hacia su entrepierna y le susurró un "mastúrbame". Robert no lo dudó y con suma delicadeza introdujo su mano bajo el tanga, para que sus dedeos alcanzaran el sexo de ella.
Empezaron los suspiros de Susan, cada segundo iban a más y con una excitación a velocidad endiablada, tuvo un pequeño orgasmo al que le siguieron otros encadenados. Robert le liberó totalmente de sus tanga y ella separó definitivamente se abrió mucho de piernas y las flexionó un poco. No pretendida que Robert se la follara, simplemente de sugirió que siguiera excitándola como hasta ahora porque le iba a recompensar con algo muy grande.
Él estaba sobrexcitado, pero encantado de hacer disfrutar a Susan. Ella estaba jadeando y con respiraciones entrecortadas hasta que llegó su momento, gritó de manera exagerada, miró a Robert y sin decir una palabra se le entendió todo... emergió de su cuerpo con una cadencia espasmosa de fluidos a presión, que lo convirtió, hasta la fecha, en el mejor squirt de su vida. A continuación unas convulsiones y escalofríos de ella, que Robert no se lo pensó y se abrazó sobre ella para darle calor corporal y esa sensación de beneplácito por ese momento que habían compartido.