Dulce tortura
Espero ansiosa la tortura que me vas a infligir, esa que tú sabes que me vuelve loca, que me lleva a los límites del placer y me nubla la mente.Bajas la luz, y pones una música sensual que va anunciando lo que viene, ya me estoy relamiendo de gusto imaginándome bajo tu control.
Me desnudo ante ti, ante tu mirada penetrante, lasciva, lentamente, disfrutando del roce de la ropa sobre mi piel al caer, de la picardía de exhibirme y provocarte.
Me subo a la cama como una gata en celo, contoneando, ofreciendo mi sexo hacia ti, sé que eso te enciende, y hará aun más intensa la experiencia.
Me tumbas boca a abajo y me vendas los ojos con un pañuelo de seda, y mis ansias se disparan, se me pone la piel de gallina y empiezo a notar tu tacto, las puntas de tus dedos recorriendo mi espalda hasta llegar al inicio de mis nalgas.
Me separas la piernas y siento tu aliento tibio... mi sexo está palpitante y empapado de ganas... me lames la cara interior de los muslos, subiendo poco a poco, casi rozando los labios de mi vagina, y separas mis nalgas para contemplar todo el objeto de tu lujuria... esta tortura es deliciosa y a la vez terrible. Mi ganas de que hundas tu lengua en mi vagina agitan mi respiración y me tiemblan las piernas. Levanto mi cadera buscando tu boca. "Aun no" -, me dices maliciosamente. "Quiero que me supliques".
Sabes cómo anular mi voluntad y hacerme rendir a la tuya. Entre jadeos te suplico que me devores, que me lleves a lomos de tu boca, que acabes con este tormento que me esta volviendo loca de excitación, que me hagas explotar como tu solo sabes...
Aun te recreas más en toda la zona alrededor de mi sexo, provocándome temblores y cosquilleos. No puedo más, te digo. La realidad desaparece y solo existe tu tacto, tu aliento, tu voz.
Me tienes a tu merced, y lo sabes, te fascina verme así al borde del abismo, sabiendo que eres tu el que tienes ese poder.
Te acercas a mi oido y me susurras: "Eres única"
Y por fin, haces que acabe mi dulce tortura.