Eternos
Suena el timbre de mi casa y, con una sonrisa, corro hacia el interfono. Sé que eres tú. Llevo todo el día esperando esa llamada. Tu voz inunda mis oídos y salgo despedida escaleras abajo.Te veo apoyado en la pared, tienes un aspecto horrible y mi corazón se encoge un momento al saber lo agotado que estás y aun así has venido a buscarme.
Abro la puerta y corro a tus brazos, mi boca busca la tuya. No me importa que estés cubierto de polvo de haber estado trabajando en la feria todo el día. Que tu cuerpo esté a punto de desplomarse del agotamiento. Me siento en el suelo y tiro de tu brazo hasta que caes y apoyas tu espalda en la pared. Me miras con esa sonrisa que me atraviesa cada vez que la pones. Cojo tu cabeza para ponerla sobre mi regazo y cierras los ojos durante unos segundos antes de que tus pupilas se claven en las mías.
Una lágrima brota de mis ojos y un nudo invade mi garganta. Sé porqué estás haciendo ese esfuerzo, y mi corazón palpita feliz por tu determinación a hacer algo solo por alargar el número de días que estaremos juntos, aunque suponga que no podamos pasar cada minuto de ellos juntos y enredados uno en brazos del otro.
"Vamos a tu casa" te digo posando un suave beso en tu frente.
Vives delante de mi. Afirmas y nos levantamos para caminar conmigo cogida a tu cintura y tú con el peso cargado sobre mi.
Cojo tus llaves y abro. Te hago sentarte en el sofá mientras voy al baño a preparar una ducha para ti.
Te desnudo y mojo tu cuerpo completo mientras te enjabono y froto las partes que estarán más agotadas. Subo la cabeza y veo cómo me miras fijamente.
"Te quiero " me dices en un susurro íntimo.
"Te quiero " te respondo con mi corazón ensordeciendo mis palabras.
Te inclinas hacia mi para besarme y me acerco a ti. No me importa mojarme, solo quiero estar entre tus brazos y tus labios.
Termino de lavarte y vamos hasta tu cama. Te deshaces de la toalla y me coges en brazos para llevarme hasta allí.
Siento tu polla erecta contra mi y siento deseos de tenerte ya dentro de mi.
Me dejas caer en la cama mientras tus manos juegan con mi cuerpo, atrapando mis pezones entre tus dedos y bajando tu lengua hasta ellos. Muerdes con suavidad y un gemido brota de mi interior. El fuego que me inunda ya no es una brasa como hasta ahora, es mucho más que eso.
Despiertas mi piel, mi deseo, mis ganas. Es amor, atracción... quiero todoncontigo.
Te miro y sonreímos antes de besarnos de nuevo en los labios y dejar que todo tú investigue mi cuerpo con afán de aventura, como si fuera la primera vez.
Siento la humedad de mi bajo vientre y como te clavas en mi interior. Oleadas de amor y placer llegan hasta mi y sé que puedo llorar de lo feliz que soy junto a ti.
Estás atento a cómo me siento, a mis deseos, a no hacer que dude de ti ni por un segundo. Te abrazo y mis piernas, enredadas sobre ti, te obligan a apretarte más aún a mi cuerpo. En ese momento somos uno. Mi cuerpo tiembla, y justo antes de correrme sales de mi para bajar tu boca a tiempo para beber y saborearme con gemidos que me dejan saber cuanto lo ansiabas.
Caemos exhaustos uno al lado del otro, desnudos, acalorados. Y cuando me giro hacia ti siento esa respiración calmada, veo tu rostro relajado y dormido. Intento levantarme un momento pero tus brazos me lo impiden y protestas con los ojos cerrados. Sonrío porque no estás dispuesto a que nos separemos ni un momento y me dejo llevar. Me tumbo junto a ti y te pones de lado, atrapándome entre tus brazos y piernas.
Sonríes de manera triunfal y caigo dormida pegada a ti, deseando que esos momentos sean eternos.