VESTIDO NEGRO.
Llegó demostrando todo su poderío con ese vestido negro con una larga abertura en la pierna que subía y subía, marcando el ritmo con los tacones de sus sandalias. Su sonrisa y su mirada firme en la mía, me turbaban a la par que esperaba que la distancia que nos separaba se acabase ya. Apenas eran unos metros pero ya tenía ganas que desaparecieran.
Cuando lo hicieron y nuestros cuerpos se juntaron ante la indiferencia de algunos con nuestra presencia y la mirada fija en ella de otros, sentí su aroma al Eau de parfum Bella vita de Guess, ese aroma que me envolvió un poco más.
Nuestras piernas se encajaron como un puzzle, pegados cuerpo a cuerpo como si fuera en un invierno frío a pesar del calor del verano.
Pero aún faltaba que ella encendiera la mecha que faltaba, cuando al rodearnos las cinturas con nuestros respectivos brazos, para darnos el beso de saludo en la mejilla, ella susurró en mi oído:
- Sin nada – mientras al separarnos para sentarse me miraba pícaramente, dándome a entender, que efectivamente como mi mano penas pudo comprobar ligeramente, no había nada más bajo su vestido.