Tensión
En el sillón, tengo mis piernas descansando sobre las suyas, disfrutando de la música que suena de fondo. Sin embargo, mi atención está fija en sus manos, que acarician mis piernas de manera casual. De repente, deja de lado su celular y sus caricias se vuelven más intencionadas, ascendiendo lentamente por mis muslos. La sensación me deja paralizada, atrapada en el momento. Su mano se detiene y me mira con una sonrisa que mezcla travesura y deseo.
—¿Por qué haces esto? —le pregunto, con la voz apenas un susurro.
En lugar de responder de inmediato, sujeta mis tobillos y, con un movimiento decidido, me acerca más a ella, dejando mi entrepierna a su disposición. Su mirada se encuentra con la mía, y con una voz baja, responde:
—Verte con esa falda y tus piernas desnudas me hace querer corromper tu delgado cuerpo. Quiero ver tus piernas temblar y tu mirada perderse en el placer de mis manos recorriendo tu cuerpo—