Un encuentro fortuito de verano (iv)

Un encuentro fortuito de verano (iv)
Ana se incorporó y apoyando un pie sobre la cama, tomó una toallita y conforme fue levantándose de sobre mí, se limpió la corrida. No me quedaban palabras para describir el placer que había experimentado. Sentir el cuerpo de Ana, disfrutar y verla disfrutar fue tan excitante. Me senté en la cama.

Yo necesito un descanso para recuperarme - dije mirándolos a los dos.
Tómate tu tiempo - dijo Thomas.
Shhh, quédate cerca - me dijo Ana acercándose al lado de la cama en el que me había sentado dándome un beso en la boca.

En una situación normal me cuesta recuperarme, pero esta vez sentí que un poso de excitación seguía latiendo en mi fuero interno.

¿Lo ha hecho bien el joven? - preguntó Thomas, pícaro, rozando con sus dedos el brazo de Ana.
No ha estado nada mal - dijo Ana, sonriendo, al tiempo que acercaba a Thomas hacia ella y con una mano le tomaba el pene después de bajarle sus calzoncillos.
Ufff… te ha dejado muy mojada - añadió Thomas, que suavemente pasó la mano por su vulva.

Se fundieron en un beso largo y apasionado al mismo tiempo que se masturbaban mútuamente. Ana no había hecho más que empezar conmigo. Mientras yo estaba pidiendo un descanso y tiempo muerto, ella estaba con ganas de seguir, con ganas de experimentar placer, con ganas de hacer que su marido tuviera un momento con ella de sensualidad y buen sexo. De hecho, enseguida se recostó en la cama y empezó a recorrer el pene de Thomas que estaba completamente erecto. Thomas tenía un pene generoso con un glande grueso y bien Anado, que Ana lamía suavemente con su boca, introduciéndoselo por un lado y por el otro de cavidad bucal. Paraba un momento y empezaba a masturbarlo cada vez con más velocidad y entonces volvía a lamerlo, se lo introducía en la boca y con la mano lo masturbaba con movimientos suaves ahora. Ver de cerca a Ana cómo le masturbaba tanto con sus manos, con su boca, con su lengua y verlos a ambos disfrutar me empezó a poner cachondo de nuevo.

Cariño, déjame que me tumbe - le dijo Thomas.
Me comes un poco mi coño que el chico se lo ha dejado entero - dijo guiñándome un ojo.
Eso está hecho, pero quiero tener tus nalgas sobre mi cara mientras me la sigues chupando - dijo Thomas.

Entonces ajustaron posiciones. Ana fue mirando hacia detrás mientras sus rodillas se desplazaban sobre las sábanas hasta que dejando ir sus caderas atrás, Thomas puedo cogerlas con ambas manos y las bajó un poco más hasta que pudo alcanzar con facilidad su vulva con su boca. En el momento en el que Thomas empezó a lamerla, Ana arqueó su espalda de placer, levantó su cabeza hacia el techo y dejó escapar un sonoró gemido de placer.

Ah….ah… no pares amor - le dijo a Thomas.

Ana empezó a dejar un gemido y otro. Thomas sabía muy bien cómo darle placer moviendo su lengua a través de la vulva y el clítoris de Ana. Después de un momento, Ana se recostó y empezó de nuevo a mamar el pene de Thomas sin dejar de mastubarlo con la mano. ¿Cómo podía aguantar Thomas semejante excitación? Me temía que solo estaba viendo el principio de una relación sexual que iba ir a más.

Qué suave te ha dejado la piel nuestro joven - dijo por un momento Thomas, recorriendo con sus manos los muslos y la espalda baja de Ana.

No era necesario que Thomas se moviera para recorrer los genitales de Ana, puesto que la excitación de ella hacían que sus caderas buscasen con el movimiento la parte que ella quería que la lengua de Thomas fuese humedeciendo y recorriendo. A veces se quedaba quieta en un punto y después empezaba a moverse de nuevo dejando escapar un gemido y otro de nuevo, entonces arqueaba su espalda y volvía a a estirar su cuello hacia arriba. Tensión, relajación, tensión, relajación, cada vez más excitación acumulada en ambos cuerpos.

Cariño, quiero que me folles ya - dijo Ana.

Sin pensarlo, Thomas, apartó las piernas de su esposa, se puso de rodillas y busco con su pene penetrarla desde detrás. Ana, hizo algo muy similar a lo que hizo antes conmigo, puesta de rodillas y con los codos apoyados sobre la cama, estiró uno de sus brazos, tomó el pene de Thomas y empezó a masturbarlo sutilmente mientras lo acercaba a la entrada de su vagina hasta que lo introdujo solo un poquito, quitó la mano, y entonces Thomas empezó a penetrarla con mucha facilidad.

Ah… - cada vez los gemidos de Ana eran más sonoros y largos - Ahhh… amor, qué bueno, quiero sentir todo tu pene dentro de mí.
Uffff, qué lubricada estás, esto es una auténtica gozada - dijo Thomas, mientras apoyaba su mano sobre el culo de Ana y la penetraba con movimientos lentos y suaves, entrando y saliendo la totalidad de su pene en cada uno de ellos.

Siguieron así por lo menos un minuto, dándose mucho mimo en cada movimiento. A mí me daba mucho morbo verlos follar sabiendo el nivel de complicidad que tenían entre ellos. Era a la vez muy excitante ver a Ana tan concentrada en la actividad sexual, buscando el placer, liberándolo en cada gemido, experta en su cuerpo, escuchándolo y dándole lo que este le pedía con cada movimiento.
Entonces, Ana levanto su torso apoyando ahora sus manos y pidió un ritmo más rápido y para ello empezó a tomar las riendas y ahora podía ver cómo empujaba con sus caderas hacia adelante y atrás, chocando con la cintura de Thomas en cada serie, produciendo ese sonido tan característico que producen dos cuerpos desnudos al chocar. Aumentó más y más el ritmo al tiempo que sus gemidos empezaban a ser más y más contínuos. Cuando pareció llegar a un pequeño clímax, se detuvo y entonces Thomas aprovechó para coger su cuerpo y darle media vuelta. Ana respiraba, no exhausta, pero sí a un ritmo más elevado. Thomas, con gran confianza, alzó las piernas de Ana contra su propio pecho y la penetró en esa posición. Ahora era él quien imprimía un buen ritmo en cada penetración. Sin darme cuenta, y antes de lo que pensaba, volvía a sentir como estaba volviendo a tener una erección y mis ganas de participar volvían a estar rebosante de ganas de participar y volver a disfrutar con Ana.

Chicos, vuelvo a estar muy excitado, me está encantado veros follar y hacerlo de manera tan genuina y con tanta confianza entre vosotros - temí cortarles el rollo al momento de decirlo.
¿Sí? Pensaba que habías dicho que igual tardabas un buen rato - dijo Thomas mientras seguía penetrándola.
Si en algún momento os apetece, me gustaría participar con vosotros.
Claro, acércate que lo de antes no puede quedar así - dijo Ana, entrecortada y suspirando, que estiró un brazo y tomó mi pene con su mano.

Ana cerraba los ojos y mientras Thomas seguía y seguía, levantaba su mentón hacia arriba y arqueaba su espalda - ahhh, ahh- gemía con más fuerza. Conforme estaba más cerca de su orgasmo sentía como presionaba más mi pene y lo masturbaba con más fuerza.

Córrete, amor, córrete - le dijo Thomas, mientras bajaba las piernas de Ana sobre la cama y se tumbaba sobre ella con todo su cuerpo. Ahora sus dos pelvis estaban en contacto. Ana soltó mi pene y cogió a Thomas por los glúteos apretando sus manos y empujándolo en cada movimiento de penetración. Los gemidos se hicieron más y más intensos, hasta el punto en que Ana soltó un largo y sonoro grito de placer. Thomas entonces se incorporó, sacó su pene de su vagina y enseguida Ana empezó a masturbarlo rápidamente. Entonces se escuchó el gemido de Thomas. Su pene empezó a expulsar semen unas cuatro o cinco veces sobre el pubis de Ana. Se veía en el rostro de Ana la satisfacción y el morbo de ver la corrida de Thomas sobre su propio cuerpo, el placer sobre de su marido sobre ella.

Así se hace, amor - le dijo Thomas - qué bueno… qué a gusto me he corrido. ¿Qué tal tú?
¿Yo? - dijo ella mientras inhalaba y exhalaba con un ritmo agitado - quiero seguir.
Pues va a tener que ser con él ahora, ¿te parece? - dijo él.
Sí, tengo muchas ganas de follármelo y que me folle - le dijo mirándolo a los ojos.
Me encantas, amor - le dijo a Ana dándole un beso.
¿Suéltate del todo, vale? - me dijo a mí.
Tengo muchas ganas - le dije con una sonrisa.
En serio, aquí todos somos iguales, da igual la edad, la experiencia, estamos para mostrar tal cual somos, disfrutar y hacer disfrutar. Si te apetece algo, pídelo, si algo no te gusta dilo, ¿vale?
Lo haré - dije subiendo de nuevo a la cama.
*****rik Mujer
17 Publicación
Según lo estaba leyendo me estaba visualizando. Momento de Thomas y Ana. Diosssss, “dándose mucho mimo en cada movimiento” es genial!!!! Uffff
******r63 Hombre
2.693 Publicación
Que ganas de unirse a esa reunión.
******023 Hombre
35 Publicación
Ufffff no podia dejar de imaginarlo 😱🤤 fantástico
*****_77 Mujer
17 Publicación
Cita de :
Un encuentro fortuito de verano (iv)
Ana se incorporó y apoyando un pie sobre la cama, tomó una toallita y conforme fue levantándose de sobre mí, se limpió la corrida. No me quedaban palabras para describir el placer que había experimentado. Sentir el cuerpo de Ana, disfrutar y verla disfrutar fue tan excitante. Me senté en la cama.

Yo necesito un descanso para recuperarme - dije mirándolos a los dos.
Tómate tu tiempo - dijo Thomas.
Shhh, quédate cerca - me dijo Ana acercándose al lado de la cama en el que me había sentado dándome un beso en la boca.

En una situación normal me cuesta recuperarme, pero esta vez sentí que un poso de excitación seguía latiendo en mi fuero interno.

¿Lo ha hecho bien el joven? - preguntó Thomas, pícaro, rozando con sus dedos el brazo de Ana.
No ha estado nada mal - dijo Ana, sonriendo, al tiempo que acercaba a Thomas hacia ella y con una mano le tomaba el pene después de bajarle sus calzoncillos.
Ufff… te ha dejado muy mojada - añadió Thomas, que suavemente pasó la mano por su vulva.

Se fundieron en un beso largo y apasionado al mismo tiempo que se masturbaban mútuamente. Ana no había hecho más que empezar conmigo. Mientras yo estaba pidiendo un descanso y tiempo muerto, ella estaba con ganas de seguir, con ganas de experimentar placer, con ganas de hacer que su marido tuviera un momento con ella de sensualidad y buen sexo. De hecho, enseguida se recostó en la cama y empezó a recorrer el pene de Thomas que estaba completamente erecto. Thomas tenía un pene generoso con un glande grueso y bien Anado, que Ana lamía suavemente con su boca, introduciéndoselo por un lado y por el otro de cavidad bucal. Paraba un momento y empezaba a masturbarlo cada vez con más velocidad y entonces volvía a lamerlo, se lo introducía en la boca y con la mano lo masturbaba con movimientos suaves ahora. Ver de cerca a Ana cómo le masturbaba tanto con sus manos, con su boca, con su lengua y verlos a ambos disfrutar me empezó a poner cachondo de nuevo.

Cariño, déjame que me tumbe - le dijo Thomas.
Me comes un poco mi coño que el chico se lo ha dejado entero - dijo guiñándome un ojo.
Eso está hecho, pero quiero tener tus nalgas sobre mi cara mientras me la sigues chupando - dijo Thomas.

Entonces ajustaron posiciones. Ana fue mirando hacia detrás mientras sus rodillas se desplazaban sobre las sábanas hasta que dejando ir sus caderas atrás, Thomas puedo cogerlas con ambas manos y las bajó un poco más hasta que pudo alcanzar con facilidad su vulva con su boca. En el momento en el que Thomas empezó a lamerla, Ana arqueó su espalda de placer, levantó su cabeza hacia el techo y dejó escapar un sonoró gemido de placer.

Ah….ah… no pares amor - le dijo a Thomas.

Ana empezó a dejar un gemido y otro. Thomas sabía muy bien cómo darle placer moviendo su lengua a través de la vulva y el clítoris de Ana. Después de un momento, Ana se recostó y empezó de nuevo a mamar el pene de Thomas sin dejar de mastubarlo con la mano. ¿Cómo podía aguantar Thomas semejante excitación? Me temía que solo estaba viendo el principio de una relación sexual que iba ir a más.

Qué suave te ha dejado la piel nuestro joven - dijo por un momento Thomas, recorriendo con sus manos los muslos y la espalda baja de Ana.

No era necesario que Thomas se moviera para recorrer los genitales de Ana, puesto que la excitación de ella hacían que sus caderas buscasen con el movimiento la parte que ella quería que la lengua de Thomas fuese humedeciendo y recorriendo. A veces se quedaba quieta en un punto y después empezaba a moverse de nuevo dejando escapar un gemido y otro de nuevo, entonces arqueaba su espalda y volvía a a estirar su cuello hacia arriba. Tensión, relajación, tensión, relajación, cada vez más excitación acumulada en ambos cuerpos.

Cariño, quiero que me folles ya - dijo Ana.

Sin pensarlo, Thomas, apartó las piernas de su esposa, se puso de rodillas y busco con su pene penetrarla desde detrás. Ana, hizo algo muy similar a lo que hizo antes conmigo, puesta de rodillas y con los codos apoyados sobre la cama, estiró uno de sus brazos, tomó el pene de Thomas y empezó a masturbarlo sutilmente mientras lo acercaba a la entrada de su vagina hasta que lo introdujo solo un poquito, quitó la mano, y entonces Thomas empezó a penetrarla con mucha facilidad.

Ah… - cada vez los gemidos de Ana eran más sonoros y largos - Ahhh… amor, qué bueno, quiero sentir todo tu pene dentro de mí.
Uffff, qué lubricada estás, esto es una auténtica gozada - dijo Thomas, mientras apoyaba su mano sobre el culo de Ana y la penetraba con movimientos lentos y suaves, entrando y saliendo la totalidad de su pene en cada uno de ellos.

Siguieron así por lo menos un minuto, dándose mucho mimo en cada movimiento. A mí me daba mucho morbo verlos follar sabiendo el nivel de complicidad que tenían entre ellos. Era a la vez muy excitante ver a Ana tan concentrada en la actividad sexual, buscando el placer, liberándolo en cada gemido, experta en su cuerpo, escuchándolo y dándole lo que este le pedía con cada movimiento.
Entonces, Ana levanto su torso apoyando ahora sus manos y pidió un ritmo más rápido y para ello empezó a tomar las riendas y ahora podía ver cómo empujaba con sus caderas hacia adelante y atrás, chocando con la cintura de Thomas en cada serie, produciendo ese sonido tan característico que producen dos cuerpos desnudos al chocar. Aumentó más y más el ritmo al tiempo que sus gemidos empezaban a ser más y más contínuos. Cuando pareció llegar a un pequeño clímax, se detuvo y entonces Thomas aprovechó para coger su cuerpo y darle media vuelta. Ana respiraba, no exhausta, pero sí a un ritmo más elevado. Thomas, con gran confianza, alzó las piernas de Ana contra su propio pecho y la penetró en esa posición. Ahora era él quien imprimía un buen ritmo en cada penetración. Sin darme cuenta, y antes de lo que pensaba, volvía a sentir como estaba volviendo a tener una erección y mis ganas de participar volvían a estar rebosante de ganas de participar y volver a disfrutar con Ana.

Chicos, vuelvo a estar muy excitado, me está encantado veros follar y hacerlo de manera tan genuina y con tanta confianza entre vosotros - temí cortarles el rollo al momento de decirlo.
¿Sí? Pensaba que habías dicho que igual tardabas un buen rato - dijo Thomas mientras seguía penetrándola.
Si en algún momento os apetece, me gustaría participar con vosotros.
Claro, acércate que lo de antes no puede quedar así - dijo Ana, entrecortada y suspirando, que estiró un brazo y tomó mi pene con su mano.

Ana cerraba los ojos y mientras Thomas seguía y seguía, levantaba su mentón hacia arriba y arqueaba su espalda - ahhh, ahh- gemía con más fuerza. Conforme estaba más cerca de su orgasmo sentía como presionaba más mi pene y lo masturbaba con más fuerza.

Córrete, amor, córrete - le dijo Thomas, mientras bajaba las piernas de Ana sobre la cama y se tumbaba sobre ella con todo su cuerpo. Ahora sus dos pelvis estaban en contacto. Ana soltó mi pene y cogió a Thomas por los glúteos apretando sus manos y empujándolo en cada movimiento de penetración. Los gemidos se hicieron más y más intensos, hasta el punto en que Ana soltó un largo y sonoro grito de placer. Thomas entonces se incorporó, sacó su pene de su vagina y enseguida Ana empezó a masturbarlo rápidamente. Entonces se escuchó el gemido de Thomas. Su pene empezó a expulsar semen unas cuatro o cinco veces sobre el pubis de Ana. Se veía en el rostro de Ana la satisfacción y el morbo de ver la corrida de Thomas sobre su propio cuerpo, el placer sobre de su marido sobre ella.

Así se hace, amor - le dijo Thomas - qué bueno… qué a gusto me he corrido. ¿Qué tal tú?
¿Yo? - dijo ella mientras inhalaba y exhalaba con un ritmo agitado - quiero seguir.
Pues va a tener que ser con él ahora, ¿te parece? - dijo él.
Sí, tengo muchas ganas de follármelo y que me folle - le dijo mirándolo a los ojos.
Me encantas, amor - le dijo a Ana dándole un beso.
¿Suéltate del todo, vale? - me dijo a mí.
Tengo muchas ganas - le dije con una sonrisa.
En serio, aquí todos somos iguales, da igual la edad, la experiencia, estamos para mostrar tal cual somos, disfrutar y hacer disfrutar. Si te apetece algo, pídelo, si algo no te gusta dilo, ¿vale?
Lo haré - dije subiendo de nuevo a la cama.

Muchísimas gracias !
Maravilloso encuentro
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