HAMBURGUESA Y PERRITO (una apuesta)
Así de lejos, sí que parece un donut – pensaba Martin- aunque para mi es una deliciosa hamburguesa. Silvia abría y cerraba los muslos como sí emitiera un mensaje con ondas de excitación que rebotaban en el pecho de Martin.“Que?? Dalee!! Empezamos??” soltó ella mientras le hipnotizaba con el aletear de sus piernas “Como querés?? Arriba o abajo…” Sacudió la cabeza y como saliendo de un sueño le sujetó las rodillas cerrando sus piernas muy despacio arrastrando las palabras: “probemos algo nuevo…”
En su cabeza resonaba la conversación de un par de días antes y su triple con los ojos cerrados cuando se jactó – te corres dos veces antes de que yo lo haga!!, vamos, está chupado!!- Cuando fue a rematar el chiste, Silvia le tapó la boca metiéndole un pezón entre labio y labio– callá pelotudo, te corres tuuu antes de que yo lo haya hecho ni una sola vez…y chupá fuerte ahora, que me quiero llevar un buen recuerdo de hoy y tengo que salir pitando- le había dicho super convencida.
Se sonrió pensando en ese momento de pezón absorbido y mordisqueado mientras ella, con su juguetito y a la carrera, le empapaba las piernas con su orgasmo.
“YA TE HAS RENDIDO ¿?” a Silvia le chispeaban los ojos mientras le empujaba muy macarra con sus rodillas en el estómago. (hasta le rebotaron los pechos del empujón) “noooo, te voy a poner música para ambientaar” dijo el, recuperando el equilibrio, solo por ganar tiempo. “Música ¿? Prefiero oír tus gemidos, además, pibe, no me aguantás ni una canción,”
“ ahh Noo ¡! Vamos a ver quién dura o no dura” – a Martin se le había ocurrido una idea que le parecía infalible- dame un segundo “. Se acercó de un salto al plato y buscó un disco en la caja de madera donde esperaba encontrar el arma secreta. Se giró con Marvin Gaye en la mano, riendo. “AAah cabronazo! Como sabés que esa voz me pone a mil!!” Y tirandole lo primero que tenía a mano, mientras pensaba -que no sea el móvil, que no sea el móvil por diosss, sería el segundo este año y a ver como lo explico-le gritó: “TIRÁ PACÁ Y CÓMEME EL DONUT DE UNA REPUTA VEZ! “
El resto de cerveza del culo del vaso le mojó la espalda mientras colocaba la aguja en los primeros surcos del maxi single. - Casi 5 minutos de ventaja!!—pensó mientras el vaso de plástico azul rebotaba en sus costillas y se perdía por el pasillo.
Al darse la vuelta, triunfal, se la encontró a 10 cm de su cara con una sonrisa y un pañuelo de seda negro. Desnuda, desafiante, le sacó la lengua rozándole los labios, mientras se relamía al decirle: “Tú me excitas un sentido, yo te limito otro, guapetón. Ahora te vas a comer estaa”- “HAMBURGUESA, deliciosa hamburguesa” -le interrumpió el mientras caía en sus labios sin querer evitarlo, recogiendo el reto de su lengua.
Enredados en el aliento, cada uno jugaba su estrategia. El la arrastraba hacia el sofá, mientras ella, brazos al cuello, intentaba retrasarle atándole el pañuelo sobre los ojos.
Y Marvin cantaba: wake up, wake up, wake up….
Un tropezón, tres risas y un golpe con el pico la mesita dorada después, a Silvia le entraron las prisas: “Acercá esa salchicha que vas a perder antes de que me saques dos gotas de flujo. Que digo salchicha, ¡!perrito!!, ni vas a catar la hamburguesa…” y con decisión se subió encima de él plantándole la concha cerca de sus ojos tapados, aposta, bien lejos de los labios.
Siguiendo su olfato, rápidamente Martin se acopló a la tarea de buscar su punto débil, que era justo debajo del clítoris sin llegar a tocarlo y con la lengua muy ancha, blanda pero firme, mientras ella se recreaba lamiéndole la punta y engulléndola de golpe, lo que le provocaba espasmos en la cadera y le desconcentraba.
Justo ahí empezaron los gemidos. Silvia sabía que, si no atacaba pronto, no tendría nada que hacer contra aquella lengua que le volvía loca. Así que untándose de su propia humedad dos dedos, comenzó a masajearle el ano mientras aplastaba sus labios contra la pelvis de él, entrando hasta el fondo y saliendo hasta el borde del glande, con movimientos lentos pero muy prietos.
El tiempo se había detenido, solo se oían chapoteos, gemidos, gruñidos de placer y a Marvin, rayado, repitiendo:
• darling) I need sexual healing, sex
• darling) I need sexual healing, sex
• darling) I need sexual healing, sex
Sin darse cuenta, el ritmo de ese trocito repetido se les metió en su propio ritmo lamiendo, succionando y gimiendo, cada vez mas intenso, pero no más rápido, en un loop que crecía en presión, en humedad, en gruñidos.
Y cuando ya les taladraba a los dos la cabeza tanta repetición de disco, de repente, con un GGRRRRRRRMMMMMMMBBB, saltó la aguja el surco y como si con ese ruido de chirrido de pizarra hubieran abierto las puertas de la presa, dos gritos sordos, de boca llena de perrito y hamburguesa se llenaron del placer del otro.
La risa tonta empezó cuando, al levantar la caras enterradas en el sexo del otro y con la respiración entrecortada, quisieron saber quien había perdido la apuesta. Una risa que se convirtió en ataque de risa y en dolor de costillas de no poder parar de reir.
Marvin les miraba con los ojos sonrientes, cruzado de brazos desde la portada del maxi single, cuando Silvia soltó:
" y si lo ponemos otra vez ??