CUARTO ANIVERSARIO, PRIMER RELATO
Este es el primer relato que compartí en este grupo hace algunos años. Lo subo de nuevo para celebrar el cuarto aniversario y los 2000 miembros recién alcanzados.
Si os apetece, podéis subir vuestros primeros relatos para contribuir a la celebración.
-----------------------------------------------------------------------------------------------
CUANTO CUESTA TU ORGASMO
Subió al autobús vestido como uno más, pagó 2'60 euros y se sentó
detrás de una chica con vestido de pequeñas flores y medias azules.
A las 10'30 de la mañana de un martes no va mucha gente en el bus,
pero entre los pocos compañeros de viaje sobresalía una aspirante a
Pin-up llena de tatuajes, piercings y unos ojos muy pintados a lo
cantante de soul muerta de sobredosis. Escote? Por supuesto, generoso.
Sin embargo a él no le interesaba el espectáculo de enfrente, que
pedía a gritos un público más sofisticado. A él solo le interesaba el
borde del vestido de pequeñas flores de la chica que tenía en
diagonal, solo un asiento por delante.
Con un móvil descomunal en la mano, la chica iba y venía sobre sus
piernas azules moviendo ese borde que tan pronto tapaba como asomaba
muslo y rodilla. Cada movimiento era seguido por sus ojos como
hipnotizado por un baile inquieto.
Con un movimiento lento introdujo su mano derecha en la chaqueta y
palpando el fajo, sacó un billete de 50, lo miro con atención e
impulsándose con la izquierda en el asiento que tenía delante, avanzó
el cuerpo despacio mientras blandía el billete desplegado, como una
bandera o una declaración.
Sonreía mientras pronunciaba: "50 euros por tus piernas" suave pero
firme lo más cerca posible del pelo de aquella chica.
Sorprendida, pero no asustada, unos ojos marrones iban del
billete a la sonrisa y vuelta a empezar sin saber que decir. "No digas
nada, solo sube el borde de tu vestido hasta donde empiecen las
bragas"
A la sorpresa y la inquietud siguió el cálculo: y si era una cámara
oculta? O un concurso de televisión? O pilladas.com...Miro rápida a
todos lados, buscando cómplices de aquel billete, pero todo el mundo
iba a lo suyo reverenciando sus pantallas, como todas las mañanas.
"Solo hasta que acabe el viaje" sonreía, "y solo hasta donde
empiezan..." Termino la frase rozando con la esquina del billete las
flores, cerca de su ingle, donde supuestamente comenzaba su ropa
interior.
Ella se quedó mirando el billete como hipnotizada un instante y
después con un gesto muy rápido se lo arrebato de la mano tendida,
haciendo que la aspirante a Pinup despertara de su sueño móvil y
abriera mucho los ojos intentando entender aquella escena.
Con la mano con la que sujetaba el móvil y mientras apretaba los 50
euros arrugados contra su pecho fue tirando poco a poco del vestido
hasta que las florecitas desaparecieron dejando unos muslos azules a
la vista. Justo cuando comenzaba el encaje gris de unos culotte casi
largos, inesperados para él, se detuvo y suspiró.
Los ojos asombrados de él miraron por un instante los de la repintada
de enfrente, que no podía creer que no fuera ella la protagonista de
aquella sonrisa y aquel billete. Fue solo un chispazo de
insatisfacción que compartieron como un choque silencioso.
El rebote fue instantáneo, la chica de los tatuajes, despechada huyo
por la ventana y se plantó unos cascos amarillos para escapar
definitivamente de aquello. El, echó mano de su fajo y sacando dos
billetes escupió: "100 más hasta el borde de arriba" atragantándose al
decirlo, casi como una súplica.
Aquello ya era otra cosa, nunca había hecho algo así. Si, una vez lo
hizo con un chico en una parada de autobús, pero eran las 5 de la
mañana, en una calle desierta y estaba muy puesta!!
Como un flash, se vio reflejada en un anuncio de Jadore, botando sobre
aquel rubio parlanchín con las tetas fuera del sujetador, sudando y
disfrutando. Recuerda, que en medio de su orgasmo, le vino a la cabeza
la imagen de la chica del anuncio aferrada al enorme frasco de
colonia, como ella se aferraba a la cabeza del rubio, mientras se
corría.
Sacudió la cabeza y dijo: No¡ en voz tan alta que una señora, tres
filas más allá, desatornillo su cabeza de la tablet que la tenía presa
y se quedó mirando ávida los dos billetes que colgaban de la mano de
aquel hombre.
"No?" Contesto el abriendo los billetes como un abanico y dejando caer
las letras como si ese abanico las hiciera volar a su alrededor ,
"Seguro?? Quedan menos de 10 m para llegar... Si no hay atasco en el
túnel" La sonrisa se había vuelto ancha y cautivadora y por un momento
ella dejo de mirar los billetes que bailaban en su mano para mirarle a
la cara, no estaba mal , no era guapo, pero era atractivo, turbador, o
era aquella historia la que le turbaba?? En serio!? en cualquier otra
situación ni lo hubiera mirado.
Tres filas más allá la señora con ojos de lima le hacía gestos
silenciosos, intentando que nadie más pudiera pretender los tesoros
que seguían bailando en la mano de aquel hombre. Como cuando jugaba a
las películas con sus hijos, intentaba hacerle entender, con gestos
disimulados, que sí, que ella estaba dispuesta. A lo que fuera. 100
Eurazos¡
Le lanzó una mirada tan clara que la señora se quedó a mitad de gesto,
a medias entre un OK o un agujero mientras esos ojos seguían aquellos
billetes, que suavemente el deposito en el regazo, casi ahí donde
quería que terminaran las florecitas y empezara el encaje gris del
borde superior del culotte.
Noooo....casi susurró ella mientras los billetes resbalan por el poco
vestido que le tapaba y sin pensarlo los cogió con la mano libre, sin
apretarlos, como quien recoge algo frágil, que pudiera romperse, como
sentía que se iba deshaciendo su voluntad y su pudor.
Entonces, cerró los ojos. Sabía lo que iba a ocurrir. Una mano forzada
desde atrás tiro lenta y firme de su vestido descubriendo todo el
juego de encajes que se iban volviendo azules mientras subía, subía,
subía y se detuvo. Luego, nada. Casi hubiera esperado una caricia o un
ruido, incluso una palabrota. Pero no. NADA. La mano había
desparecido, el bus había desaparecido, solo quedaba una extraña
sensación en el estómago, no! , más abajo, como un pequeño destello de
ansiedad o excitación o ...
Cuando abrió los ojos y levantó la vista, la cara desencajada de la
señora que sabía que aquel tipo no le iba a dar un duro, era un
contrapunto a la mirada burlona de la Pinup, que apoyaba la mano en la
cadera como retándola a un duelo de ropa interior.
Pero y él? Giro la cabeza y se dio de bruces con una sonrisa intensa,
inquietante. Solo pronunció una palabra: "Precioso" . No quería mirar
hacia adelante, no quería verse, con las manos agarrando billetes y
las flores del vestido arrugadas sobre sus ingles. Pero aquello le
estaba afectando, cuanto quedaba para el túnel? Por dónde iban? En un
intento alocado quiso ver en los ojos que no dejaban de mirarle, si se
reflejaba algo de aquel camino de todos los días.
Volvió a cerrar los ojos, bajó la cabeza y sin pensar suspiró Ya
esta???. Su cabeza bullía, se sentía desnuda y libre de algo, pero de
qué? Con los ojos apretados empezaron a surgir imágenes turbadoras en
su interior, de caricias que salían de las flores azules, dedos que
acariciaban sus piernas mezcladas con la rubia melena y un frasco
enorme de colonia. Gimió casi sin darse cuenta.
Y entonces lo impensable: No me vas a pedir nada más?. Lo había dicho
ella? En serio? Que le estaba pasando ... Estaba loca?? Con los ojos
cerrados, las piernas apretadas, y los billetes sujetos sintió como
el autobús giraba los primeros 180 grados antes de llegar a la
terminal. No pudo soportarlo más y abrió los ojos casi con rabia,
esperando encontrárselo a su lado dispuesto a arrancarle el vestido,
las flores, el culotte y el ansia.
Pero a su lado solo había un fajo de billetes atados con una gomita
inofensiva y una nota escrita con letra ancha y apresurada que decía:
"Cuánto cuesta tu orgasmo?"
Un mundo de tiempo después, creyó ver como la de escote y la dispuesta
a todo, peleaban en el andén por el fajo que había desaparecido de su
lado, mientras aquel tipo con una sonrisa amplia desaparecía por la
puerta del conductor.
Parpadeó, como saliendo de un sueño, se colocó el vestido, re ordenó
sus ideas mientras avanzaba por el pasillo del bus, y con un
movimiento firme soltó los tres billetes arrugados en la cabina del
conductor.
Bajó del autobús con la sensación de haber ganado mucho más que
aquellos 150 euros. Casi sin pensarlo, mientras el conductor gritaba,
quien sabe si de alegría o de extrañeza, una sonrisa amplia, que le
duro todo el día, se instaló en su cara.
Y pensó en buscarse un rubio.