LUBRICIDADES /XXIX
LUBRICIDADESXXIX
Nunca he creído importante
robar un virgo a la historia:
prefiero mujeres hechas
que novicias inexpertas
en las artes amatorias.
No quiero ser el maestro
que enseñe a nadie el camino:
sea dueño y responsable,
y yo sea inimputable,
cada cual de su destino.
Mis amantes (no son tantas)
siempre han tenido galones,
siempre libraron batallas
y lograron sus hazañas
antes de darme sus dones.
Por eso gozo con ellas,
porque saben lo que quieren
y saben cómo alcanzarlo,
porque si quieren gozarlo
lo gozan como prefieren.
Incluso, a veces, me siento
como usado en plan objeto:
van del orgasmo a la caza,
y en mí encuentran la carnaza
con la que cumplir su reto.
Pero eso no me importa.
Es más, incluso me excita
servir para tan gran obra:
no me produce zozobra
ser de su magia varita.
Soy torpe y lo encuentro justo,
que en mi pasión encendida
puedo dar la sensación
de follar sin la intención
de compartir la corrida.
Por eso, mujer experta
viene bien para mi cama:
sabe alcanzar lo que es suyo
y, si resulto un capullo,
y fracaso, me reclama
y no se queda frustrada
pensando «¡qué cruel vida!»:
Que no hay nada más frustrante
que una esforzada follante
que acaba en plan (mal) jodida.