LUBRICIDADES /XXVII
LUBRICIDADESXXVII
Desde atrás,
mi pecho habita tu espalda.
Mis brazos por tus costados
acceden hasta tu pecho.
Mi boca en tu nuca duerme.
Mi sexo se despereza
contra tus nalgas rozando.
No hablamos: no hace falta.
Solo un gemido y el gesto
de ir separando tus piernas.
Tus manos cubren las mías,
acarician las caricias
con que acaricio tu cuerpo.
Entre tus muslos se cuela
mi sexo buscando guerra.
Tienes cálido ese delta
que forma el coño en tu pubis.
Quiero ahora navegarlo,
sumergirme en sus delicias,
penetrarte lentamente
para gozarte, hasta el fondo.
Desde atrás, cuando me meto
en tu cuerpo, como ahora,
arqueo la espalda y quiero
aún más sentir tus adentros.
Eres cálida:
Me bañas con tu calor.
Eres mágica
en este momento extraño
en que estamos así unidos.
Suena mi sexo en tu humedad.
Es un ritmo casi tribal,
como timbales marcando
los compases de una danza.
Has comenzado a cantar
al ritmo de este follarnos:
cantas con voz de suspiros
y algún gemido ahogado.
Sé que, si avivo el compás,
tú me cantarás más alto…
(pero como no son horas,
prosigo tranquilo y calmo).
Y así, follamos despacio,
sin apenas un ruido.
Si alguien nos está escuchando,
casi no sabrá qué pasa,
más allá de algún quejido
que escapa de vez en cuando…
No es quejido de dolor,
es que lo estamos gozando.