LUBRICIDADES /XXVI
LUBRICIDADESXXVI
Después de todo, nos dormimos
tranquilamente abrazados.
Cierto es que estamos cansados,
también cierto que cumplimos
con el proyecto acordado:
¡qué bien nos hemos follado!
¡qué alegres nos corrimos!
Me encanta dormir pringoso
del esfuerzo compartido.
Algo nos hemos limpiado,
mas no todo lo debido:
sabe a sal tu piel sudada,
lo sé porque la he probado
cuando he besado tu espalda.
Me gusta este olor denso
a deseo desbordado.
Me gusta este oler a sexo
porque eres tú a mi lado
el motivo de este aroma
que invade ahora este cuarto
y por asalto nos toma.
Tras estar en ti metido
dormir así, a ti pegado,
es el sueño alcanzado
es el premio prometido.
Me gusta este estar atados
con los nudos del orgasmo:
me hace perder el sentido.
Pero hemos de dormir pronto
para recobrar aliento,
porque seguro que, lento,
el deseo hallará el modo
de poner de manifiesto
cómo le gusta en tu cuerpo
encontrar su acomodo.
Cuando ese momento llegue,
quizá en la noche cerrada,
serás otra vez besada
y otra vez tendrás presente
que mi carne está excitada
y que quiere hacer morada
en tu cuerpo y en tu mente.
Y así, envuelta en las brumas
que rodean todo sueño,
notas grande lo pequeño
y aparecen graves dudas:
¿vuelve acaso el desenfreno?
¿sientes palpitar tu sexo
y mi roce en tu cintura?
Después de todo, tras dormirnos,
ahora hemos despertado.
Mucho hemos madrugado:
aún no es hora de vestirnos.
En la cama, abrazados,
de nuevo hemos follado…
¡Cómo nos gusta vivirnos!