LUBRICIDADES /XX
LUBRICIDADESXX
Mi querida amiga sabe
cuánto deseo tenerla
desnuda, aquí, en mi cama,
para poder distraerla,
sacarla de sus rutinas
y llenarle de alegría
la vida y la piel entera
entre su boca y la mía.
Los besos que da mi amiga
son besos de los de antes,
de los que se dan con labios
y con brazos abrazantes,
de los que llenan la boca
y hacen estallar el pecho,
de los que traer, traen cola,
de esos que son tan completos
que besan boca y el alma,
que besa con todo el cuerpo,
que con sus besos provoca
que te quedes sin aliento.
Al besarme, me despierta
el ser entero y, de nuevo,
deseo tenerla cerca
para poderle estar dentro.
Mi querida amiga sabe
cuánto extraño sus besos,
cuánto quiero esas caricias
que dan forma a sus afectos,
cómo me encantan sus manos
cuando me busca el miembro
y me lo encuentra empalmado
y se alegra y, por ejemplo,
comienza a acariciarlo,
subiendo y bajando lento
mientras me lo descapulla
me está quemando por dentro.
Y mis ganas de follarla
no le ganan a las suyas:
ella quiere que mi polla
en su coño se la hunda,
pero no es aún el momento,
porque antes de penetrarla
quiere mi boca acercarse
a su cueva y besarla,
para que con esos besos
vaya su interior manando
y así se empape mi lengua
que por ahí está pasando,
para que con esos besos
en su clítoris hinchado
le tiemblen vientre y muslos
cuando lleguen los espasmos.
En algún momento, luego,
llegaremos a follarnos…
pero mi querida amiga
sabe que, antes, su orgasmo.