Mi incontrolable deseo...
El simple roce de nuestros dedos,de nuestras manos, produce la fascinante sensación que se me erice la piel. El tacto, sentido menospreciado y que tanto valor tiene...
Mi índice acaricia el tuyo, y se expande en mis adentros una corriente incontrolable que me provoca arder de deseo al clavar mi mirada en la tuya.
Descubro en tu retina el ferviente apetito que ha despertado la unión de nuestra piel.
Vestidos, intactos, clavados en el suelo, esperando no estallar. Intentando contener esa expansión, que sucumbe finalmente a la intensidad de nuestras miradas, que sin mediar palabra con los labios, los iris nos delatan.
Y nuestras bocas se buscan. Y se encuentran. Nuestras lenguas se entrelazan.
Mis manos agarran tu nuca, acarician tu cabello, se aferran a tu cuerpo para notar cada poro de tu piel.
Te deseo, te ansío, y te desnudo.
Sin parar de besarte, sin cesar de tocarte. Como si el mañana no existiera y hoy se nos acabara el mundo.
Estudio cada centímetro de tu anatomía, mientras mis labios recorren tu cuello, bajan por tus pechos y muy despacio, continúan su camino por tu abdomen...
Se detienen ahí, en un sutil jueguecito para acrecentar tus ansias de más...
Me suplicas con la mirada que continúe mi recorrido. Tu pene erecto aguarda impaciente que mi boca, que tanto te gusta, le ofrezca cobijo.
Mis manos agarran tu falo y juguetean con él mientras pruebo tu paciencia acercando mis labios, sin llegar a dejarte entrar.
Y me acerco tanto, que puedes sentir mi aliento en tu glande. Y te enciendes aún más.
Te introduzco en mi, y te saboreo, relamo cada centímetro de tu miembro y disfruto de tu sexo como una perra.
Gozo de verte ido de placer.
La barrera de la cordura ya desapareció y te dejas llevar por el deleite de la ocasión.
Tus manos investigan mis curvas, tu afán hace que me apartes el tanga bruscamente y que busques mi húmedo sexo para alojarte en él.
Introduces tus dedos en mi cavidad y empiezas a agitarlos. Primero suavemente y después con mucha fricción.
Disfrutan de su visita a mi interior y yo lo gozo como una auténtica salvaje.
Quiero más y tu lengua baja hasta mi coño y comienza un vaivén de sensaciones indescriptibles.
Me elevas al más allá y ansío sentirte dentro.
Te aparto y me coloco encima de ti. Preciso notarte en mi interior.
Que los dos seamos uno y este apetito de ti quede saciado.
Cabalgamos como dementes hasta que nos llega el éxtasis al unísono.
Nuestro clímax es inexplicable...
"Marta!! Despierta..." Me dices mientras me das toquecitos en la cara.
"Estabas muy agitada y por eso te he despertado.Te has quedado dormida en cuanto nos hemos sentado en el sofá y te has perdido toda la peli..."