LUBRICIDADES /XVII
LUBRICIDADESXVII
A veces, siento que te tengo
aquí al lado, a tiro de beso.
No estás, claro, pero incluso
no estando, aquí al lado te siento.
De algún modo te me has quedado
marcada en la memoria y en el cuerpo
que tengo la sensación de que me abrazas
y dudo de si no lo estás haciendo.
Noto la presión de tus pechos
al clavarse en el abrazo en el mío;
noto el calor de tu aliento
rondándome los labios;
tengo la suavidad de tus manos
recorriendo mi espalda;
siento el roce de tu pubis
marcándose en mi entrepierna.
Y despiertas mi deseo
y crece mi polla endurecida
y bailan una húmeda lambada
tu lengua y la mía.
A veces, siento que te tengo
y mi cuerpo reacciona al tenerte
con el ansia del deseo ciego
y la sed del que quiere beberte.
Beber de ti y beber de tu boca
la vida que te nace entre los labios;
beber de ti y beber de tu sexo
un calor que es patria y que celebra
la locura del placer tras el cansancio.
Mi esperanza se yergue y amenaza
al cielo mirándole sin respeto.
Hundirme en ti es todo lo que anhelo:
tu coño es el refugio perfecto:
refugio, para mi polla excitada;
refugio, para el cansancio de mis días;
refugio donde esconder los tesoros
que al placer hecho gemidos le robamos;
refugio, también, para mis manos
que dentro de ti te tocan y acarician;
refugio, también, para mi boca
y mi lengua, que lame tus delicias;
refugio, al final, para el esperma
que escupe mi cipote en su corrida.
¡Qué gusto refugiarme entre tus piernas!
Refúgiame ahora, amante amiga,
ahora que siento que te tengo
aunque la distancia eche sal en las heridas.