LUBRICIDADES /XII
LUBRICIDADESXII
Fue la segunda vez que te olí
cuando descubrí a qué huele el deseo.
La primera vez, quizá empecé a soñarlo:
solo después lo supe.
Tu cuerpo es deseo y no lo oculta.
Tu cuerpo exuda excitación y vicio:
con la lengua refresco tu piel,
te limpio el sudor,
me enveneno de sexo.
Te he escrito alguna vez
cómo ha sido follarnos.
En un ejercicio inútil
que no lleva a ningún sitio
he volcado en mis palabras
mi polla
tu coño
tu culo
tus tetas
mi cuello
mi pecho
tus caderas
tu boca
mi polla en ella
mi boca
tu coño en ella…
Las palabras nunca fueron suficiente:
es mucho mejor besar que describirlo,
mucho mejor follar que irlo narrando…
Y aun así, no me quedo indiferente
cuando leo que te estuve masturbando
(aunque mil veces mejor sea el vivirlo):
preferimos el sentir al pensamiento,
pero a ratos, cuando no estamos sintiendo,
el poder recuperarlo del recuerdo
a través de palabras, no te miento,
provoca en mí, si acaso no es lo mismo,
un gozo semejante a cuando estamos.
Sé que a ti te pasa igual… y eso no es malo.