A través del espejo. Pt.2.
Macarena dio comienzo a la reunión y configuró el temporizador para medir el tiempo de exposición de cada jefe de proyecto en la pantalla de su ordenador. Uno a uno, los diferentes abogados y economistas, todos hombres, expondrían sus excelentes análisis DAFO y expondrían los planes y objetivos para el siguiente trimestre eficazmente. Como era costumbre en ella, Macarena iría valorando y haciendo sus anotaciones directamente en pantalla para terminar dando paso a su consejero que daría las instrucciones finales antes de concluir la reunión.En el minuto que tardó el primer jefe de proyecto en comenzar su presentación, ella comprobó que el sonido estaba desactivado y que la cámara instalada bajo la mesa enfocaba directamente hacia ella. Abrió una sala de chat y configuró el control del vibrador que había introducido en su culo minutos antes de comenzar la reunión. En la pantalla aparecieron otras tres ventanas: él en su despacho, otra cámara bajo su mesa y el botón que permitía activar el vibrador que él también llevaba puesto. Hizo una prueba con el botón y notó cómo él se removía en su asiento.
Las presentaciones fueron pasando y se extrañó de la falta de interés que él estaba mostrando, activando y desactivando el vibrador varias veces intentando llamar su atención. Finalmente, muy molesta, lo activó a máxima potencia y no lo volvió a desconectar. Unos minutos después se distrajo con los detalles de un proyecto y en ese instante, como si el hubiera estado esperando ese preciso momento, él activó el vibrador de ella y vio por la pantalla cómo Macarena daba un respingo. Cuando miró su ordenador, en aquella mágica ventana podía ver cómo su polla apretaba la pernera del pantalón dejando un rodal de humedad por la punta. Los pezones se le habían endurecido y sobresalían rebeldes por el borde del sujetador marcándose en la fina blusa. Él sonrió satisfecho al ver logrado su objetivo. De nuevo sus bragas estaban empapadas y sus piernas se movían agitadas. Macarena reprimió todo lo que pudo lo que parecía iba a ser un orgasmo explosivo. Aguantó la respiración e intentó concentrarse en su core, controlando para no explotar durante las últimas presentación. Él, como ella antes, no tuvo piedad y mantuvo un ritmo de vibración que aumentaba la sensación. Macarena despidió a todos con un hilo de voz y dio por terminada la reunión. Una vez cerraron la puerta, sin levantarse del sillón, se alejó de la mesa, se dobló todo lo que pudo hacía adelante abrazando sus piernas para comprimir su abdomen y lo dejó salir. Mientras gemía grave y gutural, apretó su musculatura vaginal y sintió cómo un chorro caliente y húmedo manaba desde su interior. Podría ser el orgasmo más profundo que había sentido en su vida. Con dificultad, se incorporó temblorosa y se acurrucó en el sillón y escondió su cara entre los brazos que rodeaban sus rodillas.
Macarena levantó la cara, miró a la pantalla y le vio observarla fijamente. Él sabía lo que había provocado y ella simplemente escribió en la pantalla:
Aparcamiento Índigo del Centro Comercial P3. N10. En media hora.