LUBRICIDADES /V
LUBRICIDADESV
Tengo la memoria llena
de imágenes de ti
en movimiento.
Como en una película antigua,
como en una de esas joyas de filmoteca
en blanco y negro
en la que nuestros abuelos
-bisabuelos, incluso, a veces-
aparecen mirando a cámara y sonriendo.
Sonríes en mis recuerdos, en mi memoria.
Son recuerdos gozosos,
porque contigo he gozado los placeres del mundo
y de los cuerpos.
De nuestros cuerpos:
nuestros mundos.
Contigo he temblado en noches de invierno,
bajo mantas gruesas y cálidas,
con nieve fuera,
desnudos dentro.
Temblar de calor de piel,
temblar de tensión y deseo,
temblar por lo intenso del beso,
de la caricia,
del sexo.
Temblar de sudor tras el orgasmo,
en el abrazo salado del descanso,
con nieve fuera,
desnudos dentro.
Me gusta tu desnudez sencilla,
tu cuerpo humilde de mujer real,
junto al mío
desnudo como tú,
real como tú,
nervioso y gozoso y todo
como tú.
En tus pechos descansé mil noches
a lo largo de unos diez años de sueño.
Como serían que,
tras otros diez de vigilia,
aún los recuerdo:
forman parte de esas imágenes,
imágenes de ti en movimiento,
que hoy llenan mi memoria…
Me trasladan a un pasado
distante, distinto y bello
en el que beso tus labios
y beso luego tu cuello
y besando voy bajando
hasta llegar a tus pechos.
En ellos paro y descanso
de todo el esfuerzo hecho
mientras, lento, voy amando
con mis manos tu recuerdo.
Mi memoria que ahora lleno
de recuerdos de tu lecho
me está creando un presente
en que recordarte, creo,
no me va a ser suficiente:
verte, tocarte, besarte,
besarte, lamerte, amarte,
amarte, follarte, follarte…
Mi memoria no da abasto
a este crecer del deseo…
no es suficiente el pasado
cuando en el presente veo
que mi cuerpo está cantando
que aún te vivo y aún te siento
como cuando éramos uno…
hoy que sin ti estoy siendo.