LUBRICIDADES /IV
LUBRICIDADESIV
Te pienso desnuda para mí.
te pienso desnuda y brillando
al reflejarse la luz
en el sudor que te baña.
Te pienso desnuda a mi lado
(te pienso, te recuerdo... ¿qué más da?).
En mi mente eres ahora
cálida compañera desnuda
abrazándote a mi desnudez hermana
descubriéndonos distintos y complementarios.
Mi verga encaja en tu gloria,
tu coño abraza mi gozo,
tu pecho suave y generoso
se apoya sobre el mío, tenso.
Llega tu boca a mi boca
sin equivocar el beso,
distrayéndose las lenguas
en una danza que sigue
el ritmo de nuestros sexos.
Te pienso desnuda, follando
(y más, follando conmigo).
Te pienso follando porque es lo que tiene el deseo,
que crea pensamientos como quiere
y ahora los quiere así:
tú y yo,
desnudos,
follándonos.
Podíamos estar besándonos,
tranquilamente sentados
en la mesa de un café.
Podríamos estar hablándonos,
sencillamente, cara a cara,
amándonos con palabras.
Podríamos estar paseando
-¿recuerdas, los paseos?-
por las calles del centro, sin más.
Pero estamos desnudos,
desnudos y follando,
maravillosamente unidos
por el sudor y el deseo,
hundiendo mi cuerpo en el tuyo,
encontrándome con tu interior,
cálido y húmedo,
acogiéndome
mientras tus brazos me envuelven
y toda tú eres beso.
Te pienso desnuda para mí,
follándonos en la imaginación,
en un cuarto inexistente
con una música de fondo confusa,
en primer plano el deseo.
Y porque te pienso así
y me puede el desearte
y no sé cómo obligarme
a pensarte de otro modo,
mi cuerpo va y me traiciona,
a tu imagen reacciona
y mi erección es mi dueña.
Y así, al final, me masturbo
pensándote desnuda,
y desnuda para mí.
Mi semen me trae el orgasmo,
que no retengo... y me gozo
con un gozo que no es mío,
que lo vivo como nuestro,
porque tú has estado aquí,
desnuda hoy para mí,
desnuda en mi pensamiento,
follándonos.