LUBRICIDADES /III
LUBRICIDADESIII
Quiero que ahora te lleves,
como si fuera mi mano,
tu mano al coño.
Quiero que pienses que es mía,
pero que sea la tuya
porque la tuya te sabe
y sabe cómo tocarte.
Quiero que tu mano toque
el fabuloso instrumento
que escondes en lo profundo
y lo hagas sonar
con música de gemidos,
y que yo te oiga.
Quiero oír tu canción sin letra,
de melodía suspirada
nacida de lo más mojado
de tu deseo,
arrancada por tus dedos
-piensa que son los míos-
de tus adentros.
Quiero oírte gemir de gozo,
respirar rápido y breve
con algún grito ahogado
que se escapa sin ropa en la noche.
Quiero tu mano hecha balsa
que navegue por tus mares
-piensa que es la mía,
surcándote libre-
mientras me piensas.
Porque estoy pensándote yo,
desnudo y vivo por tu recuerdo.
Mi deseo es altivo y necesario
y mi mano se esfuerza en provocarle
-pienso que es la tuya-
hasta que termine por humillarse
en su derrota.
Mientras escucho tu música nacer
en lo más interno de tu cuerpo,
desde lo más profundo de mi recuerdo,
expulsada fuera de ti por tu mano
-piensa que es la mía-
que tan bien te conoce y te busca,
me vienen imágenes de ayeres
en los que no tuve que imaginarte,
en los que te escuchaba de viva voz y no así,
ahora que mi mano
-pienso que es la tuya-
me explora en la dureza del deseo
mientras suenas en un auricular
cantándome con gemidos.
El mundo duerme.
A medio país de distancia,
mi mano nada en tu coño,
la tuya casca mi polla...
Esta noche vamos a dormir bien.