Desde mi ventana.
Sed bienvenid@s. Al habla vuestro narrador de confianza ‘- Sí claro, como si llevaras medio foro lleno de relatos.-’ ‘- Tss, calla. Tú a escribir el guion y déjame a mí narrarlo-’. Bien, ¿Por dónde iba…? Ah sí, por la confianza. La cual estoy dispuesto a ganarme, la vuestra...
Como decía, os presento una breve historia que espero os guste, os seduzca y os atraiga al menos, tanto como a mí ‘- Ejem, ejem..-’ '-bueno vale-', como a nosotros el plasmarla en estas líneas.
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Era un día de esos raros, entre invernal y primaveral. De esos días, en los cuales por la zona alicantina lo mismo, te hace un día de playa, que por la noche es tiempo de sofá y manta, acompañado de una leve lluvia que al caer, sobre los coches de la calle, invita a la reflexión con su ruido blanco.
En un momento dado, algo llamó mi atención y me acerqué a la ventana para observar qué era, escondido tras la privacidad que me ofrecía el store de la ventana. Ahí pude observar a derecha e izquierda, sin poder ver nada, sin embargo, lo que había llamado mi atención, lo tenía apenas a unos metros de distancia, en el edificio de enfrente, separado por la carretera de una calle estrecha.
Tras la ventana de una vivienda en lo que intuí era el salón o donde solían hacer vida en esa casa, vi dos sombras danzar de un lado a otro mientras prestaba atención a la mesita que había en el centro de la ventana. Se podía observar varias copas de lo que supuse que sería vino, junto a un plato de frutos secos y una hoja con un lápiz.
En ese momento una pareja en ropa interior entre risas, acaparó toda mi atención cuando se dejaron caer sobre el sofá y ella cogió la copa de vino, dio un pequeño sorbo mientras lo miraba a él, fijamente, y la cambió por la hoja dejándola en la mesa. Los conocía, eran asiduos al gimnasio al que yo iba y aunque no teníamos un trato cercano, habíamos intercambiado algunas palabras durante algún entrenamiento.
Se les veía discutiendo acerca del papel que sostenían cada uno con una mano y que estaban leyendo y modificando con el lápiz cuando ella se lo ofreció. Borrones por aquí, risas picaronas por allá y carcajadas de vez en cuando. Me pregunté qué sería lo que había escrito en ese papel, lo que se traían entre manos en ese momento.
Finalmente, pude observar que ambos firmaban el documento como si se tratara de un acuerdo, un pacto.
Dejando el papel a un lado comenzaron los juegos. Sacaron una cajita de debajo de la mesa y de ella, a su vez, una bolsita de terciopelo rojo con el cordón negro, ‘-Vaya vista tienes, ¿No?-’ ‘-Pero bueno, ¿Te quieres callar y dejarme contar la historia? El edificio apenas está a 20 metros de distancia, se ve de sobra.-’ ‘-Vale, vale, tú mismo.-’
Perdón, continuemos. Después del saquito rojo, en la mesa, fue depositada una cajita de madera en un tono claro con un pequeño broche y finalmente salió un juego de cuerdas negras y cadenas que ‘-Eso sí, para que no te quejes-’, no pude distinguir muy bien.
Primero comenzaron a tirar los dados, y pude ver cómo se intercambiaban besos, caricias y cosquillas por todo el cuerpo. Tras eso pasaron al contenido de la caja. Una baraja de cartas, la cual dejaron en la mesa y una a una, fueron cogiendo cartas y esta vez, a los besos, caricias y cosquillas, se unieron lametones, tocamientos y otras cosas que os dejo a vuestra imaginación, guiño, guiño. En este momento de la partida, porque sí, aquello era una partida de resistencia, ambos estaban completamente desnudos y de repente ella, alzó la vista y pareció verme, pero, “no puede ser, el store me está tapando” pensé, ella enseguida bajó la vista y siguió con su juego. Tras este momento de tensión, el corazón se me aceleró más de lo que ya estaban otras partes de mi cuerpo y la verdad, que ese instante me puso mucho más cachondo de lo que ya estaba. También hubo alguna ocasión más, similar, donde ambos parecían verme, pero confié en mi escondite y continué observando.
Volviendo al juego, llegó el momento de las cadenas, ella sacó una fusta, agarró las cuerdas para atarlo, para atarle, para atarla, a la bestia ‘-Joder macho, qué poco original copiando el juego de Cecilia del vídeo con Chares y Teresa-’ ‘-Mira tío, paso de ti ya, no necesito guionista-’. A lo que iba… Atando a la bestia, sí, léelo otra vez, atando a la B E S T I A.
En ese momento ella empezó a hacerle de todo, le estuvo dando con la fusta golpes y caricias a partes iguales, se masturbó delante de él mientras permanecía inmovilizado y lo masturbaba al unísono, se sentó encima de su cara incluso. Él a cada minuto que pasaba parecía estar más y más alterado, no, no lo parecía, obviamente lo estaba, iba a explotar.
Cuando llegó el momento que parecía anunciar el final, el clímax, ella paró en seco, se dio la vuelta y volvió a mirar para mi ventana. En ese momento me quedé petrificado y ella, con toda la tranquilidad del mundo, me mandó un tierno saludo y echó la cortina sobre su ventana, una cortina opaca que no dejaba ver lo que sucedía tras ella.
En ese momento entendí tres cosas: Mi escondite no era tan bueno como creía, lo que habían firmado sería un consentimiento sobre los juegos que iban a usar, y que el mayor observado de aquella noche, sin lugar a dudas, había sido yo, desde mi ventana…
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Bueno, bueno, bueno. Espero que os guste y lo disfrutéis. En un principio no lo iba a hacer tan largo, al menos no con la idea que tenía en mi cabeza y que había ido madurando estos días atrás, pero ha sido comenzar a escribir y me liado la manta a la cabeza... Jajaja. Lo dicho, disfrutarlo y buen finde para todxs!!
PD: La foto incluida es propiedad de su autor, yo la he sacado de Google.