Bébeme
Cuando me expresó que sí quería, me excit3 muchísimo. Comencé entonces a bajar con mis dedos el tirante de su camisa de seda, mientras pasaba mi lengua por su clavícula que aún olía a canela y s3xo de la noche en el local. Frené mi boca a la altura de sus p3zones y mirándola a los ojos, succionaba lento, disfrutando del placer que había en su carita. -Sigue,- me pidió entre gemidos. Y obedecí encantada hasta llenarme de su Elixir.