ComicCon* Pt.1.

****f79 Hombre
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ComicCon* Pt.1.
Pablo recibió por su 45 cumpleaños dos regalos: el despido y el divorcio.
Aunque era un gran profesional y su currículum era envidiable, su empresa llevaba años flaqueando y la crisis del COVID19 la cerró definitivamente. Al mismo tiempo que la empresa, su matrimonio se había ido deteriorando y la convivencia que parecía mantener la relación se había roto completamente sin que nadie hubiera hecho nada por salvarla. No opuso resistencia y se marchó con dos maletas y una guitarra a un pequeñísimo apartamento de alquiler cerca de su casa para seguir viendo a sus hijos por las tardes. Aunque la separación fue amistosa, económicamente él se vio muy perjudicado.

Nunca había tenido una necesidad tan urgente de encontrar trabajo y, aunque le llamaban, no terminaba de encontrar en su campo y fue abriéndose a otras ofertas. Fuerte y guapo, su sobrepeso, las gafas, las primeras canas y la incipiente calvicie le daban un aspecto un tanto decadente a pesar de su espíritu alegre y decidido.

Y justamente fue esto lo que le animó a participar en un casting para una ComicCon. En aquellos tiempos se había puesto de moda una comedia protagonizada por un antihéroe cuarentón en decadencia, rubio, de ojos azules y en una forma fisica un tanto abandonada. Cuando le vieron, no hubo más entrevistas. Él no sabía que trabajar de figurante en estos eventos podía estar muy bien pagado. Depende de muchos factores pero si estás obligado a permanecer sin quitarte el disfraz por su complejidad o, si lo pones tú, su calidad. Si tu parecido con el personaje es tan llamativo... Con todo ello, las ofertas suben. Pablo lo necesitaba urgentemente y no se lo pensó dos veces. Al día siguiente le estaban probando el disfraz y firmaba el contrato para los mes que duraba el evento, además de alguna promoción adicional en eventos.

La cuestión era sencilla. Pablo tenía que llegar a las 6 de la mañana, pasar por vestuario y maquillaje para hacer una performance de 15 minutos cada dos horas y pasear por diferentes photocalls para hacerse fotos con los seguidores del personaje. Así, 12 horas con descansos intermedios y un par de horas para comer. Debido a lo costoso de poner y quitar el traje y el maquillaje, Pablo y otros cosplayers** se veían obligados a estar toda la jornada en el recinto para lo que contaban con una zona de descanso exclusiva para ellos. Por eso, y por el hecho de que la promoción del personaje estaba en su mejor momento, cobraría un buen sueldo por unas semanas de trabajo sencillo.

Pablo llegó puntual en su primer día y con el papel memorizado, lo que alegró mucho a los promotores que siempre tenían que perder el tiempo enseñando a jóvenes figurantes que no se habían molestado en leer la documentación. Le presentaron a su compañera, Silvia, una joven cosplayer que había logrado el papel de otra superheroína protagonista de la serie. Silvia era una joven universitaria rubia, de ojos verdes, alegre y pizpireta. Faltaba el personaje malvado de la serie que estaba en un rodaje promocional y llegaría más tarde. Entre los tres harían un equipo de trabajo que rotaría por los diferentes photocalls dejando tiempo para el descanso. Silvia y Pablo se saludaron amablemente y pasaron a maquillaje y vestuario. El equipo quedó encantado con ellos por lo fácil que hicieron su trabajo a pesar de ser novatos. Una hora y pico después aparecían los dos disfrazados. El equipo aplaudió al verlos actuar, realmente lo hacían muy bien. Pablo llevaba un mono negro de Lycra de cuerpo entero cubierto por piezas de goma imitando herrajes. Por encima una armadura de plástico y metal y un casco. Silvia llevaba un atuendo similar en rojo con botas altas de tacón y, en vez de casco, una tiara.

El comienzo del evento fue un éxito y Pablo gozó con Silvia de una gran acogida y felicitaciones. Pablo pensaba que todo se lo debía a Silvia y su espectacular aspecto. Con ese disfraz, su juvenil y turgente cuerpo resultaba tremendamente atractivo. Sus bellísimos rasgos, su pelo rubio y sus ojazos verdes cuidadosamente peinados y maquillados resultaban impresionantes. Cuando se colocaban en ciertas posiciones, Pablo no podía evitar mirarla. Era sencillamente espectacular.

Pasaron las primeras horas y se fueron al área de descanso. Como protagonistas de la serie más importante, tenían su propia zona de descanso. Se sentaron juntos a tomar un café charlando animadamente gracias a las felicitaciones que estaban recibiendo. Además de guapa, Silvia era un encanto, risueña y simpática. A Pablo le gustaba ver cómo se le achinaban los ojos al reirse y le salían hoyuelos en las mejillas.

Por efecto del café, Pablo notó la necesidad de ir al baño, se levantó y después de dar algunos pasos, se dio cuenta de que no sabía abrir el disfraz. Silvia se había fijado y sentada frente a él, separó las piernas, cogió una especie de etiqueta que había en el cinturón y tiró de ella dejando su pubis y labios completamente depilados ante sus ojos. Acto seguido, lentamente le enseñó cómo volver a colocarlo. Sin decir nada, se dio la vuelta y entró al aseo.

La imagen de Silvia con su sexo descubierto ante él permaneció en su cabeza el resto del día. A la jornada siguiente, Pablo tenía resaca y el recuerdo de Silvia se había desdibujado. Temprano se encontraron en la entrada, se dieron amablemente los buenos días y Pablo la invitó a desayunar. Al natural, era una mujer muy bonita de rasgos delicados y especiales. Después del maquillaje, era espectacular y su atractivo asombroso. Durante aquella segunda jornada, Pablo no pudo evitar quitar ojo de su cuerpo envuelto en aquella tela ajustada que realzaba sus formas.

Los jefes de la productora llegaron antes del descanso de la comida y Pablo y Silvia tuvieron que posar con todo el equipo de producción que era enorme. Hasta aquel momento, Pablo no se había acercado a Silvia, ni siquiera se habían dado la mano al conocerse. Sentir el cuerpo de aquella joven enfundado en aquella tela le excitó. Pasó su mano por su cintura, hicieron algunas poses mirándose, se rieron y cuando hicieron la foto de gran grupo, sus cuerpos se juntaron. Pablo puso una mano en su hombro y Silvia posó delante de él sacando la cadera. Notó su culo apretar contra él y le alcanzó el olor de ella, que inundó sus sentidos. Todas aquellas sensaciones le hicieron sentir un intenso calor mientras algo crecía apretando contra el cuerpo de ella. Silvia adoptó diferentes posturas sin separarse de él mientras los flases saltaban y Pablo, acorde al personaje que interpretaba, posaba pasmado, aunque en realidad él permaneció inmóvil ante la situación que estaba viviendo frotando su gran erección en la atractiva joven que lo acompañaba. Terminadas las fotos, Silvia permaneció delante de Pablo con las manos a la espalda masajeado suavemente su polla, mientras se despedían de ellos. A Pablo se le escapaban discretos gallos al hablar fruto de las caricias que ella le estaba proporcionando. Cuando quedaron a solas, ella cogió su mano y lo llevó tras el escenario.

-Pablo, llevas dos días mirándome el culo -dijo ella en tono serio-.
-Lo siento -Pablo, azorado, no acertó a decir nada más-.

Silvia se acercó a él y le beso con cariño al verle sufrir. Aquella candidez en un hombre maduro era lo que la encendía y frotó su pierna contra la entrepierna de él. El frufrú de la tela de los disfraces resultaba tremendamente excitante. Pablo la miró, la acarició y la besó en los labios suavemente. Ella tiró de él jugando con su lengua. Desgraciadamente, los incómodos disfraces y el poco tiempo disponible no les permitió continuar con su juego y volvieron a la zona de descanso para comer.

El resto de la jornada fue un continuo juego de poses, miradas, comentarios, risas y roces que les hacía arder por dentro. Terminado el día, pasaron juntos al vestuario, se fueron quitando lentamente los accesorios, guardándolos cuidadosamente y quedando sólo vestidos con los monos de Lycra. Los últimos empleados se despidieron mientras se desmaquillaban juntos mirándose al espejo mutuamente y el último vigilante de seguridad, al ver que les quedaba mucho, les avisó de que se iba a cerrar el lado opuesto, dando la vuelta al edificio por fuera aprovechando para fumar. Ellos no mostraron el menor interés y se despidieron mirándose de reojo en el espejo.

Ese cruce de miradas hizo que el pulso se les acelerase, sintiendo como si el corazón se les saliese del pecho. Al oír el portón cerrarse, saltaron los dos como fieras a la caza de la presa que andaban vigilando. Se agarraron las caras con fuerza para comerse a besos sintiendo como sus labios ardían. Él se enamoró de su olor. Ella se encendió más aún con la pasión de sus besos. Se excitaron mucho, pues sentían cada centímetro de sus cuerpos gracias al efecto fino y resbaladizo de la tela de sus monos. Pablo bajó sus manos para acariciar y abrazar el cuerpo que se apretaba contra el suyo. Sus pezones, pequeños y duros como dos garbanzos, se marcaban en la suave y fina tela creando una imagen tremendamente atractiva. Ella sintió el calor que emitía la entrepierna de él, donde comenzaba a notarse su erección. Las cuatro manos viajaban sobre la suave tela como helicópteros de rescate recorriendo sus cuerpos intentando localizar sus objetivos. Hacía mucho tiempo que Pablo no sentía una excitación así y ella era tan atractiva que no llegaba a creer lo que estaba viviendo. A su vez, Silvia estaba muy cachonda. Su afición por el cosplay era fruto de la atracción que le producía actuar como aquellos personajes y su estética. Aquellos monos de lycra, las botas altas de taconazo, el maquillaje excesivo, la actitud sexual que tanto le gustaba y podía dar rienda suelta en aquellos encuentros.

Él agarró su culo con las dos manos y tiró con fuerza. Ella separó sus piernas subiendo una pierna apoyándose en la cadera de él para acoplar su entrepierna a la erección que había notado con sus manos. Se miró en los espejos aún medio caracterizados y se excitó muchísimo al verse como aquellos superhéroes tan sexualizados. Sus bocas se unieron y ya no hubo marcha atrás. La electricidad que los unía generaba un campo de fuerza que los unía más y más por momentos. Con agilidad abrió la cremallera de la entrepierna de los trajes dejando al descubierto sus sexos. Cogió su polla para ir abriendo sus labios, cuya humedad extendió con el glande hasta frotar su clítoris con cada ida y venida. Pablo temblaba y ella, al sentir su excitación, le agarró con fuerza de la nuca y, besándolo se abalanzó sobre él metiéndosela hasta el fondo. Gimieron los dos con fuerza mirándose con los ojos totalmente abiertos y, como dos locos, comenzaron a besarse. Ella enganchó los tacones de las botas en los asideros del asiento y los usó como estribos para subir y bajar sobre él. Sin piedad, le folló como no le habían follado en su vida, cayendo libremente sobre su pubis hasta el fondo. A ella le encantaba aquella sensación y la cara de placer extremo de él aún la ponía más cachonda. Él agarró su culo con lascivia pero no podía seguir con el ritmo y la fuerza de ella, de modo que recorrió su cuerpo disfrutando del efecto y sensualidad de su disfraz hasta agarrar sus tetas, masajeándolas en círculo y tirando de sus pezones, que se marcaban irreverentes en la suave tela. Ella notó el poder que le otorgaba aquel uniforme y realmente se sintió como aquella superheroína. Era lo que más cachonda le ponía del mundo. Ese momento de poder sobrehumano, de placer inmenso, de sensualidad desmedida. Aquel pensamiento y el esfuerzo físico tensando sus músculos comenzaron a acumularse y notó la llegada del orgasmo. Se estiró, mirando hacia arriba, curvando su espalda y lo dejó salir subiendo desde el pubis, pasando por el abdomen, sus tetas, su cuello y emergiendo por su boca en una larga exhalación. Le miró a él, completamente ido y tenso hasta la fractura, y le dijo:

-Ahora vas a correrte para mí -y aceleró el ritmo y la presión-.

Con la respiración completamente agitada, a punto de hiperventilar, no le llegaba el resuello para gemir. La excitación que le provocaba ella le tenía fuera de sí, tenso y completamente inmovil. Notó bajo su pubis como iba aumentando la presión, apretó sus tetas dejando al aire sus pezones y al verlos, rosados y duros, empujado por un deseo feroz, se estiro para morderlos con avidez. Aquello fue la gota que colmó el vaso de su placer y sintió poco a poco, como bombeado por los movimiento de ella, se derramaba dentro de ella con una sensación cálida y húmeda que llenó el espacio de un olor especial. Silvia se sintió plena y, con la excitación provocada por la sorpresa del mordisco en sus pezones, volvió a correrse mientras sentía su vagina destilar aquella cálida humedad.

Silvia, aún jadeante, se quedó a horcajadas abrazada sobre Pablo sintiendo como su respiración desbocada iba relajándose con la cabeza recostada entre sus tetas. Pablo pasó sus brazos alrededor de la estrecha cintura de Silvia y se dejó abrazar, aquel abrazo recostando su cabeza en su pecho le produjo un placer enorme. Cuando oyeron los portones abrirse, se separaron y rápidamente, cada uno junto a su perchero, se quitaron los disfraces y comenzaron a vestirse mirándose con picardía y complicidad. Pablo no podía separar sus ojos de ella. Ella no podía dejar de sonreír pensando en el deseo que él demostraba por ella. El vigilante de seguridad los llamó desde la puerta, ellos salieron del vestuario sonriendo y se despidieron hasta el día siguiente.


ComicCon es el nombre que reciben los eventos centrados en el mundo del cómic y sagas de ficción famosas.
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Cosplayer (del inglés costume player, actor disfrazado) es el nombre que reciben los aficionados que se disfrazan de sus personajes favoritos con gran nivel de realismo actuando en eventos y animando actos promocionales. Gracias a las redes sociales, algunos logran vivir profesionalmente de ello con cientos de miles de seguidores.
******r63 Hombre
2.694 Publicación
Magnífico nuevo escenario para otra intensa saga de esas que nos encandila, excita y mantiene ávidos de la siguiente entrega, estimado @****f79 . Bravo por esa imaginación y la forma de desarrollarla y acercarla a nosotros. 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼
***ia Mujer
586 Publicación
Ese poder que te da meterte en un personaje que te quita la coraza propia.
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