ENTRE MUJERES- 26. Flora
Volvió a tener sensación de extraño. No eran los cinco grupos de escalones. Eso lo podía sobrellevar. Se trataba de la impresión que el piso lo empujaba. Como si aquellas paredes y él fueran antagónicos. El apartamento de Denise lo había recibido con calor. Le parecía que las casas elegían a dueños y huéspedes. En algunas entraba mientras las paredes le sonreían. Así pasaba en el picadero. Aquellos tabiques, los suyos, se asemejaban a murallas. Ni él ni el piso se gustaban.Ahora solo, abandonado, otro golpe. Pedro ya había estado en el infierno. Remedo de Bukowski, se reconocía en el escritor de “ La senda del perdedor “. Compartía los años de granos, el carácter solitario, el ansia desmedida de hembras. Lo diferenciaba la estabilidad en el trabajo, que luego Bukowski lograría en su “ Cartero “. Lo igualaba de nuevo el momento. El profesor se hallaba entre mujeres, esas que Chinaski contaría en “ Mujeres “. Pensó que poco le faltaba. Lo siguiente, jugar con la vecina. Camuflado.
Flora era fea, en sus cuarenta, sin atisbo de nalgas, como reverso de Blanca. Con las pupilas en broma y risas, la vecina lo fijaba de menos hombre por dejarse abandonar por su joven mujer, aquella sueca única. Pedro se puso otra capa y escribió el nombre en la aplicación: Flora García Chumino. Y allí estaba la casada burlada, burladora, burlona. Decidió atacar desde la espesura, divertirse, reírse, mudar la realidad:
—Me encantas, chochete. Te he visto hoy por la calle, con ese legging que marcaba tu bollo y tu espléndido culo. Al llegar a casa me he hecho un pajote. La leche no paraba de salir de mi polla. Cariño, eres única.
Así, a lo duro y al engaño, entraba Pedro, sin esperanzas de respuesta. Al cabo de diez minutos, la sorpresa
--tu estas muy avurido o que, tu vida...deves ser un viejales...Marianooo
El profesor, patidifuso. Esa Flora poco tenía que ver con la Roxana de Cyrano, le faltaban letras para armar el nombre de la amada del espadachín.
--Florita, nada de anciano, al contrario cariño, un tío en los 30 con un pollón que gotea por tu culo.
--quien eres… Mariaaanooo...- se preguntaba sin interrogantes la fronteriza de piso.
--Me conoces, chochete. Te he visto en la pescadería de Petra muchas veces.
– eres del bario, mariaaanooo…–seguía sin erres dobles la mofada.
--Me la he pelado muchas veces con tus piernas y tu culo –le metió sin frenos y con embuste el filólogo, anonadado por el desbarajuste que las nalgas exangües cursaban en las letras.
--di quien eres si eres tan macho como dices ombre.
--Un tío al que sólo de verte se le pone el cipote a cien...y no le queda más remedio que soltar toda la leche soñando con tu chumino, mi querida García Chumino –-le soltó Pedro a pelo y a risa.
--tu no me conoces.....no sabes de mi mucho mas..que mis fotos...que siges..mis publicaciones. te equivocastes.
--Chochete, ya te he dado datos para demostrar que te conozco. Por cierto, tienes un culazo.
--yo lo tengo todo....lo que quiero cuando quiero yo..mi culo.,,ya tengo a mi marido que me cuida. Y cuando él no está, tengo tíos de verdad, que dan la cara.
--No me extraña, con lo buena que estás. Además la debes chupar muy bien.
--de lo mejor, viejales...jajaja esperate asentado.
El profesor, turulato por ortografía, se rehizo y cual Cyrano esgrimió sus letras…
--Chochete, te envio unos versos dedicados a tu culazo, HEMBRA.
Y juntando cuatro palabras les dio forma de verso:
“Mis cojones, beodos por la fragancia de tu ano,
imaginan que el chocolate de tus nalgas brama “Mariano”
para llenarlos de leche, ansiando un abrazo de tu culazo.
Mi falo, guiado por el perfume de tu fosa,
se vuelve de morcillón a dura polla, Flora,
para señalar el sendero de tus nalgas, “ peazo “ culazo. “
--discursos, viejales --acotó la vecina.
Descolocado, Pedro pensó en el viejo Chinaski con aquello de que las mujeres cuanto más guarras mejor. La Flora vecina lo cumplía bien. Era una hembra sucia, hasta de letras. Pedro se había sentido burlador. Trocador de culos y piernas. Fabulador cual Cyrano falso, Don Juan en su rol.